Chicos Perfectos [Zodiaco Boys Love]

15.- "Colapsos"

No a todo el mundo le gusta un buen libro, ir a la biblioteca, el hecho de sentarse y concentrar la mente en letras, en una historia y un mundo nuevo dónde lo único imposible sería traer todo lo que lees a la realidad.

En los libros ocurre todo, y aunque una persona pueda adorar su soledad con ellos, a la mayor parte de la gente le gustaba tener al menos una persona con la cuál pudiera hablar de cualquier libro, de las sensaciones que le provocó, de lo emocionante que fue la trama, o de lo mucho que se aman a los personajes.

Virgo no tenía de esos amigos antes, se sentía tan solo que no creía que alguien quisiera escuchar todas las historias que se sabía.

Había estado conviviendo con ellos un poco, pese a saber que podía contar con cada uno de sus amigos, siempre tuvo en mente que no iba a conectar con todos.
Mucho tiempo de su vida creyó que debía ser igual a Libra, o ser mejor que él para poder tener la misma simpatía y atención que los demás.

Después de tiempo, empezó a analizar, que Libra no tenía toda la atención, simplemente se llevaba bien con todos. Y por si fuera poco, entendió por qué todos lo querían, Libra era demasiado agradable, con una mente abierta, y con esa habilidad de hacer sentir en confianza a cualquiera.

Para Virgo no era fácil entrar en confianza, y no fue hasta que dejó que Libra se acercara mejor, que se dió cuenta que si podía hablar de libros sin que se aburrieran de sus relatos, o sin que juzgaran sus gustos.

Virgo ahora mismo tenía la compañía del chico de pecas, la última noche tuvo qué llevarlo a su dormitorio porque Libra se quedó dormido en el del teñido.
Entendía perfectamente que tenía sueño, habían pasado muchas cosas y su mente simplemente quiso detenerse, olvidar todo y dormir.

Al día siguiente, Libra estaba lleno de arrepentimiento porque no terminó de oír la historia que Virgo le estaba contando, y solo por eso, le prometió quedarse en la biblioteca a escuchar, porque era verdad que a Lib le gustaba oírlo hablar, veía que sus ojos brillaban con emoción, cómo hacía ademanes al explicar escenas o situaciones, su expresión de iluminación era todo lo que Lib necesitaba.

Además de admirarse por el brillo en sus ojos, de verdad estaba interesado en esas historias, era como si también lo transportaran a otra realidad donde sus problemas externos no existían.

Nuevamente estaban en la habitación de Virgo, sentados dónde mismo, en el suelo, pegados a la cama.
Mientras Virgo contaba la trama de ese libro, Libra escuchaba y jugueteaba con un poco de plastilina que Escorpio le regaló.

—Después resulta que por esa babosada del científico, se rompió la barrera entre esta dimensión y una totalmente diferente apareció en el cielo, como si un cristal nos separara, ¿puedes creerlo?, ¡Animales acuáticos en el cielo! Y lo peor o mejor de todo, es que son el triple de su tamaño.

—¿Y no se caen? —preguntó el menor—, no sería agradable ver a un tiburón tres veces más grande caer en el jardín.

—Caen cuando mueren, pero, al llegar a esta realidad parece que se hacen muy pequeños como para hacer daño a alguien, después crecen, imagina a una ballena del tamaño de una mano, y cuando caen, normalmente caen en dónde deberían vivir en esta realidad, por ejemplo, un tigre en miniatura cae en una selva, o la ballena en el océano. Después es como si crecieran otra vez, tu entiendes.

—Es como si... Tuvieran otra oportunidad de vivir en un nuevo mundo —añadió.

—Exactamente. Una nueva realidad pero, sería en la nuestra, imagínate que todos los animales que conoces ahora son los que ya murieron allá arriba.

A partir de ahí siguió relatando, y aunque Libra estaba escuchando lo que Virgo decía, a su mente vino una interpretación de aquella historia, una analogía que concordaba con la situación de él y sus amigos.