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CAPÍTULO 5

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Joshua abrió los ojos de golpe y miró hacia la oscuridad, sin saber qué lo había despertado.

Ahí. Escuchó un sollozo, amortiguado pero audible.

Joshua cerró los ojos y trató de ignorarlo. No era asunto suyo. No era su trabajo consolar al chico.

Otro sollozo.

"Cállate", dijo Joshua con un suspiro.

Silencio.

"Vete a la mierda" dijo Jeonghan finalmente, pero su voz sonaba demasiado gruesa para ser convincente. Pequeño. Sonaba como un pequeño.

Joshua volvió a abrir los ojos, reprimiendo el impulso de maldecir. No estaba de humor para lidiar con esto. Solo quería dormir. Quería que Jeonghan siguiera actuando como el pequeño intolerante de mierda que era, no que sonara como si necesitara un abrazo.

"¿Por qué estás llorando?" Dijo Joshua. Su voz no salió tan molesta como pensaba.

Hubo un largo silencio.

Sus párpados comenzaron a volverse más pesados ​​de nuevo cuando Jeonghan habló.

"¿Hay alguien que te extrañe en casa?"

Joshua miró las estrellas en el cielo. "Tengo una madre y dos hermanas menores. Decenas de primos molestos pero bien intencionados. Amigos." Dudó antes de preguntar: "¿Tú?"

Jeonghan no respondió.

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Se convirtió en una especie de hábito.

De repente, Jeonghan quiso hablar. Nunca sucedió durante el día, solo al amparo de la noche. Preguntó sobre la familia de Joshua, sobre dónde había ido a la escuela, en qué se ganaba la vida:

"¿De verdad? No pareces el dueño de un hotel".

Estrictamente hablando, era una cadena de hoteles en lugar de un hotel, pero Joshua no lo corrigió. "¿Qué pasa con el interés repentino?"

"Estoy aburrido."

Este Joshua podía identificarse. Había un límite de tiempo que uno podía pasar a solas con sus pensamientos sin volverse loco.

"¿Que pasa contigo?" preguntó cuándo el silencio se prolongó. "¿A qué te dedicas?"

"Soy el director ejecutivo de Oh Enterprises".

Joshua tarareó, un poco sorprendido. Había pensado que el tipo debía haber sido un bebé de un fondo fiduciario, pero, de nuevo, bien podría serlo. "¿Compañía familiar?"

Jeonghan resopló. "Pertenecía al padre de Vivian, pero el viejo bastardo todavía estaba atrapado en el siglo XIX y dejó la mayor parte de la empresa a su hijo. Maldito misógino. Vivian obtuvo solo el diez por ciento de las acciones de la empresa".

Había una gran dosis de amargura en la voz de Jeonghan, pero para sorpresa y alivio de Joshua, ya no sonaba miserable cada vez que se mencionaba a su esposa. Tal vez finalmente estaba saliendo de su dolor. Bueno. Un Jeonghan deprimido era insoportable. Más insoportable de lo que solía ser.

"¿Tema delicado?" Dijo Joshua.

Jeonghan se rió. "He trabajado como esclavo para esa empresa desde que tenía veinte años, pero aparentemente dejar la empresa a un hijo que no sabe nada sobre el negocio tiene más sentido que dejarla a alguien que realmente sabe cómo administrarla".

[LJN] Otras 60 Cosas Sobre MiWhere stories live. Discover now