🇩 🇴 🇸 

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El ambiente que se había formado en el bosque en apenas un instante era pesado y para nada agradable

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El ambiente que se había formado en el bosque en apenas un instante era pesado y para nada agradable. Los lobos no estaban muy contentos con que Isabella hubiera cruzado la frontera y estuviera paseando por allí tan despreocupadamente.

El gran lobo negro frente a ella gruñó con molestia y desapareció entre los árboles, segundos después el fornido cuerpo de Sam Uley se hizo presente en el lugar. El resto de cambiaformas imitó al alfa salvo algunos que no confiaban en la vampiresa. Paul Lahote era uno de ellos.

Los oscuros ojos de Sam observaron con cautela a la menuda joven frente a él.

— ¿Y bien?

A pesar de intimidarle un poco la cantidad de lobos que eran y el tamaño éstos, Isabella guardó la compostura, quería verse valiente y confiada frente al grupo del que quería ayuda.

— Lo diré directo y simple—formuló—, quiero matar a Aithne y necesito vuestra ayuda.

El silencio mortal hizo presencia cuando la vampiresa terminó de hablar, algunos de los presentes habían abierto los ojos ante la sorpresa que aquella petición les había causado. Sam quedó callado durante varios minutos, cuando Bella pensó que iba a aceptar, el alfa soltó una sonora y fuerte carcajada.

— ¿Por qué siquiera íbamos a pensar en ayudarte, Bella?

La cara de Isabella se endureció, sus cejas bajaron y su casi invisible sonrisa desapareció.

— Eso es muy fácil—comenzó de decir—. La única razón por la que no habéis matado a Renesmee es porque Jacob se imprimó de ella, pero que yo sepa también hay una niña igual que mi hija en el pueblo, y nadie está imprimado de ella.

El rostro de los presentes se tensó, aquello que la vampiresa había dicho era una total verdad, además ya todos se habían enterado que tanto madre e hija habían decidido no abandonar el pueblo por un tiempo.

— ¿Por qué siquiera vendrías a pedir nuestra ayuda? Puedes matar a la niña tú sola—volvió a responder el alfa.

— Eso tiene una respuesta muy simple. Xanthe no dejará que me acerque a su hija, por lo que necesito deshacerme de ella también. Xanthe debe morir al igual que su hija, solo esa es la única forma de que todo vuelva mas o menos a la normalidad.

Paul Lahote, aún en su forma lobuna giró su rostro con descontento, Embry Call hizo lo mismo mientras apoyaba su parte trasera en el suelo, se había sentado y ahora gruñía hacia el pálido rostro de Swan.

— Xanthe no nos ha hecho nada—Sam Uley se estaba comenzando a hartar de aquella situación.

Bella se había esperado que aquello sucediera, era por eso que se había encargado de complicar las cosas para su querida hermana. La mayor era consciente de que, dado el gran amor de la pelinegra por ese pueblo, nunca cazaría a nadie de la zona, y mucho menos cuando eso le causaría problemas a personas como Carlisle, Esme o incluso Renesmee, por eso había comenzado a cazar lejos de allí, recorriendo largas distancias para evitar problemas en Forks.

Cuando llegó a Forks, lo primero que hizo fue atacar a varios humanos que vivían en la entrada al pueblo. Bella podía decir sin ninguna restricción que había sentido una excitante sensación de satisfacción, pudo sentir la adrenalina recorriendo cada extremidad de su cuerpo y la felicidad que aquella sangre le había provocado. Isabella ahora culpaba a los Cullen de no haberla dejado probar tan exquisito alimento antes.

Obviamente la manada de Sam sabía sobre esto, más que nada porque uno de las victimas era uno de los familiares de Lahote, siendo éste el más empeñado en matar a la sabandija que se había atrevido a venir a cazar a Forks.

— ¿Estás seguro de que no os ha hecho nada? Sam, Xanthe es la única vampiresa que se alimenta de sangre humana y que vive en Forks en éste momento. Es la única cuyos ojos son rojos como la misma sangre, es el peligro que tenéis que destruir.

Isabella Swan desapareció tras decir aquello, la manada estuvo días y días pensando sobre lo que la contraria les había dicho. Sam Uley era el que más conflicto tenía al respecto, si bien no le agradaban los vampiros y mucho menos los que se alimentaban de sangre humana, Xanthe nunca le había hecho nada a nadie. Incluso recuerda la leve interacción que tuvieron cuando Bella había desaparecido en el bosque, cuando Cullen la abandonó. La pelinegra había mantenido una buena actitud y no se comportaba como la típica adolescente irritable, a Sam Uley le agradaba Xanthe Swan. Sin embargo, todo aquello que contaba la mayor de las hermanas sí suponía un problema, y estaba totalmente seguro de que su efectividad como alfa se vería cuestionada si dejaba pasar las muertes de inocentes pueblerinos por la simple razón de que Xanthe Swan le caía bien.

El alfa también tuvo en consideración lo que sentía Paul, el contrario había hecho varios atisbos de querer salir corriendo hacia la casa del jefe de policía y terminar con todo aquello de una vez.

A pesar de haberlo dudado en incontables ocaciones, Sam Uley decidió ir en busca de Isabella Swan en cuanto la decisión de la mandada se dio a conocer. La vampiresa les había dicho que se encontraría en Seattle y que fueran a verla sin importar cuál fuera su decisión. Sam sospechaba que si su respuesta era negativa, la contraria tendría un as bajo la manga que sacar en contra de su hermana.

El clima del lugar era extremadamente caluroso y el Sol se alzaba a lo lejos el día que el alfa llegó, no tenía forma de contactar con la vampiresa por lo que tuvo que esperar hasta que la luna subió para buscar Bella con mayor facilidad. Isabella lo había olido hacía horas pero no podía salir de su escondite hasta que el día acabó. La luna en lo alto había sido su luz verde para recorrer las calles de Seattle y reencontrase con el cambiaformas, la de menor estatura estaba eufórica de verlo allí, daba igual su respuesta, lo había conseguido frustrar lo suficiente como para que se encontrara tan lejos de la manada en aquel momento.

— Bueno verte de nuevo, Sam.

Un bajo gruñido se escuchó por parte del licántropo, no le hacía ninguna gracia Bella Swan y mucho menos ahora, sin embargo y quizás esta era la única forma de que las cosas se calmaran de una vez y volvieran a la vida tranquila que llevaban hasta hacía unos años.

— ¿Os habéis decidido?

El oscuro cabello de Sam se movió hacia su rostro cuando el mayor asintió.

— Sólo una cosa antes que nada.

— ¿Qué?

— Bella, sabes que esto puede acabar o muy bien, o muy mal para ti.

La vampiresa rodó los ojos.

— Mi destino no debería preocuparte.

— No pienses cosas raras, no lo hace. Era solo un comentario.

— ¿Qué habéis decidido?

Sam soltó un suspiro antes de hablar.

— Lo haremos, te ayudaremos a matar a Xanthe.

DESIRES; edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora