Capítulo 22

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Al llegar no sabía cómo buscarlos.

Por supuesto que podría preguntar en recepción, pero ni siquiera sabía el apellido de Elena.

Camino rápidamente hacia emergencias hasta que vio a Juan apoyado sobre la pared. A su lado Calle sentada mientras tomaba su cabeza en las manos.

Corrió como pudo haciendo equilibrio sobre sus tacones lo que llamo la atención de ellos.

- ¿Que sucedió? - pregunto una vez que estuvo cerca.

- La internaron de urgencia, no dijeron mucho. Solo sabemos que no podía respirar...Aun la están tratando... – contesto su amigo.

- Calle – susurro sentándose a su lado -

- El hijo de puta fuma en la casa donde la niña pasa todo el maldito tiempo. Elena es asmática – levanto su cabeza para mirarla con sus ojos cargados de preocupación – Ella se quejo temprano y él no presto atención, ella solita tomo su bronco dilatador pero al parecer no se dio cuenta que estaba vacío. Cuando sus abuelos la recogieron ella estaba morada y no paraba de toser, morada Poché, ¿que persona le hace eso a su propia hija?

- Tranquila – consoló abrazándola – Ella estará bien.

Al cabo de una larga hora de espera, con Daniela caminando de un lado al otro y amenazando con mandar a despedir a cualquiera que no salga a decirle como estaba la niña. El doctor Jacob salió para darles el parte.

Habían podido estabilizarla, pero la iba a dejar en observación y con respirador para ver como respondía.

Eso los tranquilizo, pero Calle aun seguía inquieta.

El señor y la señora Ross no se despegaron de al lado de la puerta donde se encontraba su nieta.

Tampoco podían creer como Kevin no había asistido a la niña en el momento.

Dani pidió, exigió e incluso rogo que dejen ver a su pequeña.

La estaba matando no poder tocarla o darle un beso rápido para comprobar que estaba bien.

Con autorización de los abuelos, dejaron que ingrese solo 5 minutos.

- Hola pequeña – le susurro con sus lagrimas cayendo por sus mejillas.
Elena estaba durmiendo plácidamente. Aun respiraba roncamente, pero era normal.

Por lo menos el color de su piel ya no se veía tan mal.

- Estamos todos aquí esperando a que te recuperes, mi amor. Voy a arreglar esto, lo prometo. No sé cómo, pero tú no volverás con él. Te llevare conmigo y serás una princesa como las de los cuentos que tanto te gustan. Te amo, eres mi vida. – le susurro antes de dejar suaves besos sobre su pequeña carita.

Se sentía devastada.

Esa pequeña realmente era su vida, no podía tolerar verla de esa forma.

- ¿Como esta? – pregunto su amigo una vez que salió.

- Su color está volviendo poco a poco, parece que tan solo... duerme.

- Es una buena señal, Dani – animo Poché pasando la mano por su espalda.

- ¿Qué mierda haces aquí? – Calle salto de su asiento pero el brazo de Juancho impidió que se abalanzara sobre Kevin.

- ¿Tú qué haces aquí?

- ¿Qué hago? La niña que está detrás de esa puerta, tu hija, a la cual no fuiste capaz de cuidar una puta noche, como no lo hiciste durante sus 4 años de vida, es lo mas importante que tengo, y ¡déjame decirte que ni tu ni nadie va a impedir que me la lleve! – le reprocho.

- ¿Tienes algún papel que lo diga? ¿Tienes acaso la firma de un juez? ¡No! No la tienes. Por lo tanto aun me pertenece, así que si quieres cumplir tu rol aquí, ve a recepción y paga la factura del hospital, bastante caro me está saliendo esa borrega – exclamo enfrentándola.

- Eres un maldito hijo de puta – grito intentando abofetearlo pero Juancho apretó su agarre.

- Señorita se encuentra en un hospital. – apareció a retarla una enfermera vestida de azul.

- Así es Calle, y no tienes permiso para estar aquí. Ella no es familiar directo, soy el padre de Elena Ross, mi hija no se encuentra bien y no quiero que nadie interrumpa su descanso – dijo a la enfermera.

- En ese caso señorita voy a tener que pedirle que se retire, esta sala es solo para familiares directos...

- No pienso moverme de su lado.

- Calle...

