Capitulo 19 - Cuesta Arriba

38 3 1
                                    

―Y hoy, en cocinando con Evan les mostraremos cómo preparar un delicioso tacuazín a la leña ―dijo Evan a la cámara de Bii

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

―Y hoy, en cocinando con Evan les mostraremos cómo preparar un delicioso tacuazín a la leña ―dijo Evan a la cámara de Bii.

―Es una zarigüeya ―interrumpí.

―Es un tacuazín, un tlacuache, vos que vas a saber de animales. Mejor poné atención a lo que estás haciendo porque si cortas mal los órganos se va a arruinar la carne.

Yo trataba de preparar el animal que acabábamos de cazar pero Evan me distraía con su improvisado show de cocina. Me había quitado el brazalete para no ensuciarlo y él había aprovechado para hacer sus payasadas.

―Ahora un poco de música ―dijo.

La música sonó de repente haciendo que me sobresaltara ―¡Evan!―, dije.

―¿Qué? ―Respondió sonriendo como si nada.

―No puedo trabajar así, me desconcentras.

―Te estoy enseñado a actuar bajo presión, deberías agradecerme.

Era difícil no reír cuando se ponía en ese plan, de cualquier manera yo hacía mi mayor esfuerzo para concentrarme y terminar mi práctica correctamente. Me levanté de la roca donde había partido al animal y lo colgué de la cuerda que tenía preparada para proceder a quitarle la piel. Evan andaba por allí tonteando. No lo vi acercarse, así que cuando puso un ramillete de agujas de pino en mi cuello me sobresalté creyendo que era algún bicho.

Grité, me sacudí, me pasé las manos ensangrentadas por los hombros y por el pelo, hasta que me dí cuenta de que Evan reía como loco.

―¡Sos un bruto! ―Grité mientras sacudía las manos frente a el.

Él se alejó, corriendo sin parar de reír pero algunas gotas de sangre lo salpicaron y dijo.

―Te estás comportando como una salvaje Ada, hasta hablás como salvaje, "SOS un bruto" ¿Qué es eso? ¿No te enseñaron nada de gramática? Se dice "ERES" un bruto ―dijo imitándome.

Me sorprendía la habilidad que Evan tenía para estar de buen humor aun en las condiciones más extremas. Ya habían pasado 14 días y nos encontrábamos en algún lugar entre Oaxaca y Chiapas; en ese punto yo tenía las manos y el trasero lleno de llagas por la bicicleta, a veces hasta sangraba. Mi cabello estaba seco y enredado, la ropa y la máscara me había protegido un poco del sol, pero los insectos habían atacado cada fragmento de piel descubierta dejándome llena de puntos rojos, tenía la ropa sucia, los zapatos mugrientos, sentía la boca podrida y a veces no sabía si el olor a animal muerto venia de nuestras presas o de mí.

Yo estaba hecha un verdadero desastre, Evan, por otro lado, estaba hecho un semidiós, un apestoso, velludo y bronceado semidiós. Las proteínas, el ejercicio y el sol tenían una magia muy distinta en él, a veces lo miraba y pensaba que esa era la idea original del creador, él me hacía sentir como una copia defectuosa, como una mutante, de hecho así me llamaba a veces el engreído hombre mono.

Ada y EvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora