(Narra Jungkook)
Después de la vergonzosa cita con los padres de mi prometida, Seoyeon quería ir al despacho y asegurarse que todo estuviera en su lugar, en cambio yo quería tener una tarde de chicos. Llamé a Taehyung y lo invité a tomar unos tragos y su voz no sonaba nada convencida, pero ignoré su estado de ánimo y me convencí de que sería una tarde de hombres intercambiando chistes y copas de licor.
– ¡Namjoon! – exclamé cuando contestó su teléfono.
– ¡Hombre! ¿Cómo estás? – preguntó gratamente emocionado. – Oí que vas a casarte. – anunció. Un nudo se produjo en mi garganta. Me desaté el nudo perfeccionista de la corbata que me había hecho Mina y tragué saliva.
– Bueno, eso es algo de lo que me gustaría hablarte hoy. Vamos a salir Taehyung, Jackson, yo y otros colegas a tomarnos unos tragos. – lo invité ansioso de que accediera.
– Hombre, estoy de vuelta en Canadá. No creo que los chicos quieran esperarme cinco horas en lo que llego. – anunció repentinamente.
– ¿Estás en Canadá? ¿Cuándo volviste? – pregunté más interesado de lo normal.
– Hace un mes aproximadamente. Yeonjoo quedó embarazada y tuve que mudarme. Sus padres no iban a dejar que ella viniera aquí. – me contó.
– Joder, tío. ¡Vas a ser padre! – exclamé emocionado. Sería grandioso tener un hijo.
– ¡Lo sé! Cuando me lo dijo casi moría. Me siento el hombre más afortunado del mundo por tenerla y por poder compartir esto con ella. – mencionó con voz ilusionada.
– Eres afortunado, Namjoon. Esa mujer es hermosa y su forma de ser es preciosa. No la dejes ir nunca, hombre. – le compartí sincero.
– Gracias, Kookie. – me nombró por mi apodo. – Espero que podamos vernos pronto y poder tomarnos esos tragos.
– Así será, Namjoon.
– Salúdame a todos por allá. Nos veremos pronto.
– Nos veremos pronto.
Terminé la llamada y sonreí. Mi mejor amigo sería padre. Una sonrisa de oreja a oreja se dibujó en mi rostro mientras me metía al auto y conducía hasta el bar donde habíamos quedado de vernos. Cuando llegué Jackson se encontraba platicando con otros amigos del negocio que había decidido invitar ya que éramos muy cercanos
– ¡Eh, Jungkook! – gritaron todos al unísono saludándome mientras me acercaba a la mesa.
– ¡Jodidos bastardos! – exclamé. Todos reímos y ellos se levantaron de sus lugares para compartir un apretón de manos seguido de un abrazo fraternal.
– ¿Qué han tomado, colegas? – les pregunté optimista.
– Cerveza. – contestó Jackson algo decepcionado.
– Bueno, pensé que por ser ricos sabrían qué tomar. – me volví para buscar a un camarero. – Tráenos chupitos a todos, chico. ¡Yo invito! – exclamé totalmente feliz.
Todos gritaron al júbilo y subieron sus botellas de cerveza al viento mostrando victoria y alegría de que al fin alguien pedía algo bueno para todos. Los tragos llegaron junto con un bonche de limones para acompañar. Cada uno se sentó en su respectivo lugar bromeando y riendo todos juntos. Yo esperaba que llegara Taehyung diciéndome que Seoyeon me esperaba en el despacho, pero en esos instantes no tenía cabeza para estar con Yeon, no después de haber sido interrogado por sus padres por más de dos horas.
– ¡Jungkook va a casarse! – me distrajo la voz de Jackson gritando a los aires. Los demás aullaron festejando mi gran "logro", pero para mí no era más que unirme a Yeon, aunque realmente ya lo estaba, le quería y no podía negarlo.
– Joder hombre. – dijo al fin Jimin. – Estás loco.
– Eres jodidamente valiente. – dijo Nick mientras todos asentían con la cabeza en concordancia con lo que acababa de decir.
– ¿Por qué lo dices? – pregunté interesado.
– Bueno, casarse es un gran compromiso. Casi todos aquí somos casados y no la hemos llevado muy bien. – dijo Jimin mientras los demás volvían a asentir.
– Es que yo me caso porque la amo, ustedes imbéciles se casaron por jodido compromiso. – rechacé su idea de valor y compromiso.
– Es real lo que te decimos, Jungkook. – dijo Nick. – No es un juego.
– Vale, dejen de espantarlo o dejará plantada a la novia. – dijo una voz conocida detrás de nosotros.
– ¡¡Taehyung!! – gritaron todos emocionados por la llegada de Taehyung.
– ¡Joder tíos! Apestan a alcohol. – se burló de todos los que comenzaban a estar ebrios.
Todos reímos y saludamos a Tae como lo hacíamos de costumbre. Sin más, volvimos a nuestros lugares y pedimos tragos para todas. Taehyung se unió pero prefirió tomar cerveza en lugar de tequila y vodka. Todos lo abucheamos y lo acusamos de ser una chica por no aceptar ni una de las opciones que le dábamos. Taehyung se sentó a mi lado y lo noté distante y sin ganas de divertirse como todos los presentes en el bar.
– ¿Todo bien? – me acerqué a él y lo abracé con un brazo por los hombros.
Taehyung me miró con gratitud y sonrió intentando decirme que todo estaba bien, pero yo sabía que no era así.
– Todo bien. – aseguró y le dio un trago a su cerveza.
– Te escuchabas tenso por el teléfono, ¿pasó algo? – pregunté preocupado.
Tae era de mis mejores amigos y lo menos que podía hacer era apoyarlo en lo que fuese después de que él había intentado levantarme de mi depresión después de...
