BamBam miró la linda y decorada dona en su escritorio y luego se volvió a ver al alto pelinegro que lo miraba con una brillante sonrisa, enseñando sus blancos y perfectos dientes, haciéndolo querer vomitar. -Ah... -empujó la bonita caja a la basura y le devolvió la sonrisa- Oops... -alzó una de sus cejas al ver que le guiñaba un ojo y se devolvía a su propio escritorio. BamBam sólo quería que Yugyeom se ahogara con una de esas donas y muriera... ¿De verdad era mucho pedir?
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