Capítulo 25

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Está despierto.

Es lo único en lo que mi mente se enfoca, en lo que mis cinco sentidos ocupan su energía. De pronto el tiempo parece detenerse; la sangre se me enfría y la piel me cala los huesos. ¿Qué siento? Todo. De repente, recuerdos de hace cuatro años vuelven a mí, me invade una cantidad enorme de imágenes en las que Jungkook es la superestrella. Un vuelco en el estómago. Un escalofrío que me recorre todo el cuerpo. Me zumban los oídos y los ojos amenazan con abandonar su posición. Las manos se me entumecen y el cuerpo deja de responderme. Taehyung me mira sorprendido. Nadie es capaz de decir ni hacer nada. Entonces, incapaz de producir sonido alguno, intento moverme. Los músculos se me tensan y siento cada una de mis fibras intentando atender al llamado agónico de mi consciencia: salir corriendo. Mis múltiples intentos fallan debido a la desconexión que ha tenido mi sistema nervioso del resto de mi cuerpo.

Finalmente, logro acercarme muy lentamente a Taehyung. Me siento a un lado de su anatomía y, sin darme cuenta, imito la posición en la que se encuentra. Estamos estupefactos, anonadados y el silencio ensordecedor se rompe con el sonido de nuestros corazones palpitar al borde de nuestra caja torácica, casi al unísono. Concentro mi mirada en una de las muchas líneas que se enmarcan en el piso de madera de la sala y puedo sentir como mi arteria carótida palpita la sangre hasta mi cerebro. Por un momento todo se desvanece y mi cerebro crea una imagen mental de Jungkook tendido en la habitación acostado con su prometida. ¿Acaso estoy celosa? ¡Pero qué ridículo!

—Supongo que querrás ir al hospital.

Mi cuerpo se adapta al momento y un impulso nervioso me hace asentir con a cabeza, sin tomar en cuenta mis sentimientos. Definitivamente quiero verlo. De todos modos, ya sabemos que vivimos en la misma ciudad, hemos cruzado miradas un par de veces y es imposible negar los sentimientos que renacen en mí al saber que está despierto, que el padre de mi hijo está con vida y pudiera verlo cuando quisiera. Sin embargo, la parte racional que me queda se niega a aparecerse en el hospital ahora, no sabiendo que está comprometido.

—Ya —continúa Taehyung—, pues creo que no podemos regresar ahora mismo porque el hospital tiene horario de visitas. Pero mañana a primera hora te llevo, si no te molesta.

Mi mirada sigue fija en el suelo. No puedo generar movimiento alguno ni sonido tampoco. El ambiente sigue tenso y entonces empiezo a jugar con mis uñas de las manos, como acostumbro a hacerlo cuando me siento nerviosa, incómoda o a veces aburrida. Subo la mirada y noto que Rosé me mira con atención, analizando cada músculo que se tensa en mi anatomía. La miro de reojo y contemplo su tez blanca y bonita, sin ninguna imperfección. Me regresa el gesto con una media sonrisa, que se interrumpe por el momento tan tenso en el que nos encontramos todos.

—¿Tienes hambre, Tae? —le pregunta Rosé—, no pudimos acabarnos la comida, por si quieres algo.

—Sí —asiente el hombre—, me vendría bien algo de comida, gracias.

En tanto a mí, me levanto del filo del sofá y me encamino escaleras arriba. Quiero mirar el rostro de mi hijo.

—¿No quieres comer algo, _____?

—No. Realmente necesito descansar.

Subo lentamente las escaleras para encontrarme con la parte superior descansando en un silencia agónico y poco creíble, casi intolerable. Miles de imágenes cruzan mi mente y nublan mi juicio. ¿Realmente quiero seguir aquí? ¿Realmente ha valido la pena todo lo que he hecho? Sin darme cuenta, me encuentro recargado en el marco de la puerta de la habitación de Minsung y me conmueve muchísimo mirarlo descansar. Su perfil griego me hace estremecer. Verdaderamente es idéntico a su padre.

—No tienes por qué hacer esto sola —la voz de Taehyung acaricia mi nuca y viaja el en viento hasta volver al silencia estremecedor.

—¿Quién te ha dicho que estoy sola?

Profesor de Sexo ll JJK +18Место, где живут истории. Откройте их для себя