– No, para nada. – negó casi inmediatamente.
Estaba ocultándome algo, lo notaba por su sonrisa nerviosa y cómo arrugaba el entrecejo.
– No sabes mentir, Tae. – le avisé mientras retiraba mi brazo de sus hombros y recargaba mis brazos en la mesa.
– No te estoy mintiendo.
– Lo que digas, colega. – le di palmadas en la espalda y me tomé el quinto trago de tequila.
– ¿Cuántos llevas? – preguntó Tae refiriéndose a los tragos.
– Tranquilo, este fue el último. Tengo a una mujer esperándome en casa. – comenté. Le guiñé un ojo y aparté el vaso de mí. – Chicos, es hora de que me vaya, mi doncella espera. – me despedí.
Todos se quejaron y me abuchearon mientras salía del bar y sacaba una cajetilla de cigarrillos de mi bolsillo. Saqué uno y me lo llevé a la boca. Mis labios atraparon y sostuvieron la orilla del cigarrillo mientras maniobraba para regresar la cajetilla a su lugar y sacar un encendedor para prenderlo. Llevé el aparato a donde estaba el cigarrillo y lo prendí con cuidado. Inhalé para que prendiera y exitosamente lo hizo. Saqué el cigarrillo de mi boca y expulsé una nube de humo al viento al tiempo que guardaba el encendedor en mi bolsillo de nuevo.
Repetí la acción de inhalar y expulsar tantas veces como me fueron necesarias para terminarme el cigarrillo. La colilla de mi cigarrillo la dejé en el suelo mientras caminaba por los callejones de Seattle. Me gustaba caminar porque me recordaba a ______.
Deshice esos pensamientos y volví a mi auto para conducir a mi casa, donde probablemente estaría Yeon haciendo la cena.
La noche era espectacular y mientras manejaba pude divisar la luna en el cielo. Era enorme y brillaba de una manera magnífica e increíble. Verla volvió a recordarme a ______. Cuando llegué a la cabaña en la bahía después de haber salido de excursión con mis amigos y familia. Ella se había quedado por los efectos de su golpe en la cabeza cuando abusaron de ella.
Cuando recordé eso no pude evitar apretar el volante y querer arrancarme los cabellos. Siempre me sentiría culpable por no estar con ella en ese momento para protegerla y matar al imbécil que quisiese hacerle daño. Esa noche que la encontré en el balcón, nos besamos, bailamos e hicimos el amor. La luna fue testigo de esa noche tan pasional, tan llena de amor y de deseo.
Me concentré en el camino, y cuando me di cuenta, estaba más cerca de lo que creía. Necesitaba despejarme de esos recuerdos antes de enfrentarme a Yeon. Bajé del auto unas cuantas calles antes de llegar a casa y saqué otro cigarrillo. Empecé con la rutina de hace unos momentos y fumé, fumé hasta que el cigarrillo no fue más que cenizas y ya.
Volví a manejar, pero ahora hasta el garaje de mi casa. De nuestra casa.
– He llegado. – anuncié al entrar a la casa.
Unos pasos se escucharon. Seguro era Yeon. Cuando la vi sentí alivio. Tenía esa mirada pasiva y relajada que me provocaba lo mismo. Esta mujer era como mi medicamento contra los recuerdos de ______, porque cuando la miraba, me sentía relajado, sin preocupaciones, pero no por mucho tiempo, porque volvía a recordar a la chica de ojos aguamarina y todo mi mundo se hacía pedazos.
– ¿Cómo te fue con tus amigos? – preguntó mientras se acercaba a mí.
– Magnífico. – anuncié al recordar la tarde que había tenido.
me abrazó por el cuello y yo a ella por la cintura. La pegué a mi anatomía y planté un beso necesitado en sus labios. Ella contestó a mi beso ansioso y sonrió sobre mis labios.
– Joon Junwoo nos invitó a su gran fiesta, mi amor. – dijo sin separarse de mí.
– Me dijo la semana pasada que su asistente me entregaría la invitación en cualquier momento. – recordé vagamente.
– Bueno, la chica vino esta tarde.
Oh, gracias Yeon por no avisarme que la representante de Junwoo había venido.
– ¿Te dejó la invitación? – le pregunté algo acelerado. Esta fiesta me ponía algo nervioso porque todos los grandes de los negocios estarían ahí.
– Sí.
Se separó de mi cuerpo y se encaminó al estudio donde a veces yo trabajaba cuando no quería estar encerrado en mi oficina o en el despacho. La seguí hasta ahí y observé como sacó una invitación realmente vistosa. Era color negro con detalles plateados y rojos. Totalmente elegante. Mis iniciales, que por cierto solo Junwoo y unos cuantos conocían, estaban grabadas en la tapa de la invitación.
Yeon me la entregó y la examiné detenidamente. Quien las hubiese hecho las hizo espectacularmente.
'Me complace invitarle a la Gran Fiesta Joon Junwoo este 6 de Junio en el Grand Salone de los jardines de Campos Elíseos en la ciudad de Seattle en un horario de las 10:00 p.m. Recordemos que esta fiesta se lleva anualmente y solo son invitados los mejores socios en el mercado. Sin más, espero su honorífica presencia este 6 de Junio'
– Bueno, quien la haya hecho sabe de lo que está hablando. – dije más para mí mismo.
– La asistente parecía realmente amable. Era muy linda... ¿Crees que salga con Junwoo? – preguntó Yeon algo interesada.
– ¿Cómo se llamaba?
– Si no recuerdo mal, dijo algo como... ¿Demetria? No, ______, sí, ______.
Y un golpe en el estómago vino de repente. ¿Había dicho ______?
