XXIV ¿Fin?

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At night when the stars light up my room
I sit by myself talking to the moon
Trying to get to you
In hopes you're on the other side
Talking to me too
Or am I a fool
Who sits alone talking to the moon?

Narra Berlín

Después de estar con Melissa, me quedé dormido y no supe cuanto tiempo fue.
Al despertarme, lo primero que vi fue a ella a mi lado acariciándome la espalda h mirándome con ternura.

Bostecé y le sonreí, ella correspondió mostrándome esa hermosa sonrisa que tiene y que me enamoró.

- Buenos días preciosa. ¿Qué hora es?- Miré hacia la ventana aún sin levantarme de la cama y vi que era ee noche.

- ¿Días? - Rió al escucharme, era obvia la razón por la que lo hizo.- Son las 9 de la noche dormilón. Te quedaste el resto de la tarde dormido y yo me quedé aquí contigo.

Se acostó a mi lado dándome un beso de piquito mientras acariciaba mi mejilla.

- Meli ¿cómo es que te fijaste en un viejo como yo si tú estás en tu plena juventud?- Acarició mi labio inferior con su dedo pulgar, no respondía a mi pregunta, solo seguía mirándome y acariciándome.

- Desde que me cruzaste la palabra sentí algo por ti mi amor. El señor Andrés se robó mi corazón desde que escuché su acento y ese tono de voz que me calienta más que el sol del verano.- Reí con su último comentario pero a la vez moría de ternura.

- Me enamoré de ti como una idiota, Andrés de Fonollosa.- Su rostro brillaba al igual que sus ojitos, nunca pensé que ella sería la luz de mis ojos y la que quiero que esté el resto de mis días.

Lo único que se me ocurrió hacer fue abrazarla, ella se recostó sobre mi pecho desnudo y ahí nos quedamos, viviendo ese momento al lado de la mujer que amo.

- Oye preciosa...- Levantó su rostro y me miró a los ojos.- No me contaste de que son esas pastillas que tomaste cuando estábamos en el auto.- Rascó su cabeza pensando en qué respuesta darme.

- Ya te había dicho, son los anticonceptivos.- Me está mintiendo, conozco ese tono de voz.

- Melissa, dime la verdad.

- Esa es la única verdad Andrés.- Pude notar en su rostro que estaba molesta. Se veía bastante tierna y solo me daban más ganas de besarla.

- No te enojes niña, si te creo.- Apreté sus mejillas como abuela a su nieto haciéndola sonreír.

Teníamos planeado salir en la noche a caminar, pero al final a ninguno de los dos nos apetecía pararnos de la cama. Así que mejor nos quedamos en la habitación a ver una película durante el resto de la noche.

Melissa fue la primera en quedarse dormida, yo simplemente la observaba como la joya más valiosa que jamás haya visto.

En 5 matrimonios, no había sido tan feliz como en estos pocos meses que he estado con ella.

Me daba mucho miedo saber que está arriesgando su vida y está abandonando sus sueños por mí, fui demasiado egoísta respecto a eso, ni siquiera sé si todo saldrá bien.

Ni siquiera sé si lograremos salir vivos o siquiera entrar al banco de España.

A la vez valoro muchísimo el hecho de que esté aquí conmigo aceptándome tal y como soy, decidiendo estar a mi lado a pesar de todo.

Me acosté a su lado y la abracé tratando de no despertarla. Aspiré su aroma que tanto me encanta hasta quedarme dormido.

(...)

Pienso en tu mirá [Berlín] [La casa de papel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora