R. Barnes (Parte I)

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Disclaimer: Los personajes son de Marvel y Disney, solo lo que no reconozcan y la historia es mío. 

NOTA: Negritas es ruso. 

Leningrado, 1943.

James Buchanan Barnes había sido enviado a Rusia, junto a su equipo de los comandos aulladores y el Capitán América para ayudar en el sitio de Leningrado, donde los soviéticos habían resistido valientemente al asedio de los alemanes. Además de apoyar en las batallas contra los nazis, los Comandos Aulladores iban a aquel lugar para encontrar a uno de los principales científicos de H.Y.D.R.A. pues necesitaban terminar con esa organización antes de que llevara a cabo sus planes de dominación mundial.

—¿Listo para conocer a nuestros aliados?

Bucky bufó al escuchar a Steve hablar.

—Sabes que no confió en ellos. Siempre he sentido que los rusos esconden algo.

—¿Qué van a esconder? Son un montón de gente que sufrió mucho y ahora viven atrapados en hielo.

—Incluso el hielo tiene muchas capas, Stevie.

Steve rió, ignorando a su amigo.

El sargento Barnes no pudo evitar sentirse impresionado cuando vió la enorme ciudad de Leningrado, ubicada a la orilla del mar, brillaba con sus altas y puntiagudas copas de edificios color rojo brillante que le hacían pensar a Bucky que debió derramarse mucha sangre en aquel lugar, pero no se comparaba a lo que se veía en las calles. Cientos de personas se agrupaban en las calles pidiendo ayuda a los soldados que llegaban, buscando que les dieran un poco de comida o una inyección de medicamentos. La piel de algunos se caía a pedazos, la gente vomitaba o convulsionaba violentamente en el piso mientras el resto de los pobladores los veían con indiferencia, solo unas pocas enfermeras trataban de ayudar. Steve, Bucky y sus compañeros se apresuraron a socorrerlas.

—¿Necesitan ayuda?

Una joven pelirroja le dedicó una triste sonrisa a los soldados.

—No hay mucho que hacer aquí más que cargar cadáveres.

—Aunque sea eso—mencionó Bucky acercándose a ella—¿Cómo te llamas?

—Natalia, Natalia Romanova.

—James Buchanan Barnes.

—Un gusto, que triste es conocernos en estas condiciones, pero gracias por venir.

—Es nuestro deber.

—Maldita guerra—mencionó la joven.

—Hablas muy bien el inglés.

—Se debe a las enseñanzas de mi padre.

Bucky se sintió súbitamente nervioso, su personalidad coqueta natural hacia que estuviera coqueteando todo el tiempo con las mujeres y no le gustaba la idea de que un gran señor ruso fuera a perseguirlo por estar hablando con tu hija.

—Debes ser muy unida a él.

—Era.

El sargento se sintió como un imbécil.

—Lo siento.

—No pasa nada, fue hace mucho tiempo, cuando todavía podíamos viajar por todo el país con el circo.

Bucky abrió mucho los ojos mientras Natalia hablaba. Ambos trabajaban en cargar un cadáver de un muchacho que al sargento le pareció escalofriantemente similar a su amigo Steve antes de que le proporcionaran el suero del supersoldado. Trato de apartar la vista, enfocándose en la mujer que tenía frente a él. Natalia era definitivamente una visión del cielo, con su largo cabello pelirrojo corriéndole por la espalda y sus verdes ojos resaltando en su demacrado rostro, no importaba lo delgada y enferma que se veía, nada podía ocultar que era una belleza. Cuando pusieron el cuerpo en una de la carretas que se los estaba llevando, se volvió para continuar hablando con ella.

Inverno Rojo || One shots BuckyNat / WinterWidowWhere stories live. Discover now