Después de mandar a la mierda a Pierre, retomo mi camino hacia el restaurante.
- ¿Nic? - oigo que me llaman.
Miro a mi izquierda y lo veo a unos metros de mi.
Carajo. Tragame tierra. O Dios llévame.
Se acerca a mi. Lleva unos lentes de sol oscuros, su cabello revuelto, tiene una muscula negra que deja al descubierto sus brazos, un jean gastado y roto, y tiene en su cintura atada una camisa leñadora.
- No saldrás corriendo a hurtadillas, ¿verdad? - dice quitándose las gafas.
- Gael, hola. - digo. - Lo lamento, llegaba tarde al trabajo. Estaba por pasar una de estas noches, tengo que devolverte tu remera.
- Tengo otra igual, te diría que te la quedes, pero la iba a usar de excusa para volver a verte. - dice.
- ¿Eso significa que no estás molesto?
- No voy a negar que me hubiera gustado que dejaras una nota o un mensaje de texto, pero no, no estoy molesto.
- ¿Tengo tú número? - no puedo evitar preguntar.
Ríe. - Si, me pediste que te lo agendara. ¿Enserio no lo recuerdas?
- Eh... no.
- Vaya, no sabia que estabas así de ebrio.
- ¿Hice o dije muchas estupideces? - pregunto.
- Parecías bastante normal a mi parecer.
- Créeme, soy todo menos normal.
Vuelve a reír. - Sabes, no necesitas ir al club cada vez que quieras que nos veamos. Yo si me considero normal, es decir, vivo en una casa. - dice. - No en el club. - agrega riendo.
- Lo sé, lo sé... - digo. - Es que... suelo ser bastante imbécil. Así que me disculpo de antemano.
- Creo que imbécil es una palabra un tanto fuerte para describirte.
- No me volverás a llamar tierno, ¿o si?
- No no no. - dice. - Ves, yo también soy un tanto imbécil.
- Creo que imbécil es una palabra un tanto fuerte para describirte. - digo.
Sonríe. - Por cierto, ya que te veo en un horario normal, a la luz del día... el jueves tengo la noche libre, ¿crees que te gustaría hacer algo?
- Claro, me encantaría. - digo.
- Genial. Pues te escribo.
- Si. - digo. - Y me alegra haberte visto... en un horario normal, a la luz del día... Ya comenzaba a creer que tal vez eras vampiro.
- Muy moreno para ser vampiro.
- Puede ser. - digo. - Te veo entonces.
********
Estoy solo en la cocina del restaurante.
Oigo que tocan la puerta trasera. Me limpio las manos que las tenia con harina y me dirijo a abrir.
- Hey. - digo con sorpresa. Abro la puerta. - Pasen.
Fabiano y Lorena entran. - ¿Está Bea? - me pregunta Lore.
- No, no llega hasta el medio día. ¿Por?
- Tenemos un 3312. - dice Fabiano.
- ¿Un qué cosa? - pregunto confundido.
- Un código rojo, una emergencia. - dice Fabiano.
- ¿Y ahora qué? - pregunto con fastidio. - No son ni las 10 de la mañana.
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La Receta del Amor
RomanceTú primer amor de la adolescencia se casa, dejándote con el corazón roto. De vuelta en tú pueblo vas a tener que aprender a vivir con que hay amores que no están destinados a ser. Necesitas dejar ir y quien te ofrece su ayuda es un carismático, pero...