El ratón está en la jaula.

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Mu Qing era el dios de la belleza etérea.

Él era realmente bueno en su trabajo, sus devotos vestían las túnicas más hermosas y él realmente se preocupaba de asesorar a aquellos que ofrendaban y rezaban para que consiguiesen sacar todo su potencial físico a través de pequeños cambios en sus apariencias o gestos. Mu Qing incluso ayudaba en las decisiones de diseño para delicados palacios.

Se podría decir que todo lo que pasaba por las manos de Mu Qing se volvía increíblemente hermoso sin cambiar necesariamente su esencia y el ser humano siempre tiende a enamorarse de las cosas hermosas, es por esto que últimamente Mu Qing está teniendo problemas con una nueva ola de devotos que le están otorgando una nueva posición.

La posición del dios del amor.

Mu Qing no sabe en qué momento sus devotos comenzaron a confundirse de esa forma. Él solo embellece las cosas, no tiene nada que ver con los sentimientos o relaciones, de hecho le gustaría mantenerse alejado de ese camino. Sin embargo, una vez que los humanos comenzaban a darte nuevos cargos no tenías otra opción que tomar sus pedidos, junto con los nuevos poderes que ibas adquiriendo.

Estos días Mu Qing había comenzado a sentir estas nuevas habilidades fluir por su cuerpo pero no sabía cómo utilizarlas. Dado que nunca había estado enamorado o interesado en las relaciones, tampoco había estado interesado en el coqueteo, no tenía ni la más mínima idea de cómo conquistar a alguien y si no podía lograrlo por si mismo ¿Cómo podría ayudar a sus devotos?

Fue entonces cuando recurrió a Ling Wen. La diosa de la sabiduría por supuesto solo acabó dándole rollos de papiro llenos de terribles historias románticas que hicieron que el estómago de Mu Qing se revolviera.

Sin embargo, Mu Qing había memorizado una que otra cosa y quería probarlas.

Es aquí donde entra Pei Ming. Su nuevo conejillo de indias.

Cómo el dios de la promiscuidad, Mu Qing pensaba que, Pei Ming era un sinvergüenza, perfecto para ser usado como sujeto de pruebas para el coqueteo de Mu Qing. No se enamoraría y además podría decirle si debería cambiar alguna cosa porque tendría más experiencia en el tema.

Con su orgullo y dignidad metidos en quién sabe dónde, Mu Qing se encaminó al templo de Pei Ming unos días atrás para proponerle el asunto. Todo sea por sus devotos.

Después de ser insultado un par de veces Pei Ming aceptó.

Así hoy, después de haberse ocupado de ciertos asuntos desagradables relacionados al molesto dios de la arquería, Mu Qing decidió que era momento de su primera práctica con Pei Ming.

Solo habían pasado unos minutos cuando fueron interrumpidos por el estruendo de la puerta siendo pateada y los gritos del furioso Feng Xin.

Mu Qing solo quería probar cosas como aletear sus pestañas y había sido atrapado, estaba realmente avergonzado.

Pei Ming había sugerido esa clase de posición para, según él, entrar en confianza. Ahora tenían a Feng Xin desmayado en el piso e incluso menos confianza que cuando comenzaron.

- Yo... Lo llevaré a su templo. - declaró Pei Ming mientras se agachaba para recoger al medio muerto Feng Xin y arrastrarlo a su residencia.

Mu Qing solo quería que la tierra se lo tragase.

Cuando el dios de la belleza logró salir de su avergonzado trance prácticamente escapó del templo del dios de la promiscuidad y se encerró en el suyo.

Mu Qing pasó algún tiempo en su templo lamentándose por sus decisiones de vida hasta que notó el elegante arco de oricalco, con una exquisita e imponente forma, en uno de los rincones cercanos a la entrada.

Así que por eso Feng Xin apareció abruptamente en el templo de Pei Ming. Mu Qing había olvidado entregarle su nuevo arco (porque su antiguo arco de madera estaba hecho cenizas y esparcido por las profundidades de del mar, Mu Qing le había hecho un favor al dios de la arquería y estaba seguro de ello).

De mala gana Mu Qing tomó el nuevo y lujoso arco y salió de su templo en dirección al templo de Feng Xin, con algo de suerte el dios seguiría desmayado y podría dejar el arco e irse sin ser notado.

Mu Qing descubrió que no tenía esa clase de suerte.

Al llegar al templo de Feng Xin, abrió la puerta cuidadosamente y entró en silencio. Sin embargo, ya había sido detectado por el ya despierto Feng Xin.

Feng Xin palideció al ver a Mu Qing y Mu Qing se detuvo en seco. Una notoria incomodidad se estableció en el ambiente.

Endureciendo su cara Mu Qing extendió el brazo con el cual sostenía el arco hacía Feng Xin.

— Este será el arco que uses a partir de ahora. — declaró con seguridad el dios de la belleza.

La sangré en el cuerpo de Feng Xin hirvió.

— ¡¿EL ARCO QUE UTILICE DE AHORA EN ADELANTE?! ¡Y UNA MIERDA! ¿DONDE ESTÁ MI ARCO?

A Mu Qing le ofendió en sobremanera que preguntase por una cosa tan espantosa en su presencia.

— ¡¿A QUIEN LE IMPORTA DONDE ESTÁ ESA PORQUERÍA?! ¡TE HE HECHO UN FAVOR! TOMA ESTE SI NO QUIERES QUE TE APUÑALE.

— ¡¿QUE CLASE DE FAVOR, MU QING?!

— CIERRA LA BOCA, TU ASQUEROSO ARCO AHORA HA LLENADO LOS ESTÓMAGOS DE LOS PECES DE HE XUAN, INÚTIL.

Feng Xin sintió que su corazón se despedazaba, su arco tal vez no fuese el más bonito, tal vez tampoco el mejor, tal vez no tuviese muchas características positivas pero ¡Era su arco favorito!

Dejando su luto para otro momento, Feng Xin se abalanzó sobre Mu Qing para dar comienzo a una enredada lucha entre los dos dioses.

Poco después un descuidado Pei Ming entraba con una bandeja de dorada fruta celestial.

— Feng Xin, ¿Ya estás mejor? ¿Deberías comer algo de... — las dos personas que rodaban por el suelo se detuvieron con sus puños alzados al escuchar su voz. — Ah, siento interrumpir, sigan con lo suyo.

Y así Pei Ming se llevó la fruta al templo de Ling Wen para compartirla con la agotada diosa, dejando atrás a dos airados dioses en un nuevo e incómodo silencio.

•°Pretty boys god°• fengqingWhere stories live. Discover now