- ¡No! ¡No voy irme, Juan!

- Daniela, no quiero problemas – pidió Sandra – mi nieta no está bien. Ve, cualquier cosa que suceda serás la primera en saberlo. Puedes regresar mañana - Yo misma me ocupare de todo – le dijo privadamente – ve tranquila.

Calle paseo su mirada entre la señora, Kevin y la puerta de Elena.

No se quería ir, no podía. Pero estaba un poco más tranquila si su abuela estaba cerca, ella la cuidaría como se merece.

- Estaré con el teléfono todo el tiempo en mi mano. Llámame por cualquier cosa que suceda, si mueve un dedo o lo que sea quiero saberlo – se callo al escuchar un soplido burlón de Kevin – Por favor San, confió en ti – le dijo con una mirada cargada de sentimiento.

La señora Ross asintió dejando unas palmadas en su mano.

- Tú te puedes quedar si quieres, latina preciosa... -sugirió.

- Solo para que sepas – Poché hablo parándose frente de él – esa mujer es la única que se merece la tenencia de esa niña, pero claro, no eres ni lo suficientemente hombre ni tienes los huevos bien puestos para admitir que ella es mucho mejor en tú, en absolutamente todos los sentidos. Idiota.

Dicho esto la peliazul se giro siguiendo a su chica y amigo.

P: No iré a dormir, Calle me necesita. Luego te explico.

Fue el mensaje que le envió a Juli, a quien había prometido quedarse a dormir con ella esa noche.

Pero no podía, sin siquiera decir nada, le dio al taxista la dirección de Daniela.

Aunque no la quiera allí, aunque le pida que se vaya ella se quedaría haciéndole compañía.

Sabía que Calle era capaz de volver y matar a Kevin de una vez por todas.

Ella también tenía ganas de hacerlo, pero si eso perjudicaba a Elena no iba a permitir que sucediera.

Esa niña tena algo especial.

- ¿Quieres que prepare un café? – pregunto mientras Calle se acomodaba en su sillón cuando su perro salto a su regazo en busca de cariño.

Poché le acaricio las orejas como a él le gustaba.

¡Menudo susto se había dado el día que lo conoció!

Siempre le gustaron los animales, pero Ramón no era cualquier perro.

Tenía una personalidad bastante particular, aunque se llevaban bien y disfrutaba consentirlo.

- No, ven aquí – dijo finalmente Dani palmeando su costado.

Poché entendió enseguida.

Se sentó a su lado y dejo que la acurrucara cerca de ella rodeándola con los brazos.

Ella hizo lo mismo.

- Le falle, Poché. Vivo prometiéndole que nada iba a pasarle y mírala ahora, en la cama de un hospital, podría haber muerto – susurro casi con desesperación.

- No pienses eso – la peliazul se cómodo para poder mirarla – Daniela, no. – le tomo la cara con ambas manos – nunca dudes de todo lo que le das y lo que puedes darle. Se aman, pude ver el amor de la una por la otra. No hay duda de que esa pequeña te elegiría por sobre todas las cosas.

- Kevin es su padre.. no voy a poder contra eso

- Él es un idiota, y no creo que después de lo que sucedió hoy pueda tener ventaja alguna. Sus padres te apoyan eso quedo claro, quieren que este contigo y así será, no puedo decirte que pronto. No me preguntes porque, pero estoy completamente segura que la tenencia será tuya tarde o temprano. – dijo limpiando las lagrimas rebeldes que se le escapaban a la castaña.

Daniela encontró sus ojos y se perdió en ellos.

Pudo ver muchas cosas y sentir tantas otras.

La contención que le daba María José era algo que nadie podía darle, la necesitaba y la quería a su lado.

Así permanecieron por un tiempo, simplemente mirándose, mientras la peliazul le acariciaba sus mejillas con los pulgares.

- Te amo. – dijo Calle sin apartar su mirada.

Por un momento dudo, no sabía si lo había pensado o lo había dicho en voz alta.

Pero lo sentía.

Estaba completamente segura. Aunque nunca se lo haya dicho a nadie más que Elena.

- Te amo, Poché. – repitió en un susurro mientras apoyaba la cabeza en su hombro para abrazarla.

Si, estaba completamente segura de lo que sentía.






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Estúpido Amor (Terminada)Where stories live. Discover now