I'ᴍ ɢᴏɪɴɢ ᴛᴏ ᴋɪss ʏᴏᴜ. I ᴍᴇᴀɴ ɪᴛ!/ SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AU

4-

Después de siete semanas con Choosing Hope, Kara ahora tenía una buena idea de quién era quién. Sabía los nombres de los gemelos del guardia de seguridad, cuando las personas del servicio de catering tenían cumpleaños y lo sarcástica y divertida que era la asistente de Lena en el set, Finola, una mujer escocesa de poco más de cuarenta años, tenía grandes gafas de color turquesa, ojos astutos y un acento que pocos podían penetrar. Kara se ganó puntos por entenderla fácilmente.

De vez en cuando enviaba bolsitas de té a través de la asistente, que estaba encantada de pasárselas y le decía a Kara que sus regalos habían puesto una sonrisa en el rostro de su voluble jefa por primera vez en meses.

Bueno, era bueno saberlo, ya que Lena hasta ahora no le había hecho ningún comentario. Por otra parte, sus horarios no se habían alineado con demasiada frecuencia. Eso era una pena, porque Kara había comenzado a desear ver su rostro en el set, y esa mirada lenta y vigilante que parecía despegar a cada actor con un caso instantáneo de líneas olvidadas.

Kara no había tenido la intención de compartir su preciado té con regularidad, pero no había podido quitarse de la cabeza la mirada eufórica de Lena cuando se lo ofreció en modo disculpa.

Esta noche se encontró con Finola saliendo corriendo de la remolque de Lena. Echando un vistazo a la caja amarilla en la mano de Kara, se detuvo en seco. –¡Oh, Kara! Simplemente colócalo adentro y asegúrate de cerrar la puerta cuando salgas. Lo siento, no puedo parar y hablar. El auto de mi esposo se ha descompuesto nuevamente–. Ella se fue corriendo.

Kara entró en en el remolque vacío y se dio cuenta de que estaba sola en el lugar donde Lena se refugiaba. Era difícil culparla por esconderse aquí. Durante las últimas siete semanas, Kara había escuchado mucho sobre lo que la gente pensaba de Lena. La opinión más común fue que su falta de simpatía era una señal de que pensaba que era mejor que todos los demás y el programa.

Incluso si eso era cierto, no tenían derecho a juzgarla. Este programa estaba debajo de Lena Luthor. Demonios, si Kara pudiera actuar tan bien, también tendría dificultades para ocultar su burla por lo que se producía aquí.

Kara deslizó la caja de té sobre la pequeña encimera de la cocina, enderezándola de modo que una línea de la caja quedara perfectamente paralela a la pared. Inmediatamente se volvió para irse, consciente de la confianza que Finola había depositado en ella al otorgarle ese acceso.

Los colores llamaron su atención y la hicieron detenerse. Una foto de Lena cenando con algunas personas estaba pegada en una pared cerca del microondas. Kara lo estudió. Primero reconoció a Jack. El novio de Lena lucía su personalidad suave habitual. Otro hombre estaba inclinado, su rostro oscurecido. Su mirada se posó en una mujer con ojos atentos.

El brazo de Lena estaba casualmente alrededor de su cintura, su otro brazo estaba holgado alrededor del hombro de una mujer elegante con una cualidad de otro mundo sobre ella.  Oh wow. Rhea. De vuelta en Londres, Rhea había sido como la realeza. Kara vio su rostro en carteles y autobuses por todas partes. ¿Entonces ella y Lena eran amigas?

Su mirada volvió a Lena, atraída por la felicidad que irradiaba de su rostro. No era nada que Kara hubiera presenciado por aquí, donde Lena mantenía una máscara rígida y profesional soldada todo el día.

Una pena. A Kara le encantaría conocer a esta mujer relajada cuyos ojos brillaban de alegría.

De repente, se sintió como una intrusa vislumbrando un lado de Lena que no compartía fácilmente. La culpa la mordió, así que rápidamente se dio la vuelta para irse.

La puerta se abrió. Kara casi se detiene.

Lena estaba en el marco de la puerta, mirándola. Estaba en puro modo Tierz, desde su apretado e imponente moño en el cabello hasta sus pulidos tacones negros. Su expresión de molestia desapareció cuando vio la caja amarilla en la encimera. –Ah, mi repartidora ninja de té ataca de nuevo.