Solo un poco más

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Feng Xin estaba realmente ansioso, desde que Mu Qing entró al templo Olímpico había estado intentando ignorar los indecorosos escenarios que su mente fabricaba en los cuales el dios de la belleza era el protagonista, pero sus esfuerzos se fueron a la basura cuando Mu Qing comenzó a jugar con él durante la conferencia, su autocontrol le siguió cuando esa amarga sensación en su estómago incrementó al ver cómo el dios actuaba alrededor de Pei Ming.

Feng Xin estaba increíblemente avergonzado de sí mismo, ¿Era él un adolescente mortal que no podía controlarse?

Sin embargo, ahora que tenía sus labios sobre los de Mu Qing y podía saborear el bálsamo que éste estaba usando, no tenía ni una pizca de arrepentimiento en su corazón.

Los labios de Mu Qing eran suaves y el bálsamo les daba un sabor realmente dulce en el cual Feng Xin se perdió por un momento. Lentamente movió sus manos de la puerta detrás de Mu Qing hasta la cintura del dios, a la que se aferró firmemente para atraerlo incluso más hacía él al tiempo que dejaba una suave mordida en su labio inferior.

Mu Qing dejó escapar un pequeño jadeo que Feng Xin aprovechó para adentrarse en su boca. Mientras su lengua se introducía en la cavidad ajena, sus manos se deslizaban desde la cintura de Mu Qing hacía sus muslos para acariciarlos momentáneamente antes de tomarlos con fuerza para elevar a Mu Qing.

Mu Qing estaba un poco desorientado pero no dudó en enrollar sus piernas alrededor de la cintura de Feng Xin. El corazón de Feng Xin estaba saltando de alegría ¡Mu Qing no lo estaba rechazando!

Feng Xin rompió el beso momentáneamente para evaluar de forma breve el salón. Sujetando firmemente a Mu Qing caminó hacía un hermoso sillón y se sentó en él, dejando así a Mu Qing sentado a horcajadas en su regazo.

Mu Qing parecía estar a punto de abrir la boca para quejarse, sin embargo, un nuevo ataque sobre esta por parte de Feng Xin no solo le impidió quejarse sino que también lo hizo olvidar sobre qué se iba a quejar.

Mu Qing había sido besado antes, tenía algo de experiencia al menos en esto, pero la sensación de besar a Feng Xin era completamente diferente a cualquier cosa que hubiese experimentado antes. Feng Xin era demandante y a la vez increíblemente amable, siendo fuerte pero no abusivo. Mu Qing quería quedarse con esta sensación. El dios de la belleza enredó sus brazos alrededor del cuello de Feng Xin y se movió ligeramente sobre él para buscar mayor comodidad.

— Mu Qing... — gruñó Feng Xin a modo de advertencia sobre sus labios.

Mu Qing se sorprendió momentáneamente antes de notar lo que había hecho.

¿Así que Feng Xin estaba caliente?

Mu Qing realmente quería jugar con él.

Mu Qing decidió molestar a Feng Xin un poco más moviéndose lentamente sobre su zona sensible, recibiendo una mordida ligeramente más fuerte que la anterior en su labio inferior como respuesta.

La respiración de Feng Xin estaba notablemente agitada cuando rompió el beso otra vez.

— ¿Tienes que hacer eso? — reclamó sosteniendo las caderas de Mu Qing para mantenerlo quieto.

La ronca voz de Feng Xin se deslizó por los oídos de Mu Qing haciendo que el calor se acumulara en su sonrojado rostro.

— ¿Por qué no puedo hacerlo? — contraatacó Mu Qing rodando los ojos.

Feng Xin realmente quería comenzar una pelea con este idiota.

— Si lo vas a hacer, hazlo sin ropa, cariño. — susurró Feng Xin en su oído antes de morder ligeramente su lóbulo.

Feng Xin no era tonto, sabía que si respondía realmente la pregunta de Mu Qing solo le daría más contenido para molestarlo. Así que decidió molestar a Mu Qing como contraataque.

— ¡FENG XIN! SINVERGÜENZA, DICIENDO ESAS COSAS TAN FÁCILMENTE. — regañó Mu Qing saltando del regazo de Feng Xin como si este fuera venenoso.

La cara de Mu Qing era de un rojo brillante y Feng Xin no pudo evitar explotar en risas. A Mu Qing siempre le avergonzaban las palabras tan directas.

Feng Xin extendió una mano para halar a Mu Qing, atrayendolo hacia su regazo esta vez para que se sentase de espaldas a él.

— ¡Eres el peor! ¡Quiero disculpas por escrito! — seguía reclamando Mu Qing mientras Feng Xin enredaba sus brazos alrededor de su cintura y recostaba la cabeza en su hombro.

— Las escribiré cuando realmente esté arrepentido. — respondió Feng Xin celebrando su pequeña victoria.

Feng Xin estaba increíblemente feliz.

¡HABÍA BESADO A MU QING SIN QUE ESTE DECIDIERA CORTARLE LOS BRAZOS!

Feng Xin secretamente se preocupaba por el momento en el cual Mu Qing quisiera pedirle explicaciones por su repentino ataque, ya que él tampoco las tenía. O, más bien, no sabía si Mu Qing querría escuchar ese tipo de explicaciones.

Feng Xin suspiró. Estaba feliz de poder abrazar a Mu Qing de esta forma, estaba feliz de que éste no hubiese notado sus intenciones de detener el aumento de la temperatura entre ellos por un momento. Feng Xin podía estar jodidamente caliente pero sabía que tenía que parar, pasar a alguna otra cosa además de besos con Mu Qing estaba fuera de discusión, al menos en este momento. Mu Qing no había tenido ese tipo de relaciones con nadie, Feng Xin lo sabía y no lo empujaría a tener su primera vez por un momento de calentura.

El dios del sexo y la arquería enterró su rostro en el hombro del dios de la belleza. Estaba feliz de tenerlo de esta manera, incluso si no sabía porqué Mu Qing se lo estaba permitiendo.

— Feng Xin... Entonces... ¿Yo te parezco atractivo? — susurró Mu Qing sacándolo de sus pensamientos. — Es decir... Además... ¿No te parezco alguien terrible?

¿Qué?

La mente de Feng Xin quedó en blanco.

Mu Qing estaba tan feliz como Feng Xin por este beso, eso significaba que sus preocupaciones no eran reales, él realmente no era desagradable para Feng Xin ¿Correcto? Sino ¿Por qué Feng Xin lo besaría?

Aunque los hechos apuntaban a que no era desagradable para el otro dios, como había creído la noche anterior, Mu Qing igual debía preguntar.

Mu Qing se sorprendió al escuchar una ligera risa detrás de él y se giró para poder ver a Feng Xin a la cara.

— ¡¿Te estás burlando, imbécil?! — cuestionó el dios de la belleza, cuyas palabras siempre eran tan delicadas como un rinoceronte.

Feng Xin le devolvió la mirada, en sus ojos había una mezcla de felicidad y ternura que dejó sin palabras a Mu Qing.

— ¿Eso es lo que te preocupa? — preguntó Feng Xin alegremente.

Mu Qing no podía entender que quería decir.

Feng Xin, al ver su confusión, se inclinó para plantar un dulce y corto beso en los labios del contrario.

— Incluso si constantemente agotas mi paciencia, nunca me has parecido desagradable, Mu Qing.

•°Pretty boys god°• fengqingWhere stories live. Discover now