Capítulo 10

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Pierre

(Los siguientes dos capítulo van a estar narrado por él)

A la siete, cuando suena la alarma, me levanto, me pongo la ropa deportiva y salgo a correr por el pueblo. Me gusta salir a esa hora porque puedo ver el sol como se va alzando y como todo en el pueblo se va despertando. Todo es calma, solo se puede oír el leve canto de los pájaros. 

Hay veces en la que viene bien estar rodeado de está clase de tranquilidad. Estos último días siento que son una especie de respiro. Un respiro de mi caótica y ruidosa vida. Me gusta vivir al limite y siempre estar en movimiento, pero en ocasiones todo se vuelve demasiado y tan solo necesito estar en modo avión. 

Cuando paso corriendo por el restaurante de Nic, me freno en seco al ver que las luces de adentro de encuentran encendidas. Es un poco temprano, incluso para él, para estar despierto. 

Mierda. Ya veo que es alguien que se entro a robar comida o algo. Carajo. Nic me debe una. 

Me dirijo hacia la parte trasera. Donde está en ceso de basura veo aún apoyado las dos mitades del palo de escoba que rompí en la noche. Tomo uno y me acerco a la puerta que da a la cocina. 

Inhaló y exhaló un par de veces. Abro la puerta de un tirón y doy un gran brinco hacia adentro, con el palo en alto. No puedo evitar soltar un grito, por lo que se oyen gritos de los dos lados.

- ¿¡QUÉ VERGAS HACES AQUÍ!? - me grita. 

- ¿¡YO!? - grito también con mi corazón acelerado. - ¿¡QUÉ HACES TÚ!?

- ¡ES MI RESTAURANTE, DEMONIOS! - grita Nic con un palo de amasar en sus manos. Mira mis manos. - ¿Ibas a golpearme con eso? 

Bajo el palo. - Creí que se había metido alguien. - digo. 

- Pues no. 

- ¿No es un poco temprano para ti? - pregunto. 

- ¿Y que hay de ti? - pregunta.

- Todas las mañanas salgo a correr a está hora. - respondo. - Tú turno. 

- Me desperté temprano y ya después no me pude volver a dormir. - dice como restandole importancia al asunto, vuelve a la masa que está sobre la mesa. 

Me quedo observándolo. Hay algo raro en él, pero no logro deducir el que. Se encuentra amasando con fuerza e impulso, hasta un tanto frenético podría decir. Lleva la misma ropa de la noche, lo se porque le volqué por accidente un poco de vino tinto que quedaba en una de las copas que junte de una mesa y ahí está aún la pequeña mancha. Bajo sus ojos oscuros puedo notar levemente una sombra de ojeras. Todo parece indicar que en realidad no se fue a su casa y que no durmió para nada, pero aún así parece como "enchufado". 

Su mirada se cruza con la mía. 

- ¿Por qué me miras? - me pregunta extrañado. 

- Nada. - digo volviendo a la realidad. - Me gusta ver a las personas cuando están concentradas en lo que les gusta. - se queda observándome unos segundos y luego vuelve la vista a lo que está haciendo. - ¿Qué preparas? 

- Hago las premasas de las pizzas y algunos bollos de pan. - dice. - También hice un nuevo tiramisu, se esta acabando y eso necesita tiempo para que se masere.  

- ¿Quieres que te ayude con algo? - le pregunto. 

- No necesitas quedarte, puedes seguir con tú camino. - dice. 

- Ya había terminado mi ruta y con el susto de recién ya estoy bastante despabilado como para volver a dormir. 

- Pues puedes quedarte si tienes ganas de ser mi asistente. - dice. 

La Receta del AmorWhere stories live. Discover now