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El maquillaje fue toda una ... experiencia. Lena estaba siendo examinada, de arriba abajo, con un tanga beige apenas visible, por una anciana brasileña con el ceño fruncido perpetuo y una especie de esponja bronceadora en la mano.

¿Qué estaba buscando de todos modos? ¿Un mapa del tesoro?

–Líneas de bronceado–, murmuró finalmente la mujer de fuerte acento, medio para sí misma. Movió un dedo hacia Lena como si el mero pensamiento de tales líneas fuera un desaire personal. –Terribles en la película. Las borro. También pecas y cicatrices–. Finalmente dejó la esponja sin usarla. –Sin marcas de bronceado. Bueno–. Su expresión era sombría. –No como tu coprotagonista.

Durante un agradable momento, Lena imaginó, en detalle, las líneas de bronceado de Kara. ¿Iba a menudo a la playa? ¿O eran todas esas Pool Parties en la casa de sus padres?

Después de que le indicaran que saliera por la puerta, Lena pronto se encontró en el set con nada más que una tanga y una bata de algodón. Gracias a Dios por los calefactores. Miró a su alrededor y se ajustó la bata alrededor de la cintura. Encaramada en el borde de la cama, también con una bata, guión en mano, estaba Kara.

Miró la llegada de Lena. Su expresión inmóvil no parecía natural en lo más mínimo.

Antes de que Lena pudiera acercarse, Cat se dejó caer en la cama junto a la rubia, susurrando algo. Hizo una mueca y la hizo reír. Palmeando su hombro, Cat se levantó, alcanzando el guión en su mano mientras lo hacía, robándolo. –No, no, ya lo sabes. No es necesario.

La expresión de Kara se acercaba ahora al terror.

Infierno. ¿Iba a ser un choque de trenes como anoche? Cada vez que habían practicado la escena de transición, donde Emma tomaba la iniciativa sexual de Lucille, todo había salido mal. Kara perdía su enfoque o se congelaba u olvidaba su próxima acción o hacía las cosas en el orden incorrecto. En su sexto intento, en realidad había comenzado a tartamudear.

Finalmente, Lena decidió que los ensayos se estaban volviendo contraproducentes y la envió de regreso a su lado del remolque para evitarles a ambas la terrible experiencia, rezando para que todo estuviera bien ese día.

Ahora, aquí estaban.

*

Los ojos de Kara se adaptaron a la cálida luz naranja y roja de la cabaña de Emma, que en realidad no parecía un paisaje del infierno, a pesar de la advertencia de Lena. Era suave y tentador. Música que se reproducía desde algún reproductor de CD oculto, algo francés y atrevido para crear el ambiente.

Lena llegó, de alguna manera logrando hacer que una bata común y corriente se viera elegante. ¿Cómo hace eso? Y momentos después, Cat apareció al lado de Kara, hizo una broma y luego le robó sus hojas. Observó con horror cómo su guión abandonaba su agarre de nudillos blancos. Kara consideró protestar, pero la mujer no parecía estar de humor para negociar.

Cat se giró hacia Lena. –¿Y cómo estás? ¿Ensayaste bien? ¿Cómo te fue?

Kara miró furtivamente a Lena, cuyo rostro no revelaba nada. Habían pasado horas en el infierno de los ensayos anoche, con el cuerpo de Kara cubierto por todo el de Lena, y cada vez, cada maldita vez, su corazón palpitante y el hormigueo en la piel le habían recordado lo atraída que estaba por la mujer. Su hiper conciencia seguía haciéndola olvidar lo que estaba haciendo.

Cada vez que Lena había intentado practicar el cambio de poder de Lucille a Emma, en realidad había besado a Kara. Con labios. Nada espectacular, solo un roce contra la boca de Kara para indicar el punto de inflexión. Pero la suavidad y la calidez de esos labios era tan abrumadora que Kara no podía pensar. Así que se congelaba, se estremecía o balbuceaba sus líneas.

I'ᴍ ɢᴏɪɴɢ ᴛᴏ ᴋɪss ʏᴏᴜ. I ᴍᴇᴀɴ ɪᴛ!/ SᴜᴘᴇʀCᴏʀᴘ / AUWhere stories live. Discover now