- // Cuídense ¿sí? - dijo mi madre preocupada - No hablen con extraños, ni se detengan a recoger a alguien por el camino
- // Sí mamá, cuídense ustedes también - estaba saliendo de mi casa - Bueno debo colgar, Sasuke ya está aquí, adiós les quiero
Finalicé la llamada, cerré la puerta con llave y caminé en dirección al auto estacionado en la entrada.
- ¿El tío te dejó usarlo?
- Pf...obvio no - comenzó a reír - mamá sí
- Dime por favor que ahora sí tienes licencia - con una sonrisa arrogante me la mostró - qué horrible sales
- Igual que tú en tu documento de identidad
- ¡Oye! - le di un leve golpe en el hombro. Solo se rió. ¿Por qué no me devolvió uno también?
Solo llevamos unas mochilas con ropa y dinero extra, estaríamos dos noches en el hotel cerca a la playa, a unas horas de donde vivimos. Mientras el teme sigue conduciendo, y la música va a todo volumen, les contaré cómo fue mi cumpleaños.
Llegada la media noche, mis padres después de mucho tiempo entraron en mi habitación con un pequeño pastel junto a un regalo, y sí, más dinero. No pude evitar soltar algunas lágrimas de felicidad al sentir su abrazo, de verdad extrañaba sus mimos. Cuando se fueron a dormir, me quedé como estúpido esperando a que Sasuke entrara por mi ventana; me puse frente al espejo y con algo de maquillaje robado de mi madre, por esa noche fui un payaso. Me tomé una foto y la subí al Instagram para reírme un rato.
Luego de leer los mensajes de mis amigos, me lavé la cara y estaba listo para ir a dormir. Pero al salir del baño, el teme ya estaba sobre mi cama, con la camisa abierta y una sonrisa que si fuese mujer me hubiese mojado de inmediato. Me extendió su mano, yo la tomé, me atrajo hacia él y luego de susurrar un "Feliz cumpleaños, dobe" me besó con suavidad mientras su mano se aferraba a mi cintura, y mi sol se complementaba con su luna. Nos tumbamos en la cama entre risas estúpidas, me silenció con otro beso o mis padres nos atraparían en pleno acto.
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Me cargó hasta la ducha donde solo se escuchaba el sonido de sus embestidas mezclarse con nuestros gemidos y jadeos ahogados por ese beso húmedo en donde nuestras lenguas jugueteaban la una con la otra.
- Llegamos - comunicó, haciendo que saliese de mis recuerdos - ¿Todo bien?
- ¿Eh? ¿Por qué lo dices?
- Has estado callado en todo el trayecto, ¿estás enfermo?¿Te duele algo? - posó su mano sobre mi frente
- Joder Sasuke, solo pensaba - retiré su mano
- ¿Tú piensas? - comenzó a reír, yo me crucé de brazos he hice un puchero
Bajamos del auto, cada uno con su equipaje. Comenzamos a caminar y pedí una habitación matrimonial.