🇩 🇴 🇸 

41.2K 3.7K 1.2K
                                    

Xanthe estaba segura de dos cosas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Xanthe estaba segura de dos cosas.

La primera, Forks seguía siendo el mismo pueblito fantasma que recordaba, aburrido y sin vida.

La segunda, su hermana había hecho algún tipo de pacto con el diablo como para tener a dos Adonis detrás de ella.

En ese momento, la pelinegra estaba esperando junto al coche de Edward mientras observaba como Isabella hablaba con un muy crecido Jacob Black mientras el joven Cullen pareciera que iba a saltarle al cuello en cualquier momento cual perro.

Era el dieciocho cumpleaños de la mayor y el primer día de clase de la menor. Había visto a Bella asentir ante algunas felicitaciones que recibió por el camino, ¿se podía ser más insípida?

El ambiente se volvió aburrido para la pelinegra, por lo que decidió acercarse hacia la pareja que hablaba entre susurros.

—¡Pequeño Black! —saludó una enérgica Xanthe hacia el de tostada piel. El nombrado se giró, sorprendiéndose al verla—. Por tu cara puedo que nadie te dijo que había vuelto.

El licántropo salió de su embobamiento y se acercó con rapidez hacia la pelinegra, ignorando por completo que casi tira el regalo que le acababa de hacer a la mayor de sus manos.

—No has cambiado nada —admiró el joven.

—Tu sin embargo ahora eres caliente —celebró, el casi invisible sonrojo en el contrario causó una enorme sonrisa en el rostro de Xanthe—. Dime, Black, ¿sigues detrás de mi hermana o te apetece probar carne más joven?

—¡Xanthe! —el regañó de su hermana fue fuerte, más éste fue opacado en su mente por la cautivante y disimulada risa que acababa de escuchar a su espalda. La pelinegra se giró y le guiñó un ojo al cobrizo con descaro.

—¿Qué? Ya estás vieja, con tu suerte en unos años ya te conviertes en una pasa.

El rostro de Isabella palideció.

—Eso no es verdad —el pánico en su voz era notable.

—¿Qué te pasa? Admito que eres rara pero no hasta tal punto —pasando uno de sus brazos por los hombros de la más pálida, susurró—. Estaba de broma, Isabella, nadie puede convertirse en pasa, así que no tengas miedo.

Bella infló sus mejillas cuando descubrió que su hermana menor se estaba burlando de ella, tanto Edward como Jacob intentaban mantener un rostro serio frente a los comentarios de la pelinegra.

—¿Por qué no vas a buscar tu horario? —sugirió la contraria.

—No, estoy bien. Me gusta ver este futuro triángulo amoroso.

Isabella abrió los ojos como platos, abriendo y cerrando la boca sin saber qué decir. Jacob Black sonreía con burla hacia el cobrizo que, por su parte, había adoptado un rostro serio. Xanthe mordió el interior de su mejilla al ver la expresión del adolescente pálido, aquello era extremadamente atractivo. Con rapidez, su mente viajó hacia lo que había hecho el otro día en el baño de su casa. Edward entró en pánico al leer sus pensamientos.

—Bella tiene razón, Xanthe —concordó el vampiro—. Si no tienes los horarios antes de que suene el timbre, no podremos acompañarte.

La mayor celebró en su interior al ver marchar resignada a su hermana.

La recepción no quedaba muy lejos, sin embargo la pereza que sentía al tener que buscar su horario se hizo presente en su andar, parecía que alguien había añadido kilos y kilos de cemento a sus pies.

A su lado se colocó una joven de altura parecida a la suya, oscuro cabello marrón y azulados ojos que la miraban con una capa de brillo en ellos. Ambas siguieron caminando sin decir palabra alguna, la expectación en el rostro de la desconocida provocaba curiosidad en Xanthe.

—Aunque deba admitir que eres mi tipo, tienes pinta de ser una bottom y la verdad no me apetece hacer el trabajo yo sola, así que búscate a otra.

La ojiazul se detuvo de golpe, Swan la imitó.

—¡No me acerqué por eso! —contestó con indignación.

Xanthe hizo una mueca.

—Vaya, que pena... yo pensé que ibas a decir que trabajabas por igual.

El rostro de la joven había adoptado un intenso color rojo que causó diversión en la menor Swan.

—¿Eres Xanthe Swan, no?

—La misma.

Ignorando lo anterior sucedido, se presentó.

—Soy Jessica Stanley, algo así como amiga de tu hermana pero no le hagamos mucho caso a ese tema.

Las palabras salían con rapidez de la boca de Jessica, Xanthe soltó una carcajada ante lo dicho.

—Hmm, creo que tú y yo nos llevaremos bien, Jessica.

—¿A dónde vas?

—A por mis horarios, ¿te unes o tienes cosas más importantes que hacer?

Jessica miró hacia atrás durante unos segundos antes de volver su vista a la pelinegra y negar.

—No, no, voy contigo. Dime, ¿qué edad tienes? No luces mucho menor que Bella.

—Diecisiete, sólo un año menor.

—Admitiré que tu aspecto es mejor —soltó sin darse cuenta, la tensión cruzó su cuerpo.

Para su sorpresa, Xanthe volvió a reír.

—Lo sé, es demasiado obvio —alardeó—. Creo que nos vamos a llevar bien, Jessica. Aún más si me cuentas cómo es que el muermo de mi hermana está saliendo con el chico del nombre feo.

Stanley juntó ambas cejas en confusión.

—¿El chico del nombre feo? ¿Te refieres a Edward Cullen? —Xanthe asintió, pidiéndole los papeles a la recepcionista con rapidez para volver a centrar su atención en la mayor mientras esperaba—. La verdad no tengo idea de cómo pasó, los Cullen no solían ni suelen relacionarse con nadie que no esté entre su grupo familiar. Fue bastante extraño ver como, en pocas semanas, Bella se hizo paso entre ellos y ahora es prte del grupito.

Xanthe pudo notar cierto tono celoso en su voz, provocando que una enorme sonrisa se colara en su rostro. Tomando los papeles que le entregaba la mujer de mediana edad, salieron ambas del lugar, caminando con tranquilidad por los pasillos en espera de la hora de comienzo.

—Dime la verdad, no te cae bien mi hermana, ¿no?

Jessica decidió ser directa.

—No.

Y Xanthe decidió hacer lo mismo.

—Te seré sincera, a mi tampoco —confesó—. Es por eso que me quiero tirar a su novio.

DESIRES; edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora