👑Capítulo XXXI👑

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Debido al intento de asesinato, Malek se encontraba paranoico y ordenó que todo alimento o bebida se probara antes de que nosotros la consumiéramos y no se alejaba ni un solo instante de mí. Me seguía a todas partes como si se tratara de mi sombra y si debía trabajar, me arrastraba con él.

Su mal humor era algo que tenía a todos de los nervios ya que por cualquier cosa, aunque fuera algo mínimo, explotaba. Yo era la única que se libraba de todo eso, de hecho, estaba mucho más consentidor y cualquier cosa que deseara era llevada ante mí en solo intantes. A pesar de estar siendo cuidada y mimada por él, no me permitía hacer nada por mí misma.

Mientras observaba trabajar a Malek, solía pensar en la o las personas que habían tratado de asesinarme. Hasta donde tenía entendido el único ser humano que me detestaba en esos tiempos era Charlotte, pero ella se encontraba muy lejos de Britmongh. No había otro posible sospechoso que no fuera ella, sin embargo, nadie la había visto a los alrededores del pueblo o en su interior y a pesar de que Malek revisó cada rincón de sus tierras, no apareció un responsable, testigo o algún indicio de lo que pudo haber sucedido.

Era como si un fantasma se hubiera adentrado al castillo, nadie sabía nada y si lo hacían, no parecían querer hablar.

En esos momentos me encontraba esperando a Malek en su aposento, sentada sobre el lecho. Estaba leyendo un par de pergaminos que él mismo había dejado para que no me aburriera mientras se encargaba de investigar por todo el pueblo.

— ¿Cómo se encuentra? — Levanté la mirada de los pergaminos que tenía sobre mi regazo y observé a Malek caminar hacia el lecho.

— Yo estoy bien, pero usted no. Venga, se ve agotado. — Acomodé los documentos a mi costado y me moví para que él pudiera acostarse.

— No he encontrado nada. — Masculló entre dientes. — Ningún pueblerino vio o escuchó algo. — Su voz se tornó fría, como si...

Lo observé fijamente y pasé saliva antes de decir lo que pensaba.

— No confía en ellos. — Dio una corta negativa con la cabeza. — Pero tal vez no le estén mintiendo, es posible que no hayan sido testigos.

— ¿Todos? — Sus ojos me observaron de reojo. — Debe haber uno, pero no habla. Se oculta entre los demás y no puedo encontrarlo.

Él tenía un punto que no podía ser refutado. En Britmongh siempre había movimiento, aunque pareciera que no y que nadie hubiera visto nada resultaba sospechoso. Era posible que los pueblerinos no, pero el castillo siempre estaba vigilado.

— ¿Cree...? ¿Cree que el testigo es un soldado? — Su comisura derecha se elevó con fastidio.

— Espero errar, pero si no puedo confiar en mi pueblo... — Negué rápidamente.

— Está diciendo todo esto porque no ha descansado. Mejor duerma y verá cómo todo...— Su bufido cortó mis palabras.

— Usted pensó lo mismo y descansó. — Mordí mi labio inferior. — No descansaré hasta ejecutar al traidor que osó a herir a mi mujer. — Malek se sentó en el lecho como si algo le hubiera quemado la espalda.

— Si no descansa va a enfermar y si eso sucede, las pocas pistas que pudiera encontrar se le escaparán entre los dedos y yo me preocuparé mucho por usted. Dijo que haría todo lo que deseara para que me recuperara, ¿cierto? — Viendo por dónde iban mis palabras, apretó los labios con fuerza y asintió. — Entonces, deseo que descanse. — Pensé que podría llegar a molestarse por mi petición, pero por su rostro no pasó malestar ni reproche, estaba inexpresivo.

— Beth, Beth...— Dejó escapar un largo suspiro. — Lo haré para no preocuparla.

— Se lo agradezco. — Susurré mientras él volvía a acostarse.

Destino Medieval© EE #1 [En Edición]Where stories live. Discover now