Todavía

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Disclaimer: Los personajes no me pertencen, solo la historia y aquellos a quien no reconozcan son míos. 

Nota: Negritas en ruso. 

Todavía espero a que vuelvas un día. Todavía me siento en mi puerta en las tardes para verte llegar, todavía aquí estoy...Todavía. Todavía no altero los planes que hicimos. Todavía te quiero aún más que a mi vida, no te puedo olvidar, todavía hay amor...Todavía. — Pandora

Natalia Alianovna Romanova era el nombre de la chica que recibía el título de la Viuda Negra. La espía perfecta de la KGB, la joven que había sido alterada y modificada al antojo de la Unión Soviética para conseguir todos sus propósitos de dominación mundial. No era más que una jovencita de 17 años, que había pasado los últimos 15 en las manos de la Sala Roja, había sido moldeada para seducir, matar y conseguir cumplir con eficacia cualquier misión que le pidieran. Hasta hacia menos de un año, la joven Natalia funcionaba como una máquina de matar sin sentimientos hasta que conoció al Soldado del Invierno, el arma secreta de H.Y.D.R.A. que fue intercambiada por secretos nucleares de Irán a Rusia. El hombre no tenía consciencia de quién era o lo que hacia, pero no fallaba ninguna misión. Así que fue asignado como compañero de la letal Natalia, que pronto terminaría su entrenamiento.

Cuando se encontraron para su primera misión no fue necesario tener palabras entre ellos. El "asset" hablaba poco y Natalia no estaba segura de que decir. Ella que siempre se defendía y se alejaba de los hombres, se sentía atraída hacia él. Terminaron en la cama, en una noche de sexo desenfrenado y algo violento. Natalia estaba acostumbrad a que los hombres hicieran lo que quisieran con ella en la cama porque la habían entrenado justamente para eso. "No eres más que un objeto, no mereces disfrutar nada, mantente satisfecha con terminar el trabajo" había dicho Madame B, así que la chica lo había seguido al pie de la letra, hasta que conoció al Soldado del Invierno. El hombre le habría los ojos a Natalia en el sentido de la sexualidad: le enseñó a disfrutarse a si misma y a llegar al orgasmo. A pesar de que no hablaba, sus gemidos y gruñidos se volvieron los sonidos que Natalia necesitaba, pero no supo en que momento las cosas comenzaron a cambiar entre ellos y los follones en los callejones se volvieron noches escondidas en moteles, llenándose de besos y durmiendo el uno en brazos del otro.

— Quiero saber algo de tí — exigió Natalia medio adormilada — algo que nadie sepa, algo que sea solo mío.

— Mi nombre es James — fue lo único que dijo el soldado, antes de besar su hombro.

Natalia aprendió que podía enamorarse solo de un nombre, pero había cosas mucho más allá de su propio entendimiento y del de James. Poco a poco el hombre que regresaba a ella era más un hombre y menos una máquina de matar. Iba recordando cual era su pasado, antes de H.Y.D.R.A. y de la KGB, del cual le contaba algunas cosas a Natalia mientras se enterraba profundamente en ella, siempre corriéndose en su interior.

— Aquí me siento humano — susurraba mientras tomaba un muslo de Natalia y lo atraía hacia él — Contigo me siento bien...

— Contigo no soy un monstruo — susurraba Natalia, enterrando la cara, en su cuello mientras alcanzaba el climax y apretaba sus paredes alrededor de su miembro.

— я люблю тебя, моя балерина /Te amo mi bailarina/

— я люблю тебя моя зима /Te amo mi invierno/

Un día en el que James se había ido a cumplir una misión en solitario, Natalia se encontraba de nuevo en la Sala Roja. Recientemente había asesinado a Ludmila Ivanova, la última estudiante de su generación, sellando así su destino cómo la Viuda Negra oficial. Sabía que para tomar el título debía someterse a todos los procesos de graduación y estaba más que lista para eso, sobre todo con la seguridad de que ahora le darían más control en su vida y podría disfrutarla con James.

Inverno Rojo || One shots BuckyNat / WinterWidowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora