Cᴀᴘíᴛᴜʟᴏ 12

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Podía considerar un golpe de suerte que tuviera bastante facilidad a la hora de estudiar historia ya que si estuviese dando otra signatura de más complejidad no podría permitirme el lujo de estar perdida en mis propios pensamientos intentando llegar avanzar de la casilla de salida sin éxito.


De nada servía negar que mis días eran más interesantes con los chicos en ellos, pero mi propósito de desenmascarar a la persona que estaba difundiendo los rumores no se debía a eso. Tampoco era por alguna extraña necesidad de protegerlos de esos malintencionados cotilleos. Mis razones eran más básicas, más egoístas. No podía permitir que un desconocido me jodiera difundiendo mentiras respaldándose en mi nombre para hacerlo.

A pesar de pensarlo en profundidad apenas pude hacerme una leve idea de los motivos que podría tener esa o esas personas para hacer eso. Que no entendiera el funcionamiento de los pensamientos de la alta élite aunque pertenecía a esta no fue un problema para empezar una lista mental de posibles sospechosos. Una que por el momento se encontraba vacía.

—No me imaginé que lo dijiste en el sentido literal.

Que Blake no hubiese despegado la mirada de mí más que unos segundos tampoco ayudaba para que pudiera razonar adecuadamente. Recordaba que había prometido vigilarme, pero el castaño se lo estaba tomando con demasiada seriedad. Estaba empezando a cansarme de tener sus dos témpanos fijos en mis movimientos durante toda una hora.

—Te he dado una oportunidad, pero sigues pareciéndome sospechosa.

—¿Y crees que sería capaz de difundir algún rumor estando en medio de una clase y vosotros rodeándome?

—Soy precavido, no vas a poder engañarme ni aunque quieras.—apoyó su rostro sobre su mano sin molestarse ya en disimular su mirada.

—Yo soy precavido,—intervino Owen ofendido por el adjetivo mientras ajustaba la montura de sus gafas con el meñique— tú solo quieres llevarle la contraria porque te gusta discutir con ella.

—¡¿Pero qué dices?!

Owen ni siquiera se dignó en mirarle, tomar apuntes le parecía más entretenido que discutir con el castaño cuando él creía que tenía razón. Personalmente no creía que disfrutara de que cuestionara su inteligencia constantemente, pero no pensaba decirle eso porque nada iba a hacer que cambiara de opinión.

Por otra parte Declan debió considerar interesante la reacción de Blake porque inmediatamente después de su réplica se inclinó hacia la mesa para que pudiera mirarlo de frente sin que me interpusiera en medio. Su expresión contenía esa mueca burlona que me facilitaba anticiparme a su próximo movimiento, claramente iba a meterse con el castaño.

—No te preocupes, tío. Yo también creo que Hailey se ve ardiente enfadada.

—Repítelo.—aproveché que estaba a mi derecha para tirar de su corbata de manera amenazante.—Repítelo y no tendrás que preocuparte más por dejar descendencia.

—¿Entiendes lo que digo?—ni siquiera me prestaba atención mientras se dirigía a Blake.

Owen nos dirigió una mirada molesta cuando el profesor interrumpió la clase sorprendido por el grito que había emitido Declan. Me limité a mantener la mirada en la pizarra a pesar de que había sido yo la que había bajado bruscamente su corbata ocasionando que su cabeza colisionara contra la mesa de madera.

—Hagan silencio por favor.—el profesor paseó la mirada por los alumnos intentando localizar a los ruidosos hasta que su tez se tornó pálida al toparse con nosotros.—Lo siento, jóvenes. Pueden seguir hablando.

No debería sorprenderme el control que tenían sobre toda la escuela porque sabía la importancia de sus familias, pero era sencillo olvidar eso cuando la confianza empezaba a rondar a nuestro al rededor.

—Estáis molestando a Owen con vuestras estupideces.

—Pero si solo te estoy alagando.

—Declan, deja en paz a Hailey. Se va a enfadar.—medió Tyler notando como mi mirada empezaba a arder.

—Con esa actitud nunca vas a conseguir novio.—odié cada maldita letra pronunciada con esa arrogancia tan desmedida.

—¿Quién te ha dicho que no tengo?

Me levanté del asiento cuando aquel sonido estridente al que se empeñaban en llamar timbre me anunció que la clase había llegado a su fin. No necesitaba recoger mis cosas tampoco ya que las había guardado minutos antes cuando me percaté de que llegaba la hora de acabar por lo que me encaminé hacia la puerta sin molestarme en esperar a que los chicos recogieran.

—Nos vemos luego.

Aunque coincidíamos en la mayoría de las clases teníamos optativas diferentes por lo que podía disfrutar de tres horas semanales de paz mental. Francés no era precisamente mi asignatura favorita pues hablaba el idioma desde los trece, pero agradecía tener mis ratos libres para adelantar materia o quitarme tareas de encima.

—Para, para, para.—Declan prácticamente se abalanzó para frenarme— ¿Tienes novio?

—Hasta luego.—repetí por si no me había entendido la vez anterior antes de encaminarme hacia le planta de arriba.

De nada sirvieron sus reclamaciones indignadas pues seguí caminando sin prestarle atención, al fin y al cabo estaba empezando a acostumbrar a sus exageraciones.

Los pocos días que había tenido esa materia me había estado sentando sola en la última fila para evitar que el resto de compañeros me molestaran. No sé que me sorprendió más, si que el asiento de mi lado estuviese ocupado o que en el mío se encontrase una mochila que fue retirada cuando el individuo me vio acercarme.

Me llamó la atención a primera vista y aunque fuera una alegría para la vista no fue precisamente eso lo que encendió mi curiosidad. Aquel chico de pelo negro y ojos pardos parecía carecer de malicia alguna con esa sonrisa. Yo era la primera que sabía que las apariencias engañan pero realmente me daba la sensación de ser sincero.

Me senté algo reacia por la amplia sonrisa de ese chico que parecía ser demasiado simpático para estar en el Lakestone. Tal y como los días anteriores los murmullos empezaron a expandirse al instante, nunca les había dado importancia así que no iba a empezar en ese momento tampoco.

—Te estaba guardando el sitio.—explicó cuando lo miré de reojo a pesar de no haberle preguntado.— Aunque de todas maneras no creo que se hubiese sentado ahí.

—¿A no?

—No, se ha convertido en tu sitio desde que te lo cedió Evanson.

—Blake no me ha cedido nada.

—Antes siempre se sentaba él en ese sitio y nadie podía ocuparlo. Desde que estás aquí tú te sientas en el extremo de la fila.

Podía imaginarme por nuestra discusión inicial cuál era el sitio que solía ocupar el castaño pero aun así pensaba que la gente le daba demasiada importancia a un asiento. Estaba segura de que tenían mejores cosas en las que centrarse que en su vida, aunque admitía que yo también sentía curiosidad cuando llegaba algo más tarde que él a clase y lo encontraba ocupando el asiento de mi lado dejando así vacío al que podía llamar mío.

Por otra parte me resultó curioso que lo llamara por el apellido, Blake parecía generar más respeto del que había creído en un principio tanto como en alumnos como en profesores. Todos lo hacían y eso era algo que me costaba recordar.

—Todos hablan de ti. Eres Hailey, ¿verdad?

—La última vez que miré mi carnet de identidad lo era.

—Eres graciosa.—no lo pretendía pero aun así se rió.— Me llamo Ethan.

—¿Quieres un premio por recordarlo o algo?

—Parece que no se equivocaban.—amplió una sonrisa apoyándose sobre el respaldo de su silla.

No sabía a lo que se refería, pero ya odiaba la frase.

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¡Buenos días/tardes/noches/lo-que-sea! Espero que os esté gustando la novela y que este capítulo no os haya dejado indiferentes.

Podéis dejarme por aquí vuestra opinión del capítulo.

Pregunta: ¿Calor o frío?

Y eso es todo por ahora.

Se despide, mglm17.

Rumores Azules (Disponible en Amazon)Where stories live. Discover now