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¿Por qué tenía que ser tan jodidamente aburrida la clase?

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¿Por qué tenía que ser tan jodidamente aburrida la clase?

Xanthe estaba sentada al final del aula, garabateando palabras al azar mientras de fondo escuchaba la voz de su profesor de inglés que explicaba algún tema en particular.

Jessica la había abandonado tras dejarla en el salón, ya que al ser un año meno no compartían ninguna clase juntas. Sin embargo le había asegurado que volvería a por ella en cuanto la clase finalizara y la ayudaría a familiarizarse con el edificio.

Algunas personas habían girado la cabeza en cuanto entró, más los entendía, al fin y al cabo era la chica nueva y hermana de la novia de Edward Cullen. Xanthe no podía comprender el porqué de la popularidad de aquel apellido, al parecer no sólo el atractivo joven era muy bien conocido, sino que el resto de su familia también; Jessica había prometido explicarle todo cuando le presentara al resto de su grupo durante el descanso para almorzar.

Su mente viajó al Black que había podido volver a ver aquella mañana, Jacob había crecido y su altura se había disparado dejando a Xanthe a la altura de sus hombros; su rostro lucía algo más madura y el bronceado tono de su piel se había intensificado levemente. Sin embargo seguía con aquella horrible melena larga que tanto odiaba la menor de los Swan. También estaba el problema del horrible enamoramiento que tenía el pobre chico con la desagradable de su hermana mayor.

¿Habría alguien con incluso peor gusto?

Xanthe movió su cabeza de izquierda a derecha, recordando al cobrizo que había llamado su atención y que salía con su hermana.

«Efectivamente, hay alguien con peor gusto que tú, pequeño Black»

Un suspiro se escapó de sus labios, ¿podría salir algún día con Jacob, verdad? Necesitaba algo de distracción mientras intentaba conseguir al Cullen. Por lo que sabía, lo más probable era que Isabella despareciera aquella noche y se fuera con la familia de su noviecito a celebrar su dichoso cumpleaños.

En cuanto el final de la clase llegó, Xanthe se presentó frente a Jessica quien la esperaba junto al marco de la puerta. Una pequeña sonrisa fue lo que se dedicaron mutuamente antes de comenzar a caminar hacia el edificio 5, en donde Xanthe tenía trigonometría.

La pelinegra había esperado conocer a alguien interesante durante alguna de sus clases, pero la decepción la había atacado fuertemente en el momento que se dio cuenta que los habitantes de Forks tenían la palabra aburrido escrita en mitad de la frente. Había intentado entablar conversación con quienes consideró menos aburridos, únicamente para terminar sonriendo forzosamente y retirarse de vuelta a su lugar.

Jessica parecía ser la excepción, tenía algo más de vida que el resto y conseguía seguirle el hilo a todas y cada una de las conversaciones que mantenía con ella; En aquel momento ambas adolescentes estaban camino a una mesa ocupada por dos chichos, uno asiático y otro rubio, y una joven de pelo negro que llevaba unas gafas de color claro.

—Chicos —llamó Stanley al llegar con su bandeja de comida en las manos—, esta es Xanthe Swan, la hermana de Bella.

Los tres jóvenes la miraron directamente, provocando que una de las perfectamente delineadas cejas de la menor se alzara desafiante.

—¡Hola! —la chica fue la primera en cortar—, soy Ángela, encantada de conocerte.

La mayor irradiaba un aura agradable y desprendía cierta amabilidad que, sorpresivamente, agradó a la menor.

Los otros dos se presentaron como Eric y Mike, ambos tenían una conversación sobre alguna extraña cosa de internet que sus mayores pidieron que ignorara.

—Ignóralos, la mayoría del tiempo no sabemos de qué hablan —explicó Jessica.

Xanthe rió antes de volver a poner su sería expresión.

—Bien, háblame sobre los Cullen, no vine aquí para charlar sobre flores y mariposas.

—Bueno, ¿por dónde empiezo? —con una mano en su barbilla y el codo apoyado sobre la mesa, Jessica Stanley comenzó a contar con una sonrisa poco confiable en el rostro. Xanthe levantó la comisura de sus labios con levedad—. Primeramente, los Cullen son los hijos adoptivos del doctor Carlisle Cullen y su esposa, se mudaron aquí desde Alaska hará unos cuantos años.

» Estaban siempre muy juntos y rara vez se relacionaban con nadie hasta que llegó tu hermana. Mira —al comedor estaban entrando los Cullen y su hermana—, Alice y Jasper son la chica de cabello oscuro que camina dando saltitos y el rubio que parece estar tenso.

Xanthe los observó a ambos fijamente.

—No había visto a alguien estar tan recto desde que mi exnovio se tropezó y su culo terminó clavado en un cono de tráfico —soltó la pelinegra.

Ángela se atragantó con el agua que estaba bebiendo al escuchar las palabras de la menor.

—¿Cómo...

—Mejor no preguntes.

Jessica continuó: —Emmett y Rosalie son los siguientes, el chico grande junto a la rubia que parece modelo.

Xanthe estaba impactado, la belleza de esa tal Rosalie la había cautivado por completo.

» A tu hermana y a Edward ya los conoces.

—Entonces...mi hermana llegó y se metió en ese grupo de adolescentes que no quería saber nada con el mundo, ¿verdad?

—Correcto —afirmó Jessica.

—¿Y ninguno de los cinco se ha dado cuenta de la clase de persona que es mi hermana? —preguntó con completa indignación la menor.

—¿A qué te refieres?

—Bueno, Isabella, dentro de las cosas más leves que ha hecho durante todos estos años, ha estado intentando desde que éramos pequeñas que nuestros padres centraran toda su atención en ella y me ignorarán a mí.

Mike y Eric habían sido atrapados por la curiosidad y se habían girado para prestar atención a la pelinegra.

—¿Hablas en serio? —preguntó el asiático.

Xanthe asintió.

—¿Por qué mentiría? No vale la pena. Debo admitir que hizo un buen trabajo, mi madre le creyó completamente y ahora apenas puede ni verme.

—Espera —interrumpió Ángela—, Bella nos contó que fue por actos "indebidos" tuyos que vuestra madre te mandó a Forks.

La pelinegra soltó un pequeño suspiro y sonrió con amargura.

—Decidme, ¿cuánto pensáis que podéis creer de las cosas que dice mi hermana? —el silencio se apoderó de la mesa, quienes mostraban una expresión algo compleja—. Sí, admito que disfruto mucho de mi juventud y el sexo, eso no lo voy a negar porque es una realidad. Pero, ¿cómo creéis que todas las cosas que hice durante mi convivencia junto a mi madre salieron a la luz y acabaron en sus manos?

» A mi me podréis considerar un demonio si queréis, pero dejadme advertiros...Isabella Swan no es una santa.

DESIRES; edward cullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora