XXII ¿Traición?

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¿Quién le dice que no al amor?

¿Quién le dice que no al amor?

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Narra Melissa

Después de no poder irnos a España por la tormenta, decidimos irnos de allí hacia otra ciudad para hospedarnos en algún hotel con toda la tranquilidad del mundo.

Mi padre me está buscando como loco y no era buena idea quedarnos en el departamento de Andrés o en algún hotel de Coatepec o de Xalapa (la ciudad donde está el aeropuerto). Es un hombre muy poderoso y con todas las influencias que tiene, acabaría por encontrarnos fácilmente.

Andrés finalmente, decidió que nos fuéramos al puerto de Veracruz. Estaba a unas dos horas de Xalapa y era lo más factible.

Llegamos al hotel, era uno que estaba a unos cuantos metros de la playa y con solo asomarnos por la ventana, podíamos ver el mar.

Salí al balcón y me recargué sobre el barandal, sintiendo la brisa del mar sobre mi rostro. En un momento, la nostalgia invadió mi cuerpo; venía muy seguido para acá cuando era niña, mi padre me traía y caminábamos por la arena.

Al recordar, una lágrima resbaló por mi mejilla. Me dolía dejar a mi padre, a mi familia.

Pero me dolía más el saber que jamás me dejarían ser feliz con el hombre que tanto amo.
Sentí como unos brazos calientes rodeaban mi cuerpo desde atrás.

- ¿Qué tienes preciosa? ¿Por qué lloras? - Me di la vuelta para verlo de frente y sequé la lágrima que se me había escurrido.

- No pasa nada mi amor. Es la nostalgia.- Tomé su rostro entre mis manos para besarlo, él correspondió haciendo que nuestros labios se coordinaran perfectamente.

- Vamos al malecón Meli, tengo algo que darte.- Nos metimos a la habitación y nos cambiamos de ropa para ir a donde me dijo.

Salimos a la playa y caminamos por ahí, bromeabamos, nos dábamos cariños, besos. Como una pareja normal.
No faltaba la gente que nos miraba como bichos raros, pero eso no nos importaba pues al fin y al cabo más que a nadie nos amamos.

Por un momento se detuvo Andrés, tomó mis manos entre las suyas y me miró a los ojos

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Por un momento se detuvo Andrés, tomó mis manos entre las suyas y me miró a los ojos.

- Melissa, no quise hacer esto como las cursilerías y las muestritas de amor como en las películas.- Rió para sí mismo y sacó una caja del bolsillo de su pantalón.

- Sin darle más vueltas al asunto. ¿Quieres convertirte en mi esposa?- Mi rostro se iluminó y la sangre subió a mi cabeza para bajar repentinamente. Salieron lágrimas que resbalaron por mis mejillas y quería gritar de alegría.

No me salía la voz, no podía responder, así que solo asentí con mi cabeza y el colocó el anillo en mi dedo.

- Te amo Andrés

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- Te amo Andrés.- Es lo único que pude decir y el me besó para después abrazarme fuertemente. Definitivamente era el momento más feliz de mi vida.

Nos soltamos del abrazo y miré mi mano con el anillo puesto, no podía creerlo.
Acaricié el rostro de Andrés con mis manos, tenía una gran sonrisa en su rostro que me daban ganas de besarlo siempre.

Nuevamente, me abrazó haciendo que mi cuerpo choque contra el suyo. Pude sentir los latidos de su corazón y eso me hizo valorar al gran hombre que tengo a mi lado. Él acariciaba mi cabello mientras nuestros cuerpos estaban juntos.

Este es el tipo de momentos que quisiera que nunca terminaran.

Lástima que si terminan.

Lástima que el futuro que pensábamos iba a ser truncado con la peor de las traiciones, tenía a Judas cerca de mí todo este tiempo y no lo sabía.

Mi padre, aún manteniendo sus sospechas; citó a Katherin y a Verónica a su despacho.

Verónica se negó rotundamente a ir, pero quien si aceptó fue Katherin.

Llegó a su despacho y la oferta que tenía mi padre, era lo que una de ellas quería, anhelaba.

- Bienvenida Katherin.- Mi padre se levantó de su asiento y le indicó a la chica que se sentase en el que estaba frente a su escritorio.

- Ya estoy aquí señor Arturo. ¿Para qué me necesita?

- Quiero ofrecerte un trato.- Su mirada se posó sobre los ojos de Katherin, quien ya sabía por donde iban los tiros.- Te doy la cantidad de dinero en DÓLARES que me pidas, si me dices dónde está mi hija.

Katherin rió cínicamente, se acercó al escritorio y con una sonrisa miró a mi padre.

- Mi palabra tiene un precio mayor a unos cuantos miles de dólares, señor. Ofrezcame algo más y le digo dónde está y con quién. No va a ser nada complicado averiguarlo.- Arturo, mi padre, abrió sus ojos sorprendido.

- Esperaba una respuesta negativa de tu parte. Que mala amiga eres ¿eh?- Ella rió y se sentó nuevamente en su asiento.

- Sigamos hablando de lo que realmente le interesa señor.-

- Te ofrezco 50,000 dólares y tu carrera universitaria en Harvard. De mi cuenta corren todo lo que cueste.- Se formó una gran sonrisa de ambición en la cara de Katherin y estrechó la mano con mi padre.

- Tenemos un trato, señor Herrera.

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Hola! Espero que no me linchen por la traición de parte de la "mejor amiga" de mi Melissa JAJAJA, los quiero y espero que les guste mucho!!

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Pienso en tu mirá [Berlín] [La casa de papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora