04.- "Discusiones"

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Libra

—¡Esta no puede ser tu habitación, claramente me la dieron a mi!— gritó Virgo, el ojiverde cargando su propia caja de pertenencias.

—¡Virgo, en el mueble al lado de la cama, literalmente hay un papel que dice "Libra"!— me defendí confundido por su queja, señalando la cómoda que le daba alojo a un reloj, y a una hoja doblada con mi nombre.

—¿Quién me asegura que no lo pusiste tú?— volvió a reprender.

—¿Por qué siempre eres tú el que no soporta verme ganar? Si tengo un nuevo asiento, quieres el mismo, si me dejaron salir a la ciudad a comprar algo, te quejas porque aún no es tu turno, si yo consigo una nota buena, te molesta que te gané por un punto, ¡Qué es lo que pasa contigo, Virgo!— solté irritado, señalando la puerta de al lado —¡Tu habitación está por allá, y deja de quejarte por cosas que me pasan a mi y no a ti, deja de ser egoísta conmigo!

No dijo nada, se quedó callado ante mi coraje. Y es que era verdad, me había guardado mucho tiempo este malestar de que siempre que yo lograba algo u obtenía una cosa buena, Virgo era el primero que se quejaba por eso y lo quería antes que yo.

—Solo dime por qué siempre vas contra mi, ¿Te hice algo malo?— seguí —se supone que somos compañeros, no enemigos.

Su mirada no dejó la mía, increíblemente, a los trece años, Virgo era el más pequeño de todos en cuestión de altura, y ahora, estaba más grande que yo.

El ojiverde, no dijo nada más, caminó por un lado de mi de manera intimidante, y simplemente se fue a su dormitorio.

Pude observarlo caminar, asegurándome que si iba directo a dónde debía ir, y justo a la mitad del camino, como siempre ha sido Virgo, su distracción y torpeza lo hicieron tirar algo de su caja.

Crucé mis brazos en negación, hasta que al final, solté una risa burlona, ya perdimos la cuenta de todas las veces que Virgo tira algo de sus manos, tan despistado.
Jamás entenderé por qué nos llevamos tan mal, y probablemente él nunca iba a decírmelo.

Antes de poder seguir arreglando los últimos detalles de mi dormitorio, escuché una voz que siempre que la alcanzaba a percibir, me alegraba.

Me acerqué a la que al parecer sería el dormitorio de Cáncer, no quise llegar de sorpresa, menos cuando escuchaba que alguien estaba con él. Por lo tanto, solo caminé con sigilo por no interrumpir, aunque haya escuchado más de lo que debía.

Me quedé en el muro cerca de su puerta, no ví nada, pero oí todo.

Que te parece si... Después de la cena, ¿Te busco en la puerta trasera? Prometo estar ahí y escaparnos a un lugar más privado— era la voz del chico de ojos rojos que sonaba.

Me gustas mucho cuando te pones atrevido— fue la voz de otra persona que jamás había oído.

Los siguientes sonidos fueron de claros besos, sonidos que de cierta forma, me estaban causando una presión en el pecho.

Siempre había podido reaccionar a las situaciones de forma rápida, aunque a veces me costase tomar una decisión concreta, sabía los problemas que venían, los tenía claros.

Por lo tanto, no era necesario indagar para saber que lo que acabo de oír era de Cáncer teniendo una aventura con alguien más que no era de aquí.

Evidentemente, era una gran decepción, pero, ¿Qué podría hacer? Él jamás me prometió nada sobre fidelidad, ni siquiera que yo le gustara.

Resignado, no supe qué hacer después, ¿Encararlo? ¿Fingir que no escuché nada? Las dos opciones me daban la misma confusión.

Chicos Perfectos [Zodiaco Boys Love]Where stories live. Discover now