Demasiado Jóvenes [NaruSasu]

×Adicto×

Disclaimer: Naruto Shippuden.(NARUTO−ナルト− 疾風伝) Historia y Dibujo de Masahi Kishimoto.

Parejas: Uzumaki Naruto x Uchiha Sasuke.

Advertencias: Consumo excesivo de sustancias adictivas

Nota: Se que he tardado mucho, como es usual. Debido a algunos inconvenientes este capítulo será escrito desde mi teléfono. Así que por favor, disculpen las faltas de ortografía, a veces es el autocorrector pedorro que tengo.

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El sudor que corría por su cara caía como una cascada, y teniendo que trabajar doble jornada en la frutería Naruto sólo rogaba que el día acabara ya. Y es que desde que los dueños descubrieron a Sora drogándose en la bodega, teniendo que despedirlo, a Naruto le había tocado más peso extra. No se quejaba mucho, le pagarían el doble ese día y además su sueldo aumentó pero eso le dejaba muy agotado y fastidiado pues ahora trabajaba por dos; para ser todavía un estudiante y para colmo padre de gemelos, eso lo tenía al borde del colapso.

Sasuke claro que intentaba conseguir empleo pero el ser omega le limitaba mucho. Por más que lo odiara, tenía que quedarse en casa y cuidar a los pequeños mientras que su alfa trabajaba. Era un estilo de vida que jamás deseo tener, porque no quería ser el omega que todos decían que debía de ser: sumiso, entregado a su familia y a su alfa, ser amo de casa y encargarse de las necesidades de su alfa y dedicar su vida a la educación de sus hijos. Sasuke siempre pensó que merecía más que eso, pero ahora no podía hacer nada al respecto.

Y Naruto sabía lo mucho que eso afectaba a Sasuke, por eso se esforzaba trabajando para poder darle un futuro a Sasuke donde él pueda brillar como siempre lo ha hecho.

Motivado levantó una caja de lechugas que habían llegado en el nuevo inventario, dejándola sobre la mesa de la bodega. Sin embargo ya llevaba más de diez horas trabajando sin descanso, al poner la caja sintió un repentino mareo que lo hizo desestabilizarse y casi caer al suelo.

-Mierda.-susurró.

Su vista se tornó borrosa y tuvo que cerrar lo ojos para hacer que el malestar se desvaneciera. Pero no lo hizo, unas ganas tremendas de vomitar lo acecharon obligandolo a correr al baño.

Dentro del baño vació su estomago en el retrete, las arcadas hacían que el abdomen le doliera.

Aquel sería el sexto día que Naruto trabajaba por catorce horas diarias, además de asistir a la preparatoria y ayudar a Sasuke con el cuidado de sus hijos. Su joven cuerpo de diecisiete años no estaba acostumbrado a dicho estilo de vida, forzar demasiado a su cuerpo le estaba pasando factura.

-¿Te encuentras bien hijo?-preguntó el anciano, quien escuchó las arcadas de Naruto desde donde se encontraba.-Si te sientes mal tómate el día muchacho, anda ve a casa y descansa que se ve que lo necesitas.

Cuando Naruto terminó de vomitar su almuerzo se levantó y procedió a enjuagarse la boca.

-No, estoy bien.-tosió.-Sólo fue un mareo, puedo seguir trabajando.

El dueño le dió un zape al rubio.-Muchacho terco, mírate. Se ve de a tiro que estás enfermo, ve a casa y descansa yo me encargo del resto.-Naruto quiso hablar pero el anciano interrumpió.-Y no te preocupes, que te daré tu paga completa.

Naruto tuvo que aceptar cuando otro mareo lo atacó.

(...)

Al llegar a casa se sorprendió al ver la casa vacía. Ni sus suegros ni Sasuke estaban en casa; sus padres se habían llevado a lo mellizos ya que según ellos no habían pasado mucho tiempo con sus nietos así que Naruto podría dormir sin interrupciones ese día. Se dirigió a su habitación y en cuanto llegó se dejó caer en la cama.