Nuevo Weasley

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Enero, 2004

Harry calificaba los ensayos de sus alumnos de sexto año mientras Annie dibujaba.

El azabache se había refugiado en su nuevo despacho, y Annie insistió en hacerle compañía para que no estuviese solo. Y aquello lo hacía sentir bien.

Escuchar el lápiz trazando líneas sobre el papel, a Annie tararear por lo bajo y escuchar el cambio de lápices de colores, la traía recuerdos de sus años en Hogwarts y amaba esa sensación.

Levantó la vista por unos momentos, y esta recayó en Annie con su pancita de tres meses, su bloc de dibujo contra sus piernas y algunos colores levitando a su alrededor. Estaba sentada en el sofá que habían puesto contra la ventana. Estaba hermosa. Sonrió inconscientemente.

-Amor.

Annie levantó la vista de su dibujo, centrando su atención en Harry.

-¿Si?

-Estás preciosa.

Annie sonrió y se sonrojó un poco, haciendo que el corazón de Harry se agitara. La castaña se mordió el labio pero aún así hizo sus cosas a un lado y se levantó del sofá. Rodeó el escritorio y moviendo la silla de Harry, se sentó en su regazo. Harry la sostuvo, cuidando de no apretarla demasiado.

-Te amo -dijo Annie llevando una mano a su nuca y acariciando su cabello. Harry sonrió.

-Y yo a tí.

Y se inclinó un poco para dejar un beso sobre sus labios. Annie se recargó en su hombro, sintiendo los brazos de Harry rodearla.

-James...

-¿Qué se te anotojó? -preguntó Harry divertido acariciando su espalda. Annie rió por lo bajo.

-Chocolate caliente.

-Mmm.. -tarareó Harry- no puedo traerte chocolate si estás sentada sobre mí.

Annie resopló pero se levantó con cuidado. Harry se puso de pie y estaba por salir del despacho, cuando una brillante luz entró en este de forma repentina.

-¡DAPHNE, BEBÉ! ¡SAN MUNGO! ¡YA!

Era la exaltada y nerviosa voz de Ron en su patronus. Annie y Harry se paralizaron.

-¡Harry! ¡Vamos! -apresuró Annie saliendo del despacho. Harry reaccionó.

-Yo iré por tu suéter -dijo Harry corriendo escaleras arriba y casi se cae cuando tropezó con un escalón. Annie no pudo evitar soltar una risa mientras se colocaba sus botas.

Harry volvió con dos suéteres y mientras Annie se ponía el suyo, el abrigo, bufanda, guantes y gorro, el azabache llamaba un taxi.

...

-¿Ya nació? -preguntó Harry en cuanto llegaron a la sala de espera de San Mungo y se encontraron a todos los Weasley.

-No sabemos nada aún -dijo Molly que parecía muy ansiosa. Victoire llegó hasta ellos saludándolos, y Harry la tomó en brazos.

Para todos se les hizo una eternidad. Las personas que pasaban por ahí se le quedaban viendo a la numerosa familia de pelirrojos y otros colores.

Issa llegó apresurada después de veinticinco minutos, excusándose por su lista de pacientes que debía tratar antes de poder tomarse un descanso.

Pasaban de los treinta y cinco minutos cuando las puertas de la sala de parto se abrieron y un muy pálido pero alegre Ron salió por ellas.

Annie's extras: Bright yearsWhere stories live. Discover now