La vida diaria

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Agosto, 1999

La alarma sonó como cada día, a las 6:40 a.m.

Annie lloriqueó al escuchar ese molesto ruido y extendió el brazo para poder apagarlo con los ojos cerrados. Se quedó quieta durante unos segundos y suspiró, sabiendo que debía levantarse.

Abrió lentamente los ojos para luego entrecerrarlos un poco ante la luz que las cortinas dejaban pasar. Se mentalizó durante unos segundos para poder registrar bien en dónde estaba a esas altas horas de la mañana. Se giró y observó la espalda de Harry, lo que la hizo sonreír. Se acercó y dejó un beso en su hombro para después salir de la cama y estirarse con un bostezo.

Caminó lentamente hasta salir de la habitación y con los ojos casi cerrados, se dirigió al baño. Tomó una ducha que la hizo despertar lo que agradeció internamente. Al salir, volvió de nuevo a la habitación para tomar un conjunto de ropa y colocársela. Tomando una bolsa que contenía maquillaje, volvió al baño e hizo su rutina de cada día. Al terminar, realizó un tempus no verbal y al ver que eran las siete con diez minutos, se propuso ir a ver si Edward ya había despertado.

Cuando entró lentamente en la habitación, esta estaba oscuras y sólo un poco de luz entraba entre las cortinas. Edward en esos momentos se estaba levantando y caminando hacia ella a paso lento y adormilado.

-Buenos días -saludó Annie cuando él llegó a donde estaba. Edward la abrazó y escondió su rostro en su estómago durante unos momentos.

-Buenos días -balbuceó adormilado. Annie le acarició el cabello y lo dejó ir al baño para que tomara una ducha. Annie inmediatamente caminó hasta la cocina para poder hacer el desayuno.

Batió algunos huevos agregándole sal y pimienta para después llevarlos al sartén. Annie ni siquiera se había dado cuenta que tras ella, había un sartén con el desayuno de Edward preparándose. La mayoría de las veces la magia involuntaria de Annie hacía cosas como aquella. Estaba ocupada con su propio desayuno y pensando en qué prepararle a Edward, y su magia lo hacía.

Cuando sirvió el desayuno en los platos, Edward apareció por el pasillo ya más despierto y recién duchado y cambiado.

-¿Ya estás más despierto? -preguntó Annie girando y abriendo la nevera, donde sacó una caja de jugo.

-Sí -afirmó Edward sentándose en uno de los banquitos. Annie le pasó su plato con desayuno y comenzó a comer. Le sirvió medio vaso de jugo y se sentó junto a él.

-¿Llevas hecha tu tarea? -preguntó Annie. Edward asintió con comida en su boca.

-Harry la revisó y me dijo que estaba muy bien -dijo el niño orgulloso. Annie sonrió y le acarició el cabello. Ambos comieron entre una plática de cualquier cosa que a Edward se le ocurriera, ya sea su sueño o de las cosas que quería dibujar en la tarde.

Cuando Annie realizó un tempus de nuevo, ya eran las 7:50.

-Es hora de irnos -dijo ella mientras llevaba los platos al fregadero y los encantaba para que se lavaran por sí solos- ve a cepillarte tus dientes.

También colocó un hechizo en los platos de Issa y Harry para que se mantuviera caliente su desayuno. Fue directo al baño a lavarse los dientes y darse una última mirada en el espejo. Se calzó sus zapatos y se acercó a donde estaba Harry, sentándose en la orilla de la cama.

-Harry -susurró Annie acariciando su cabello. El azabache arrugó la nariz pero no abrio los ojos- Harry.. Edward y yo ya nos vamos.

Harry comenzó a abrir lentamente sus ojos y sonrió cuando vio a Annie frente a él.

Annie's extras: Bright yearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora