Epílogo

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Daniela caminaba de un lado al otro mirando una y otra vez su celular. Estaba segura que iba a dejar un surco en el piso, pero no le importaba. Estaban por dar la segunda llamada para abordar y ella aun no había llegado.

- ¡Qué mierda! – soltó al aire.

- Amor, ¿puedes calmarte? – volvió a insistir.

- ¿Qué me calme? ¡Tenían que estar aquí hace más de dos horas!

María José volvió a poner los ojos, la gente debió pensar que tenia un tic por que lo había echo en reiteradas ocasiones.

Pasaron aproximadamente 10 minutos más cuando por fin ella apareció, corriendo de su mano, como siempre acostumbraban.

Poché se paró rápidamente para evitar cualquier tipo de conflicto.

- ¡Lo siento! Nuestras alarmas no sonaron – se excuso intentando recuperar aire. Pero regalando una sonrisa que sabia, su madrina no podía resistirse.

- Hablare contigo luego – soltó Dani entre dientes, comiéndose con la mirada a chico que acompañaba a su niña, cuando volvió a escucharse su llamada –

La mujer de mechón blanco repartió los documentos y le hizo señas a los recién llegados para que se adelantaran.

- ¿Puedes relajarte? – pregunto tomando su mano y en la otra tu maleta – Ellos ya están aquí.

- ¡Dos horas después! – exclamo sin quitarles la mirada – ¿¡Y por que tiene que tocarla todo el tiempo!?

- ¿No recuerdas como eras tú conmigo? ¿Tengo que recordarte como no me dejabas ir? – bromeó – amor, tenemos dos semanas para estar juntos. Elena necesita despejar su mente. ¿Relájate, si?

María José acaricio su mano y una vez que la castaña asintió, tiro de ella para finalmente abordar.

Por suerte no eran demasiadas horas de vuelo.

Las playas de México era el lugar que la familia había elegido para pasar esos 15 días de descanso.

Calle y Poché preferían ir a un lugar un poco más frío, a penas habían pasado el verano en Los Ángeles, sin embargo Elena es quien insistió en calor. Y ya que la "no tan niña" propuso el viaje, habían terminado cediendo.


Elena había dejado la casa de sus abuelos a los 8 años por decisión propia. Aunque pasaba fines de semana y vacaciones con su madrina y podía verla los días que quisiera.

Ese arreglo había hecho el juez, ya que sus abuelos, el mismo día del fallo habían pedido que sea habilitado ese régimen para Daniela, quien había demostrado que era capaz de cuidar y proteger a su ahijada como era debido. Eso había quedado demostrado el día que la habían encontrado en su casa luego de que la pequeña se había encerrado en su habitación. Y más de una vez, tenía que acudir a su casa en cualquier horario ya que Elena reclamaba su presencia.

Por supuesto que Kevin nunca más había aparecido luego de desligarse de la tenencia de su hija.

Para ese entonces, Calle y Poché ya vivían juntas. Luego de su reconciliación, pasaron alrededor de tres años cuando decidieron casarse.

Lo hubiesen hecho antes si fuese por ellas, pero fue también cuando el papa de Daniela oficializo su retiro dejándola a cargo de toda su empresa.

Aunque ellas no necesitaban una ceremonia para unirse, esa unión la tuvieron hace mucho tiempo.

Habían hecho un espontaneo ritual de intercambio de anillos en unas vacaciones en Hawaii. Se prometieron amor eterno bajo la luz de aquella luna y eso valía mucho más que la bendición de cualquier juez.


Por su parte, María José, nunca llego a participar de las ligas más grandes, pero si cumplió su sueño. Con ayuda de Daniela y Juliana fundaron un club donde enseñaban deportes a niños de diferentes edades. Y proyectaban crear una sede en Colombia, su país natal.

Estúpido Amor (Terminada)Where stories live. Discover now