Gato inseguro

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Mu Qing sintió como el calor se acumulaba en su rostro al tiempo de que esa juguetona voz se colaba por sus oídos sacándolo del trance en el cual había caído. Ahora con su vista en el rostro de Feng Xin podía notar lo satisfecho que este parecía por haberlo tomado con la guardia baja.

Imperdonable. Feng Xin era realmente un condenado.

Mu Qing quería decirle todas estas cosas, quería insultarlo hasta que sus ancestros sintiesen pena por él, pero lo cerca que estaban en ese momento, la nariz de Feng Xin a pocos centímetros de la suya y la forma en la que sus respiraciones se encontraban no le permitían hablar.

Entonces vió como la mirada de Feng Xin cambiaba de la satisfacción a la curiosidad.

- Mu Qing, tú realmente hueles muy bien. - mumuró Feng Xin casi para sí mismo antes de inclinarse un poco para esconder su rostro en el cuello de un paralizado Mu Qing y comenzar a olfatear.

Mu Qing se estaba poniendo realmente nervioso, sin embargo, no podía decir que estaba disgustado (aunque le gustaría estarlo).

¿Cuál era ese olor del que hablaba Feng Xin? ¿No olía él siempre igual?

Oh no.

Mu Qing rápidamente apartó a Feng Xin de él con un empujón y buscó desesperadamente su mirada.

Ahí estaba.

Pequeñas motas de color rosa parpadeaban en el iris de los ojos de Feng Xin.

- Dame un abrazo, Feng Xin. - ordenó Mu Qing para tantear el terreno.

Feng Xin parecía algo desorientado, sin embargo no dudó en hacerlo.

Mu Qing lo volvió a apartar para comenzar a lamentarse.

¡Había intentado probar alguna de sus nuevas habilidades durante todo el día y solo funcionan cuando ni siquiera estaba pensando en ellas!

Al menos ahora sabía algo nuevo: Tiene un olor literalmente hipnotizante. Ahora solo debe aprender a manejarlo.

Antes de que las cosas se saliesen de control Mu Qing decidió tomar las riendas del asunto y sacar a Feng Xin del trance con su patada especial directa al estómago.

Feng Xin cayó al suelo con un estruendo y casi de inmediato se sentó para comenzar a maldecir a Mu Qing.

- ¡JODIDO BASTARDO! ¿POR QUÉ FUE ESO? ¿QUIERES TU HERMOSO PALACIO LLENO DE VÓMITO?

Mu Qing arrugó la nariz ante la mención del vómito y el corazón de Feng Xin dió un salto haciéndolo quedarse sin insultos por un momento.

- Dime Feng Xin, ¿Puedes recordar lo que te pedí hace un momento? - cuestionó Mu Qing sentándose en el suelo a su lado.

Feng Xin asintió levemente.

Podía recordarlo, un poco brumoso, pero definitivamente podía recordarlo.

- ¿Podrías explicar lo que pasó en ese momento? - apremio Mu Qing.

- Yo... Después de que lo pediste sentí una gran necesidad de abrazarte, como si fuese a morir de tristeza si no conseguía abrazarte en ese instante... - explicó Feng Xin.

No es que no hubiese querido abrazar a Mu Qing nunca en su vida. Feng Xin solía lidiar con esta tentación cuando Mu Qing hacía pucheros ante una flor que comenzaba a marchitarse, cuando decidía diseñar abrigos para los lobos de Pei Su o cuando podía librarse un poco de sus ocupaciones y se escabullia entre los mortales para cuidar de algunos niños sin hogar, solo que usualmente podía detenerse a sí mismo de lanzarse sobre Mu Qing para ser indebidamente cariñoso con el dios.

Sin embargo, Feng Xin no explicaría esto a alguien como Mu Qing. Decirle que esta vez sintió que podía morir de tristeza si no lo abrazaba debía ser información suficiente.

Mu Qing pareció considerarlo por un momento.

- Así que de esa forma funciona... - mumuró para sí mismo.

Sin previo aviso tomó la barbilla de Feng Xin entre sus dedos y se acercó para evaluar el iris de sus ojos.

El efecto ya había desaparecido, sin embargo Feng Xin aún parecía algo nervioso.

- ¿Cómo te sientes? - preguntó Mu Qing sin cambiar de posición.

Feng Xin no sabía si quería que Mu Qing se apartara o se acercara. Fue por la opción más común.

- Estoy bien, quítate. - respondió Feng Xin frunciendo el ceño.

Mu Qing rodó los ojos pero no se apartó.

- Déjame intentarlo una vez más. - pidió el dios de la belleza y Feng Xin no pudo negarse.

Mu Qing tomó una profunda respiración e intentó concentrarse en lo que sucedió en el momento en el cual su poder se activó.

Feng Xin tenía el brazo alrededor de su cintura, él realmente lo estaba sosteniendo firmemente. Él tenía esa estúpida, arrogante y juguetona sonrisa, su rostro estaba muy cerca, casi tan cerca para...

Mu Qing salió de sus pensamientos cuando sintió un suave beso en su cuello que desencadenó escalofríos en su espalda.

- ¡Feng Xin! - chilló Mu Qing empujándolo por los hombros para apartarlo.

Esta vez el iris de Feng Xin era casi por completo de un color rosa muy suave y su expresión era la de un perrito que acaba de ser rechazado por su dueño. El corazón de Mu Qing se movió un poco, de cualquier forma era su culpa por no poder controlar su poder.

- Ya, ya, quita esa cara de imbécil, ven aquí. - concedió Mu Qing abriendo sus brazos. - ¡Solo un abrazo!

A penas la última palabra salió de su boca Feng Xin se abalanzó sobre él haciendo que los dos rodaran por el suelo hasta que Mu Qing estuvo acostado bajo Feng Xin quien lo estaba envolviendo en un asfixiante abrazo.

Mu Qing quería golpearlo por hacerlo sentirse tan avergonzado pero debía aprovechar esto para encontrar una forma de eliminar el efecto, una diferente a golpear al sujeto.

Comenzó a hacer una lista mental de cosas que le disgustaban para probar. Hacer una lista de cosas que le disgustaban debería ser fácil, sin embargo con la nariz de Feng Xin haciendo cosquillas en su cuello la situación se complicaba.

Cuando por fin logró disgustarse a sí mismo lo suficiente sintió como los brazos de Feng Xin a su alrededor se aflojaban y tomaban otra posición, una en la que Feng Xin colocaba las manos a los lados de su cabeza y se elevaba un poco usandolas de apoyo para verlo cara a cara. Mu Qing casi prefería el abrazo de oso.

Al menos al verlo a los ojos Mu Qing pudo comprobar que el efecto había acabado.

- Yo... - la mente de Feng Xin ya no estaba nublada por ningún truco pero aún así estaba hecha un desastre, repitiendo una y otra vez la sensación de la piel de Mu Qing en sus labios y el calor de su cuerpo al abrazarlo.

Mu Qing no podía leer su expresión así que asumió que era incomodidad.

Esto realmente debía incomodar a Feng Xin, ¿No es así?

Por alguna razón Mu Qing sintió un tirón en su corazón al pensar esto.

- Está bien, no hay nada que decir, - no si lo que debo escuchar es una queja pensó Mu Qing - creo que tengo la suficiente información para practicar un poco más por mi cuenta. Vete.

Feng Xin asintió. Su mente era una estación llena de trenes de pensamiento que estaban saliendo hacía direcciones equivocadas e incluso chocaban entre sí, realmente debía irse antes de que la situación tomase otro rumbo.

Sin otra palabra Feng Xin se levantó del suelo y se dió la vuelta para salir del templo sin darle ni una última mirada.

El corazón de Mu Qing sintió otro desagradable tirón.

•°Pretty boys god°• fengqingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora