IV

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A los mareos se sumaron náuseas y el dolor en el pecho no desaparecía. Tuvieron que esperar unos quince minutos hasta que un médico vio a Kageyama.

—Tendremos que hacerle algunos exámenes —informó apenas lo revisó.

Una enfermera lleva a Kageyama en una silla de ruedas a una salita donde ya hay otra mujer. Ambas son muy amables.

—Te voy a sacar un poco de sangre y también necesitamos hacerte un examen de orina —le dice la enfermera mientras entran.

La madre de Kageyama espera ansiosa afuera, hasta que siente vibrar un teléfono que no es el suyo.

—¿Diga? —contesta ella el celular de su hijo.

—Ah, hola, soy Hinata —responden desde el otro lado— quería saber cómo está Kagey... Tobio.

—Hola, cariño. Ahora le están haciendo exámenes.

—Oh.

—Pero no te preocupes. Yo le diré a mi hijo que te llames apenas salgamos, ¿está bien?

—Sí, gracias —dice Hinata y cortan la llamada.

En ese instante se abre la puerta. La enfermera sale con dos sobres abultados en sus manos.

—Ah, que bueno que la encuentro, señora Kageyama.

La enfermera se sienta junto a la otra mujer.

—Los resultados de los exámenes estarán listos en 24 horas. Sin embargo, creo que lo mejor sería que Tobio se quedara esta noche en observación, aunque eso lo determinará el médico, por supuesto.

—¿Es así de grave? —pregunta la madre con voz temblorosa.

—No lo sabemos aún, pero es mejor prevenir cualquier cosa. Aquí podremos aliviarlo y tenerlo en observación. Si usted me lo permite, le diré al doctor que esta es la mejor opción.

—Sí, claro, claro —responde la mujer, algo confundida aún.

La enfermera asiente con la cabeza y se va.

A los pocos segundos, la otra enfermera que estaba en el lugar sale con Kageyama sobre la silla de ruedas.

—Hijo, puede que debas quedarte esta noche en el hospital —le dice su madre suavemente.

Kageyama asiente. Si eso lo ayuda a sentirse mejor, no tiene ningún reparo.

Una Vez Más Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin