Capítulo 18

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Hola mis querid@s lectores. Antes de empezar con el capítulo l@s quiero invitar a leer mi nueva historia.

Se llama "Una segunda oportunidad", ya publique el primer capítulo.

Ya que saqué varias de mis historias, estoy tratando de reponer con nuevas😅😅. De todos modos, a excepción de "Una cuestión de edad", pueden leer las otras gratuitas en Dreame.

Ahora volvemos al capítulo. Saludos!

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- No se por qué tengo la sensación de que solo querías llegar a esa pregunta. - dice Pierre.

Me encojo de hombros. - Tengo curiosidad. - digo. - Sabes, cuando se me mete una idea en la cabeza, es más fácil sacarme la cabeza que la idea.

- Que va... - dice. - Quien iba a decir que tú también puedes ser un tanto obstinado cuando quieres.

- Empieza a hablar, porque no nos moveremos de aquí de caso contrario.

Se queda mirándome en silencio. Luego de unos segundos, suspira con pesar.

- Lo tiene una de las personas más importantes de mi vida... - dice. - Mi madre.

- ¿Qué? - me sale en un susurro, sin poder evitarlo.

- Si. - dice. - Se lo diagnosticaron ya de grande. Ella y Gus tienen una relación muy especial, que va más allá de todo. Mi madre lo adora con locura y mi hermano no me cabe duda de que mataría por ella. Gus para ser que es tan tosco como una piedra, genera que los demás sientan ese amor incondicional hacia él, porque también es de mi devoción. Gus es... es brillante, y... le ofrecieron hacer un doctorado en lo que él se especializa, por lo que se tenía que ir a Alemania. Fue difícil para nosotros, iba a estar muy lejos, pero sobretodo para mi madre. Ahí empezó todo, quiero decir no es eso lo que lo ocasionó, sino que ahí comenzamos a notar a mi madre rara. Pensamos que era por eso. Pero una vez, de la nada, tuvo un ataque de locura que nos asustó. Era domingo, comíamos mis padres, mi hermana y yo. Y ella se paró y empezó a arrojar cosas y romper platos. Con mi papá y Lizzy quedamos petrificados. No había forma de calmarla, hasta llamamos a Gus para ver si el lo conseguía, pero no. Cuando dejo de gritar y destrozar todo empezó a llorar desconsolada. Dijo que no se sentía bien, que no tenía control sobre ella misma. Mi padre se la llevó a que le hicieran estudios y después de varias semanas y pruebas tenía el diagnóstico. Trastorno bipolar. - queda callado unos segundos. - Aún puedo sentir ese nudo en el estómago. Nunca en mi vida tuve tanto miedo como ese día. Mi madre que es la persona más dulce y serenas que conozco, verla fuera de si, me dejo helado.

- Diablos Pierre... - digo aún en shock.

- Caímos en cuenta de que ahora eso seria parte de ella. - continúa. - Todos estábamos en shock. Excepto mi padre. Sabes, si antes sentía admiración por él, en ese momento se potenció. Porque se tragó todas sus dudas y temores, y se puso la mochila en la espalda, por decirlo de alguna manera. Encaminó todo. Le dio las fuerzas a mi madre para que se levantara y peleará, le recordó que ella no se rinde. Y a nosotros nos dio una especie de cachetada, como para que dejáramos de ser unos bebés y reaccionáramos. - hace una pausa. - Y ahí fue cuando comencé a investigar mucho, a leer blogs de medicina y psicología. Con mi papá y mi hermana nos inscribimos a una charla que daban en un centro de salud, para familiares de personas que sufrían algún trastorno. Y con los años fuimos aprendiendo junto con mi madre.

- Vaya... Gabe nunca lo menciono.

- No lo sabe. - dice. - No fue algo que mi madre quiso esparcir, no por vergüenza ni nada, sino porque no quería las miradas de compasión, ni que la trataran distinto.

La Receta del AmorKde žijí příběhy. Začni objevovat