XXXII

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Senku y Chrome se quedaron solos en el laboratorio, preparando los elementos necesarios para la lanza de plata.

Mientras estos trabajaban, ___ se estaba preparando para la Gran Batalla bajo la tutela de Kohaku, que se encargaba de entrenarla intentando subir la intensidad poco a poco. Por otro lado estaban los hermanos, que en esos momentos se encontraban en la entrada de la aldea, custodiando el puente. Era su tiempo de descanso, por así decirlo.

Cuando la lanza estuvo lista a Ginro se le iluminaron los ojos y no pudo evitar dar saltitos de emoción, estaba enamorado de su hermosa lanza de plata. Mientras tanto su hermano no paraba de mirarle, estaba muerto de envidia.

- Ginro, no tienes que agradecerme. No lo hice solo para ti. – le dijo al ver que no paraba de saltar - Vamos, tu trabajo es escoltar al equipo. – volvió a hablar mientras se alejaba -

Chrome, Kohaku y ____ le siguieron. Al parecer empezaron con la búsqueda del ingrediente más peligroso para la medicina de Ruri. Obviamente estaban siendo acompañados por Ginro, que seguía gritando emocionado, pero esta vez por ser el nuevo guardaespaldas del equipo.

- Ginro, deja de jugar y apunta al frente. – le regañó Senku - La lanza plateada es un sensor. Para eso la hice. Mira bien la punta. Si la lanza se vuelve negra...

- ¿Si se vuelve negra...? – preguntó algo asustado el rubio -

- Unos segundos después, morirás – dijo el ojiescarlata cambiando rápidamente su actitud haciendo que un escalofrío recorriera su cuerpos- Tienes que alejarte en 0.1 segundos. Cuando pase huiremos. Con un error moriremos.

Siguieron su camino, tensos, las palabras de Senku había conseguido asustarlos a todos. Sobre todo al pobre rubio que iba encabezando el grupo. Alejando la lanza de su cuerpo y dando pasitos cortos mientras decía que la lanza "estaba bien".

- Llegamos Senku - dijo Chrome al reconocer el lugar-

- Encontramos la fuente de los materiales. – contestó apoyado en una roca, intentando recuperar el aliento -

- Menos mal, unos pasos más y no lo cuentas – dijo ___ al verle en ese estado. Senku miró mal a la pelirroja, que le miraba con burla mientras le tendía la mano - no me mires así, en el fondo te gusta – el chico acepto su ayuda mientras miraba a otro lado intentando evitar la sonrisa burlona que le regalaba su pareja-

Mientras estos se encontraban en su mundo, los demás estaban asombrados con las vistas. Pensando en que ese agua color turquesa era la cosa más hermosa que habían visto en su vida, casi divina.

Sin darse cuenta Ginro comenzó a andar, seducido por ese hermoso lago, atrapado por sus encantos. Parecía un marinero siendo arrastrado por un canto de sirenas.

Cuando se dieron cuenta el chico había llegado demasiado lejos, tanto que la punta de su lanza comenzó a ponerse negra.

- ¡Regresa, Ginro! - gritó Senku asustado consiguiendo que unos cuervos volaran espantados-

Antes de que fuera demasiado tarde, una mano amiga tiró de él. Consiguiendo alejarlo de su final. ___ le había agarrado del cuello de la camisa, con toda la fuerza de la que disponía.

Ginro tardó en reaccionar, pero se asustó al ver tres cuervos caer al agua, dándose cuenta de su error. El pobre rubio empezó a gritar a la nada, como si hubiera alguien más que los acompañara.

Kohaku, por su parte,  intentaba calmarle mientras observaban como los cuervos que acabaron en esas aguas se derretía.

- ¿Qué pasa con ese agua, Senku? – preguntó Chrome asustado e impresionado –

Mi única Excepción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora