2: tainted love.

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Tan solo súbela

La primer semana de clases, aunque Kenma normalmente amara poder faltar y dormir, lo tenían jodido con su celo de por medio, al ser un colegio mixto, era obligatorio ausentarse durante los mismos.
Se encontraba en la cama doblado al medio con la fiebre por los cielos, el cambio de ambiente sumado al cambio de marca de supresores no habían estado tampoco a su favor, por la mañana cuando notifico en la dirección y a duras penas a Kuroo, Yaku paso a verlo, dejándole así también su número de teléfono, unos dulces que aseguraba que ayudarían, y unos refrescos, '-Cualquier cosa me llamas, lo más mínimo, y no le abras a nadie, no importa quien sea, vendré enseguida."

Esas palabras a Kenma le regalaron un poco de paz, que por las próximas horas se difuminaron entre dolores, calores y estúpidos deseos sexuales, cuáles luchaba por reprimir mientras intentaba pasar por lo menos una misión en su juego de turno, se digno a pararse por un minuto a tomar una lata de gaseosa de manzana, sin entender como Yaku atino a su sabor favorito, y subirle el volumen al estereo, entre deseos de no seguir fantaseando con ese estúpido olor a relajante para gatos.

Así pudo superar media hora más, hasta que el teléfono comenzó a sonar, atribuyendo así, el mayor sufrimiento que Kenma pudiese sufrir en su primer día de celo, el envío desde Australia con su televisor, computador y consolas había llegado, cuatro días tarde, aviso que tardaría unos momentos en bajar, y que alguien más lo firmaría por él, llevando su documentación, luego de una pequeña discusión, teniendo que aclarar avergonzado su celo, comenzó a marcar a Yaku, si no tendría que pasar seis días más sin nada, ya que debería ir a la sucursal a retirarlo.

-¿Yaku? -la voz débil y casi entre gemidos de Kenma hablo al escuchar que contestaban. -Necesito ayuda.

-Soy Tetsuro, Yaku está con los directivos ahora mismo, dime. -Kenma, en su propio lugar sintió un frío invernal bajar por su espalda, sintiendo su cuerpo relajarse, pero soltando un pequeño suspiro. -¿Kozume-kun?

-Quiero a Yaku, tu no puedes entrar. -soltó entre dientes, sintiendo al mismo tiempo su ansiedad invadiendo su pecho, sintiendo un mar reventando en su frente. -Ya.

-Estoy medicado, tu celo no me hará nada, y ahora mismo estoy lleno de parches, estoy yendo.

-No... No. -pero nadie lo escucho, la llamada ya había sido cortada.

Calculando cuánto tardaría Kuroo en subir, dejo su identificación afuera, con una hoja con resumidas instrucciones de que necesitaba de él. La dejo frente a su puerta y espero, retorciéndose una vez más, pero ahora en el suelo, y el recuerdo del aroma a valeriana y olivo intensificando se en su mente, sintiendo como si estuviese a su lado. Después de unos minutos sintió un trote, seguido de como recogían lo del suelo y una pequeña risa.

-Tan solo súbela. -dijo en un gemido ahogado.

-¿Soy tu encargado ahora? -esa voz grave lo dejo inmóvil, sin posibilidad ni de devolver un insulto, para luego escuchar como el mayor volvía a irse al trote.

Durante los diez minutos siguientes, su cerebro viajo por mil escenarios, dónde su instinto interior casi lo obligaba a abrir la puerta cuando el otro se presentará afuera, pero su lado racional pedía a gritos que no fuese tan idiota e impulsivo, y cuando escucho un chico a los insultos, que durante unos cinco minutos iba y venía entre insultos y dejar cajas, gano su instinto, abriendo la puerta.

Aparentando que era por sus entregas, comenzó a meterlas a retorcijones dentro del cuarto.

-No te esfuerces tanto, yo lo tomo como entrenamiento extra. -Le regalo una sonrisa más, entre las muchas de sus cortos cruces de las semanas anteriores, pero Kenma sentía en su olor como este se estaba resistiendo en actuar como quisiese, hizo oídos sordos y comenzó a mover una caja casi de su tamaño. -De verás Kozume, tan solo recuéstate, por favor. -Dijo el pelinegro posando su mano en el hombro del menor, retirándola casi en segundos, y respirando profundamente. -Lo siento.

Lose it ▵  KuroKen.Where stories live. Discover now