𝐀𝐌𝐎𝐑 𝐌𝐀𝐋𝐃𝐈𝐓𝐎; 𝘻𝘦𝘭𝘥𝘳𝘪𝘴

━EPÍLOGO━

━COMO TERMINÓ TODO━

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Parpadeé más de dos veces al ver la habitación que va hacer de los niños, estar repleto de juguetes por todas partes. Mael me había dicho que solo compraría pocos regalos para sus sobrinos.

──Mael. ¿No crees que esto es mucho? ─pregunté mirando a el platinado de rodillas abrazando mi vientre de casi nueve meses. ──Mael.

──¡Ah! ─se levantó mirándome. ──Tienes razón, hermana. Mucho es poco, demasiado es suficiente. Ahora colocaré los demás juguetes en la habitación de juegos.

──Mael, no me refiero a eso. ─negué con mi cabeza. ──Lo que intentaba decir era que... ¡¡Ah!! ─solté al sentir un fuerte dolor en mi vientre.

──¿Ah? ¿Qué quieres decir con eso, hermana? Si quieres que te entienda, habla normalmente.

Sentí un liquido resbalar por mis piernas, levanté mi vestido dejando ver un pequeño charco de agua.

──¿Por qué te hiciste pipí? ─si no fuera por el tremendo dolor que comenzaba a sentir ya lo hubiera golpeado.

──¡I-idiota...! N-no me hice del ba...¡¡¡AAH!!! ─el dolor se intensificó. ──M-mael... he roto aguas. 

──Has dicho qué... ¿has roto aguas? ─parpadeo en un pequeño trance. ──¡¡Por la Suprema Deidad!! ¡Has roto aguas! ─gritó dando vueltas por toda la habitación histérico. ──¡¡¿Qué debo hacer?!! ¡¡Mi sobrinos ya van a nacer!! ¡No estoy preparado para esto todavía! ¡¡No he terminado de leer esos libros de los humanos!!

──¡¡¡MAEL!!! ─tome fuerzas para gritar, podía sentir mi sudor aumentar por el dolor que sentía acompañados de los quejidos que soltaba. ──¡Cálmate y llévame a la habitación que preparamos para cuando fueran a nacer! Y después de esto... ¡¡¡BUSCA AL BASTARDO QUE ME EMBARAZO Y LLÉVALO A LA HABITACIÓN QUE SUS HIJOS YA VIENEN!!!

──E-e-entendido... ─me tomo entre sus brazos con delicadeza. ──Tu respira profundo y aguanta el dolor. Vas a estar bien y mis sobrinos también.

──¡¿QUIERES CALLARTE?! Tú voz me molesta. ─grité evitando pujar a pesar de mis ganas por hacerlo. ──¡Maldita seas, Zeldris! ¡¡Si no apareces te mataré!!

Pasaron unos minutos hasta que sentí como mi hermano me depositaba con delicadeza en la cama. Las personas encargadas de mi parto me acomodaron en la posición adecuada, al parecer mis contracciones me habían dado hace horas pero no las sentía, por una extraña razón no eran dolorosas.

──Lady Amaris. Tiene que pujar, ahora. ─escuche a una de la mujeres.

──No. ─murmuré.

──¿My lady, qué dice?

──Mis hijos no nacerán sin que su padre este presenté. ─apreté la sabana evitando pujar. ──¡¡Maldición, Zeldris!! ¡¡¿Dónde mierda estas enano bastardo?!! ¡¡Más te vale llegar a tiempo!! ¡¡MALDITO ENANO TU CAUSASTE ESTO VEN A ENFRENTARLO!!