👑Capítulo XXX👑

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Disfrútenlo, si pueden.🫣

— Escuché que mi reina estuvo cuidando de mi pueblo mientras no estuve. — Malek estaba sentado al otro lado de la mesa, desde donde me observaba con una sonrisa ladeada. — Se lo agradezco.

— No debería agradecerme. Cuidar de Britmongh también es mi deber. — Lo vi asentir levemente.

— Es una mujer sabia. — Murmuró. — ¿Qué sería de mí sin usted, Elizabeth? — Se levantó de su silla y comenzó a caminar hacia donde me encontraba, no sin antes haber hecho que los sirvientes nos dejaran solos.

La forma en la que había formulado su pregunta tocó mi corazón. No lo hizo con verdadera curiosidad y tampoco con un tono de voz divertido, lo dijo con tanto amor que sentí como si me acurrucara entre sus brazos y me protegiera. Su pregunta se sintió como si me hiciera saber que sin mí, se encontraría sin rumbo alguno.

— Estaría gritándole a sus sirvientes, mi señor. — Sus comisuras se elevaron rápidamente. — Gritándole a todos y molesto todo el tiempo. — Cuando separó la silla a mi lado derecho y se sentó, tomó mi mano entre la suya y la llevó a sus labios para comenzar a besar castamente mis nudillos.

— ¿Eso cree? — Di un corto asentimiento mientras su mirada fría, aquella que me desgarró el alma cuando me observó por primera vez, volvió a mi mente. — ¿Qué he hecho para que me vea así?

— Lo conocí. — Su boca se abrió, pero de ella no salió ni un solo sonido.

Se estaba haciendo el ofendido.

— Puede que no se equivoque, pero tal vez habría estado ejecutando traidores o conquistando tierras. — Volví a asentir.

— O siendo atendido por médicos porque colapsó del coraje, hay muchas posibilidades, pero creo que ambos coincidimos en que no estaría siendo amable. — Malek llevó su mano libre a su barbilla y comenzó a acariciarla como si estuviera imaginándose cada uno de los escenarios.

— Soy un rey benevolente. — Una pequeña risa se me escapó de entre los labios.

— Ahora puede que lo sea, mi señor, pero antes era un tirano y lo sabe. — Elevé una de mis cejas cuando fui capaz de ver orgullo en su mirada.

Le encantaba saber que tenía poder sobre todo y todos y no podía ocultarlo, era un verdadero tirano.

— Mi reina, ¿acaso no le agrada cómo es su rey? ¿Debería encerrarla en mi aposento? — Entrecerré un poco los ojos. — O, ¿debería entregarle toda Europa para que deje de verme como un mal hombre?

— No es necesario que conquiste a todo un continente para saber que es el hombre de mi vida, rey tirano. — Entrelacé nuestros dedos. — Poseo su corazón, no necesito ni deseo nada más.

— Es una mujer extraña. — Mi ceño se frunció levemente porque aquellas palabras no eran lo que esperaba escuchar.

— ¿Lo dice porque no me interesan las riquezas? — Malek asintió. — Creo que está olvidando que viajé a través de un libro a más de mil años atrás de mi nacimiento. Lo que menos me interesa son las joyas o el poder, prefiero el conocimiento y lograr sobrevivir a estos tiempo tan complicados. Nunca pensé que algo así podría ocurrir, pero aquí estoy, sentada al lado de un rey que por cierto, es mi esposo.

— Tendrá una larga vida a mi lado, puedo asegurarlo. — Murmuró sonriente.

Después de esa conversación y sin importar la hora que era, ambos salimos al exterior y nos acostamos en el suelo. Permanecimos viendo el cielo durante bastante tiempo mientras hablábamos de todo tipo de tonterías.

Destino Medieval© EE #1 [En Edición]Where stories live. Discover now