👑Capítulo XV👑

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Malek se fue, salió de su despacho después de decir todo eso y de observarme a los ojos para darme a entender que no estaba mintiendo. En esos momentos me encontraba en aquella estancia completamente sola y confundida. Tenía más dudas que respuestas y no era de gran ayuda que mis pensamientos estuvieran alborotados y mi corazón latiera tan rápido.

¿Todo lo que había dicho era real? ¿De verdad sentía cosas por mí?

Esas eran algunas de las preguntas que me acechaban constantemente.

Me parecía más creíble que Malek hubiera querido distraerme del verdadero motivo de su hostilidad y que decir que tenía sentimientos por mí había sido la forma más efectiva de hacerlo. Era algo probable, pero no podría confirmarlo porque después de esa noche Malek se dedicó a ignorarme y evitarme. No me miraba o hablaba y si nuestros caminos se cruzaban se daba la vuelta y desaparecía por donde mismo había llegado.

Su actitud dolía.

En los últimos meses habíamos sido cercanos, pero en esos momentos volvíamos a ser dos extraños.

— Señorita, han venido a hablar con usted. — No había escuchado el momento exacto en el que Sila tocó la puerta e ingresó a mi dormitorio.

— ¿Quién? — Fruncí el ceño.

¿Tenía visitas? ¿Por qué? ¿Qué podía necesitar de mí alguien que fácilmente podía ir y hablar con el rey de Britmongh?

— La hija del duque de Vielnatt, señorita. — Ambas nos miramos fijamente por algunos segundos y supe que ella tampoco entendía el motivo de aquella visita.

¿Por qué deseaba verme esa mujer?

— Le agradezco que me haya avisado, iré a verla en un momento. — La mujer asintió levemente y se retiró.

Poco después de que Sila abandonara mi habitación, salí en búsqueda de la hija del duque y la encontré de pie frente a las escaleras. Al verme, la mujer me observó con asco mientras se encargaba de eliminar cualquier arruga que pudiera haber en sus ropajes.

— Debo hablar con usted. — Bajé los escalones con cuidado, lo menos que deseaba era caerme o dejarme ver como lo que era, alguien a quien que le temblaban las piernas. — Por su bien, aléjese del rey. — Mis comisuras se elevaron un poco.

Era una mujer adulta que había viajado desde lejos para decirme que me alejara de un hombre que según escuché de su padre, anteriormente ya había rechazado casarse con ella.

La situación me parecía ridícula, vergonzosa e innecesaria.

— Entienda que usted no nació para reinar al lado del rey Malek, solo es su protegida. Rechace unirse a él y desaparezca, mujeres como usted solo sirven para estar bajo tierra y ser devoradas por las alimañas. — Por el rabillo del ojo pude ver a Malek caminando por el segundo piso. — Escuche mis palabras mujer, de no hacerlo podría arrepentirse. — Mi atención volvió a estar sobre la rubia que sonreía triunfalmente.

Sin decir nada más se dio la vuelta y comenzó a avanzar hacia la entrada principal. Me quedé ahí de pie, observando la forma elegante con la que se movía mientras trataba de contener el llanto.

— No pasa nada Elizabeth, no tienes por qué llorar. — Me susurré a mí misma antes de respirar hondo.

No era la primera vez que alguien me deseaba la muerte o me hablaban de aquella forma, pero siempre lograban tocar una fibra sensible en mí. Era increíble ver y escuchar que en el año quinientos nueve algunas personas me trataban como lo hacían en mis tiempos.

Siempre los mismos buenos deseos...

Cerré los ojos con fuerza y exhalé ruidosamente antes de girarme y caminar hacia donde se encontraba el establo. Necesitaba pensar y podría hacerlo mientras acariciaba a los caballos.

Destino Medieval© EE #1 [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora