𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 11

15.4K 1.1K 151
                                    


Cuando estábamos a punto de subir al auto noté que Jisoo tenía todas las intenciones de hablar conmigo, pero yo no sentía esas ganas, así que la ignoré y miré hacia otra dirección. La pelirroja me miró con suplica así que me acerqué a ella y encaré su cuerpo.
– ¿Se te perdió algo? – pregunté con tono seco. Era mi mejor amiga, pero la muy descarada no me había contado que se acostaba con uno de mis ex-novios.

– ¿Cómo esta Minsung? – preguntó con ese tono de voz pasivo que solo ella lograba tener.

– Perfectamente bien. ¿Eso es todo? – enarqué las cejas con desesperación.

Jisoo agachó la cabeza y acomodó un mechón de pelo detrás de su oreja.

– Me gustaría hablar contigo, ______. Sé que defraudé tu amistad al no decirte que Taehyung y yo salimos desde hace casi dos años. Nunca fue mi intención ocultártelo, simplemente no sabía cuándo sería el momento correcto para decírtelo. – habló tan segura que no pude contener una sonrisa.

Me abalancé sobre su cuerpo y la rodeé con mis brazos por la cintura. La quería demasiado.
– No pasa nada, Jisoo. Podríamos salir un día de estos para platicar.
Ella asintió con ese brillo hermoso en sus ojos. Jisoo era mi mejor amiga por mucho. Realmente la amaba.

– Rosé está planeando algo, podrías venir.
– Claro que sí.

Le sonreí abiertamente y besé su mejilla como lo hacía en Corea. Me causaba demasiada nostalgia recordar nuestra antigua historia en Corea, donde tuve mi primer beso, mi primera vez, mi primer baile de graduación al cual acudió mi guapísimo novio intentando convencerme de regresar con él. Estaba decidida a estar por siempre con Jungkook, hasta el momento en el que me enteré que estaba embarazada, que tenía un fetito creciendo y formándose dentro de mí. Estaba siendo fuente de vida y el hijo era del hombre al que me había entregado y que amaba de la manera más profunda e inocente que pudiese existir. Todo eso se resumió en un solo lugar, en una ciudad, donde la eterna primavera te acompaña y el invierno solo es cosa de unos días. Mi vida residía allí, pero solo mi vida junto a Jungkook, ahora estaba en Seattle, siendo madre de un niño precioso, siendo amiga y trabajadora, y eso era lo que importaba ahora.

– ¿Cómo estas?
– Mejor que nunca. – anuncié entusiasmada. –

Una sonrisa discreta se dibujó en su semblante. Se veía guapísima.
– Minsung sera igual a ti.

– ¿Ah sí?

– Al menos eso creo yo. Rebelde y dichoso como su madre, y no podemos ignorar esos ojos aguamarina que conquistarán a tantas chicas como tú lo hiciste con los chicos. – movió las cejas audazmente haciendo que el calor en mis mejillas aumentara considerablemente.
– No cambias, Jisoo. – le sonreí.
Sus ojos se entrecerraron esquivando mi silueta para mirar al fondo del jardín. Había logrado ver a Yoongi. Oh, Yoomgi.

– ¿Y ese tío? – preguntó haciendo un movimiento de referencia con su cabeza.
Me volví para divisar el auto grisáceo de mi acompañante desde temprano. Yoongi estaba concentrado en una llamada, seguro del hospital, que atendía con caballerosidad y elegancia. Suspiré y encogí los hombros. Regresé mi vista y atención a mi amiga, que estaba aún viendo al tipazo frente al porche de mi casa.

– Larga historia.
– Bueno, tendrás muchas cosas que contarme el viernes. – dijo algo contenta y ansiosa.

– ¿Viernes?

– Lo de Rosé, guapa. – me recordó.

– Cierto, pero, ¿puedo llegar algo tarde? Soy la organizadora de la fiesta de la compañía, no quiero causar un problema si es que no tengo todo listo para la semana que se aproxima.
Ladeó la cabeza y apretó los labios. Estaba segura que no le gustaba la idea, y es que la conocía tan bien que sabía que cuando hacía esas cosas era porque algo le desagradaba rotundamente o estaba en extremo aburrida.

Profesor de Sexo ll JJK +18Where stories live. Discover now