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Se podía escuchar el rápido palpitar del corazón de ambas híbridas, también se notaban los veloces golpes que daban las patas de los animales salvajes que huían del lugar

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Se podía escuchar el rápido palpitar del corazón de ambas híbridas, también se notaban los veloces golpes que daban las patas de los animales salvajes que huían del lugar. Ambas niñas podían ver claramente que siquiera los animales querían quedarse en aquel lugar del bosque.

Aithne estaba junto a Renesmee, quien descansaba su cabeza en el hombro de la contraria mientras se abrazaban con fuerza. La menor de ambas no quería soltar a la mayor, a pesar de conocerse desde no hacía mucho, Renesmee la quería, y desde que entendió lo que su madre quería hacer no dudó en ofrecerse para protegerla. Esme no se esperaba que las niñas se tomaran cariño tan rápido en tan corto periodo de tiempo, más no se quejaba, al fin y al cabo eran familia y ambas se necesitaban.

Ambas híbridas estaban abrazadas junto a Leah, la loba había sido convencida por las niñas para ejercer de almohada. Sorpresivamente aunque se quejara y al principio se negara, terminó por acceder. La vampiresa presente no se esperaba tal reacción.

El sonido de la pelea se escuchaba, no muy bien debido a la distancia pero aún así podían oír lo que sucedía no muy lejos de allí. Esme había intentado hablar de otras cosas, había pasado largo rato contándole a sus nietas historias de su vida como humana, así como lo que pasó una vez se convirtió en vampiro y los distintos destinos en los que estuvo. Aithne tenía un brillo especial en sus ojos, Renesmee sonreía ante las palabras de su abuela; Habían sido capaces de olvidarse de la pelea, de aquellos estruendos que llegaban a sus oídos cada vez que un árbol se rompía.

La tranquilidad era algo que en la vida de los Cullen no duraba mucho tiempo, y en aquella ocasión no sería distinto.

El olor de un lobo se hizo presente, uno que Esme no reconocía pero que Leah sí, un olor que la fémina detestaba con cada parte de su ser. Su cuerpo se tensó, levantándose con cuidado para no hacer daño a las niñas antes de gruñir en dirección al lobo contrario. Esme se colocó frente a las híbridas con rapidez.

Brady Fuller observaba a Aithne, ignorando a las adultas o cualquier advertencia por parte de éstas. El lobo estaba furioso, tanto que el pelaje de su lobo se había elevado. Gruñidos bajos era lo que su boca soltaba, intentado que Leah se apartara.

Leah no se apartó.

Fuller avanzó con rapidez, gruñendo y abalanzándose contra Leah en un abrir y cerrar de ojos. La loba no dudó ni un instante en contraatacar, haciendo lo posible para ir alejándolo a medida que los mordiscos se hacían más y más constantes; Esme tenía ambos brazos abiertos frente a los niñas, Renesmee había sido empujada hacia atrás por Aithne, quien se había negado a dejar que la menor estuviera frente a ella. Aithne la estaba protegiendo.

El lobo era más fuerte que Leah, mucho más fuerte y aquello estaba resultando en la victoria del macho. Esme quería intervenir, más tenía que intentar alejar a las niñas de lugar, no las podía dejar cerca.

Brady Fuller claramente no tenía lo mismo en mente. Sus largos colmillos reluciendo cuando los clavó en el lomo de Leah, escuchando algo crujir y un aullido lastimero salir de la garganta de la loba. Su cuerpo fue levantado por la misma boca que la tenía apretada antes de ser lanzada contra una gran roca mohosa.

Fuller sonrió internamente al ver que Clearwater no se levantaba, sus ojos cerrados y la sangre brotando en su claro pelaje.

Su vista volvió a ambas híbridas, ahora poniendo total atención en la vampiresa que se interponía en su camino. Un gruñido bastó para que Esme mostrara sus afilados colmillos, sus dorados ojos brillando con furia, más claramente se podía notar el desespero.

El lobo fue el primero en atacar, haciendo que la Cullen tuviera que alejarse de las niñas para evitar que fueran lastimadas por el encuentro. Esme recordaba pelear hacía algo más de un año con aquellos neófitos, como tuvo que proteger a su familia y Bella en aquel entonces. A Esme no le gustaban las peleas, no le gustaban aquellos encuentros y siempre prefería solucionar las cosas de una forma menos violenta. Sin embargo, ahora había sido involucrada en dos encontronazos en menos de dos años y todo por culpa de una sola persona. Isabella Swan era la causante de que aquello estuviera sucediendo.

La primera vez fue por protegerla, ahora es para protegerse de ella.

Esme amaba a Aithne, de la misma forma que amaba a Renesmee, ambas eran sus nietas y no tenía preferencia por ninguna, las quería a ambas por igual, por lo que lucharía por mantenerlas a salvo a las dos.

Brady era fuerte, Esme lo sabía. Jacob Black se había encargado de informar a su familia todo sobre los lobos que formaban parte de la manada de Sam y Brady era sin duda uno de los más fuertes entre ellos. La vampiresa lo estaba comprobando en aquel momento, cuando el lobo había conseguido tumbarla y apretar sus patas en su pecho con fuerza, evitando que se moviera. La vampiresa hizo el amago de tomar el cuello del lobo, más este saltó y la dejó libre. La fémina quedó algo confusa, sin saber el porqué la había dejado ir con tanta facilidad. No fue hasta que un grito agudo llegó a sus oídos, consiguiendo que su muerto corazón se estrujara.

La boca de Fuller estaba siendo apretada con fuerza en el hombro de Aithne, la sangre comenzando a brotar a través de la fina tela de su ropa mientras lágrimas se acumulaban en sus ojos. Renesmee había sido empujada por la mayor cuando ésta se dio cuenta de la dirección que el lobo había tomado, dejando que su hombro fuera atrapado por el licántropo.

Renesmee no dudó en acercarse para ayudar a su media hermana, pegando patadas y golpes en el rostro del lobo. Ninguna de las dos podía hacer nada por la falta de fuerza, aún no tenían la fuerza promedio de un vampiro. Esme estaba estática, siendo amenazada por la mirada de Fuller para evitar que se acercara, la vampiresa sabía que si avanzaba lo más probable era que la boca del lobo se cerrara al completo y tirara del diminuto cuerpo.

— Aithne—el suave sollozo de Renesmee hizo que las lágrimas empaparan el rostro de la cobriza.

— Estoy bien, Nessie. Aléjate, por favor.

Fue en el momento que la mayor de las híbridas iba a hablar que la presión en su hombro desapareció, sus piernas temblaron y cayó al suelo con un golpe seco. Esme no tardó en acercarse para socorrer a la niña, mirando hacia arriba y observando como su hijo acababa con la vida del lobo.

El cuerpo de Isabella fue el siguiente en entrar en su campo de visión, siendo cruelmente golpeado contra la misma roca en la que la inconsciente forma licántropa de Leah se hallaba. Una cabellera pelinegra se hizo presente, siendo perseguida por el sonido de la pelea que parecía acercarse cada vez más al lugar.

Los rojizos ojos de Xanthe se dirigieron a la herida de Aithne, un gruñido escalofriante brotando de su garganta.

— ¿Quién mierda le hizo daño a mi hija?

DESIRES; edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora