Capítulo 11

648 74 3
                                    

Pierre

- Claro que no. - dice Bea seria. - No dejaré que él se encargue de Nic. Esto no es una tontería, es algo serio.

- Yo se como ayudarlo. - digo.

- No, no lo harás. - dice ella. - Te lo repito, no te dejaré.

- ¿Y quien eres tú para decidir que se hace o no con mi hermano? - dice Gianni de mal modo.

- ¿En serios dejaras que él, que es un perfecto desconocido, sea quien decida que hacer con Nic?

- ¿Por qué no? Sabe que hacer, conoce del tema y dudo que quiera hacerle daño.

- En serio solo busco ayudar. - digo. - Antes que se empeore.

Bea me mira. - ¿Y como es que sabes tanto? Si se puede saber, ¿acaso tienes una maestría en trastornos de la personalidad?

- Alguien cercano a mi lo tiene. - digo vagamente. - Y como cualquier persona a quien le interesa sus afines me tome el trabajo de investigar.

- ¿Acaso tú sobrinito te paso el machete que se hizo cuando jugaba con mi amigo?

- ¡Beatrice! - grita Gianni enojado.

- Te dejare algo en claro lindura. - digo. - Yo hablo por mi mismo, actúo por mi mimo y pienso por mi mismo también. No me responsabilizo de las acciones de los otros, por más cercanos que sean a mi. Si tú padre empuja a alguien por las escaleras, ¿como es que eso es tú culpa? Si ni siquiera estabas ahí y no conocías a la persona en cuestión.

- No hablemos de personas teniendo accidentes. - dice Gianni. Mira a Bea. - No te estoy pidiendo autorización, ni consejo. Simplemente te estoy pidiendo que hagas tú maldito trabajo y te quedes de encargada mientras con Pierre llevamos a Nic a casa.

- ¿Y que demonios hago si llega a venir tus padres o tus hermanos?

- Mis padres con el tema que se van a Sevilla están con el embalaje de las cosas, mis hermanas vienen cada tanto y siempre avisan, y Damiano se fue ayer.

Ambos quedan en silencio, mirándose.

- Si esto sale mal por culpa de encantador, que te quede en la conciencia que fue por ti.

- No es necesario las malas vibras Beatrice. - dice Gianni. - Mi hermano va a estar bien, porque el siempre lo está.

- Bien. - dice cortante y seria. - Si ustedes quieren hacerlo, yo me encargo del restaurante. Ya quiero ver que van a hacer para lograr que quiera irse a su casa.

Vuelve a entrar.

- ¿Sabes como hacer eso? - le pregunto.

- Yo me encargo de eso, tú de lo demás. - dice. Asiento afirmativamente. - Lo que si, necesito que lo distraigas.

- ¿Como?

- Tan solo háblale, mientras hago lo que voy a hacer.

- ¿Qué vas a hacer? - pregunto extrañado.

- Ya vas a ver. - dice. - Vamos.

Ambos entramos y nos dirigimos hacia la cocina, donde está Nic. Gianni se detiene y me frena a mi antes de entrar.

- Ve tú primero. - dice en un susurro. - Que quede de espalda a la puerta, así no ve entrar.

Entro a la cocina. Veo que sigue cocinando, mirando de frente a la puerta.

- ¿Que tal vas con eso? - pregunto acercándome.

- Oh, muy bien. - dice animado.

- ¿Quieres que vaya lavando eso? - le pregunto, refiriéndome a los utensilios que no está usando.

La Receta del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora