XII

7.3K 861 22
                                    

A la mañana siguiente Senku despertó en su cama solo. Hacía años que no le pasaba, en un principio pensó que ___ se había despertado para preparar el desayuno, pero eso no le convenció del todo al ver que su uniforme estaba sobre la silla y ella siempre se cambiaba antes de desayunar, por si llegaban tarde.

Decidió bajar las escaleras directo a la cocina, pero por el camino se encontró a la pelirroja durmiendo en el sofá.
Al verla empezó a preguntarse qué hacía ella ahí, el hecho de que la televisión estuviera apagada desechaba la idea de que se hubiera quedado dormida. Eso solo dejaba una posibilidad, que ____ había decidido dormir en el sofá antes que con él. Lo que le hizo sentirse extraño, dolido y rechazado...sensaciones que nunca había experimentado.

¿Qué hacía ella ahí? ¿Por qué había decidido dormir ahí antes que con él? ¿Acaso había hecho algo mal? No, él no había hecho nada mal, no como para que ella le dejara solo.

- Será mejor que la despierte, si no llegaremos tarde. ___ despierta – sin respuesta –¡Despierta! – nada, no se despertaba -

Decidió darle un golpe al sofá para intentar que cayera, bueno para moverla un poco...Cuando golpeó el sofá ___ se despertó, algo asustada y desconcertada, no sabía dónde estaba. Empezó a mirar de un lado a otro con la intención de ubicarse, pero en cuanto le vio su gesto cambio, su mirada mostraba varios sentimientos y gestos que le contrariaban, de un momento a otro la joven apartó la mirada, se levantó con velocidad y subió a la habitación lo más rápido que pudo, tropezando con las escaleras.

Senku decidió seguirla, tenía que hablar con ella, su comportamiento era muy inusual y lo peor es que no sabía por qué.

Cuando llegó a la habitación ___ ya había cogido el uniforme y se había metido en el baño para cambiarse.

- ¿Estás bien?

- Sí, sí perfectamente.

- Y... ¿por qué has dormido en el sofá?

- Por nada, estaba viendo una película y me quedé dormida. – medio mintió y eso le molestó-

- ¿Por qué me mientes? – preguntó, pero al estar la puerta de por medio no le escucho - Bueno bajaré a preparar el desayuno

- Vale ahora bajo...

____no quería salir de allí, no podía verle a la cara. Lo que pasó ayer la dejó muy trastocada ¿Por qué tuvo que pasar? odiaba esa sensación y lo peor de todo es que le parecía que él no sintió nada.

-Esto no ha pasado. Actúa como si nada hubiera pasado porque no ha pasado. – se repetía una y otra vez –

Tenía miedo, miedo de perder a su amigo, a su familia, a él.

Después de un rato metida en el baño, para poder tranquilizarse y con sus ideas más o menos claras , decidió que ya era el momento de bajar a desayunar, con suerte él ya habría acabado y la apuraría para poder llegar a la hora de siempre y eso evitaría que volviese a preguntar.

Llegó a la cocina y cuando puso un pie en esta, pudo notar su mirada escarlata clavada en ella. Senku no tenía intención de apartarla y no le importaba taladrarla con ella, quería saber que estaba pasando.

La incomodidad que estaba sintiendo en ese momento la obligó a desayunar lo más rápido que pudo sin hablarle, sin mirarle, como si no estuviera.

De camino al instituto había un silencio bastante incómodo, por lo menos para la ojidorada, pues Senku estaba concentrado en averiguar qué había pasado.

Al llegar al club de ciencias ___ decidió que lo mejor era sentarme donde siempre, de esta manera y a su parecer las sospechas de Senku disminuirían. La pelirroja estaba segura de que Senku sabía que lo que ella sentía había sido por él, que con lo inteligente que era, aunque esos temas se le daban bastante mal no era tonto. Lo acabaría descubriendo todo.

Mientras ambos jóvenes se encontraban en el laboratorio, Senku no podía parar de pensar en lo que le pasaba a su amiga. Se encontraba tan sumergido en ese tema que lo único que hizo fue observarla e intentar calcular las variables de las distintas posibilidades que se podían dar.

Durante ese día ___ intento pasar el menor tiempo posible con Senku. Esta se había prometido actuar normal, pero le era imposible, seguía con una sensación extraña dentro de ella, así como una gran vergüenza por lo que pasó el día anterior.

Cuando llegaron a casa Senku ya no podía más.

- ¿Qué te pasa? – preguntó sin rodeos-

-Nada, no me pasa nada

- No me mientas.

- No lo hago...

- ¡Sí que lo haces! - eso la asusto nunca la había gritado, no así, estaba enfadado y mucho, algo que la puso aún más nerviosa - ¡Llevas todo el día evitándome, es más esta mañana has huido literalmente de mí y además has dormido en el sofá! Siempre duermes conmigo ¿Por qué hoy no lo has hecho? - ella no dijo nada, no sabía que decir - ¿Es por lo de ayer? - le miró había dado en el clavo. - No entiendo por qué actúas así, a mí me gustó

___ no se lo podía creer, Senku lo había dicho como si nada, consiguiendo que se quitase un peso de encima, que se sintiera mejor, aunque eso no evitó que apareciera un pequeño sonrojo en sus mejillas.

- ¿Vas a seguir ignorándome? – su voz era suave como si le hablara aun cervatillo y la miró esperando una respuesta -

- No...

- Entonces explícamelo, pero no me apartes. - ella asintió e intentó contestar - 

- Lo que pasa...es que...

- ¿Es qué?

- Me siento rara, no tenía pensado que pasase eso...

- ¿No era parte de tu investigación? - la observó con una sonrisa ladina-

- No, para nada...ni siquiera se me había pasado por la cabeza.

- Ósea que te dejaste llevar por tus impulsos - le dijo con una sonrisa burlona - kukuku te saliste de la investigación. – por esas palabras se ganó una mirada con el ceño fruncido - No me mires así, estoy seguro al 10.000 millones por ciento de que yo no he hecho nada malo. - ___ soltó una pequeña risa - ¿Está noche vas a volver a dormir en el sofá? - le dijo con burla -

- No sé, ahora hay una habitación libre – dijo como si se lo estuviera planteando – pero sé que no puedes dormir sin mí y que esta noche lo has pasado muy mal – sonrió divertida-

Esa noche ambos volvieron a dormir juntos, ___ no se sintió extraña, pero dejaría su investigación unos días de lado, por el momento se dedicaría a intentar volver a los días donde se besaban y él suplicaba por qué le acariciara el pelo. Aunque necesitaba un poco de tiempo para que eso volviera a suceder.





Mi única Excepción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora