16: Love.

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Idiota, estúpido, hermoso.

La puerta a su espalda se cerró, y sin importarle mucho que había alguien más en la sala de su casa, arrojó los incómodos zapatos a un rincón, seguidos por la corbata y la camisa, el clima parecía un infierno aunque estuvieran a las puertas del invierno.

Se adelantó al azabache en búsqueda de una botella de agua, el camino en auto hasta el lugar había sido un silencio de penumbra y sentía que su garganta ardía, prefería culpar a la sequedad del aire que a la ansiedad que cruzaba su mente ante la falta de palabras en el ambiente.

Pero segundos antes que sus dedos tocaran el picaporte de la cocina, dos dedos casi congelados se apoyaron por sobre su hombro, haciendo que una descarga electrica nacida en ese mismo lugar llegara casi hasta sus pies.

Algo que no había sentido desde hace demasiado tiempo.

- Sigue ahí. - Murmuró Kuroo, como si estuviera pensando en voz alta. - No lo puedo creer.

El tampoco podía creerlo del todo, ya había pasado tiempo de la última vez que recuerda haberla visto al espejo, tampoco que fuera una persona que se veía mucho sin playera en su reflejo, pero había tenido un periodo de tiempo donde su masoquista cabeza no paraba de pensar en la misma, obligándose a verla a cada momento, o pasar sus dedos sobre ella sin efecto alguno.

Pero el suave tacto de Kuroo había servido como interruptor, liberando todas las emociones que su omega ahogado había resguardado durante años, ya no era Kenma enamorado, si no su instinto interno recordando lo cálido y necesario que podía ser el contacto del contrario.

- No podrás meterte tan rápido en mis pantalones. - dijo hilando su cordura.

- Ya lo sé, solo me interesa poder tomar un café y charlar. - apaciguó el ambiente, tomando asiento en la isla de la cocina.

- ¿Seguro? - dijo desconfiado, clavando su mirada en el mayor. - Si que los años te han cambiado.

Kuroo negó mientras se reía por lo bajo, dichandose a alejarse poco a poco de Kenma, en dirección a las alacenas.

Sin preguntar mucho comenzó a preparar té helado, mientras reposaba el teléfono con música de fondo, aunque Kenma nunca lo diría en voz alta, agradecía el gesto, ya que era la forma más amena de que el silencio incomodo no se formara en el ambiente que los rodeaba.

Los minutos pasaban y el más joven no despegó la vista del cuerpo que se movía a anchas por su sala, no era algo nuevo, las últimas semanas la presencia de Tersurō había sido recordada pero ahora era diferente... Ya no se sentía como un viejo fantasma rondando los pasillos.

El té fue acompañado por las canciones que Kenma se dichaba a escuchar cuando el extrañar a Kuroo era moneda corriente, pero esta vez sin tanto dolor ni pensamientos entremezclados en su cabeza.

Lo había hecho.

Le había dado una segunda oportunidad.

- ¿Lana del Rey? - preguntó atragantándose con un hielo. - ¿En qué momento pasamos de The Cure a esto?

Las carcajadas de Kuroo ahogaron el lugar, rompiendo así el último hilo de tensión si es que aún existía, su trasero se despidió del banquillo y sus largas piernas lo direccionaron a la espalda de Kenma, donde apoyo sus manos en ambos hombros y forzó a que se volteara a verlo.

Lose it ▵  KuroKen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora