Capítulo 8

3.3K 271 37
                                    



Cyara Ross

Mis manos sudan debido al nerviosismo, mis ojos miran en otra dirección que no sea él.

¿Qué se supone que debo de responder a eso?

Si le digo la verdad solo ocasionará más problemas.

—Cyara...— insiste, esta vez tomando mis manos con las suyas.

—Tal vez biológicamente seas su padre...

—¿Tal vez?— cuestiona alzando una ceja.

—Maldita sea, lo eres.— dije poniendo los ojos en blanco, en sus labios se formó una pequeña sonrisa— Pero Ricky ha cumplido con ese cargo desde que Zaid nació...

—Él no cumplió una mierda.— dijo frunciendo su ceño— Que le haya dado su apellido no significa nada.

—Legalmente lo convierte en su padre.

Él niega con la cabeza, algunos mechones de su cabello se mueven al mismo ritmo dándole un aspecto más informal.

—Quiero que lleve mi apellido.

No me jodas.

No es momento para estas cosas...

—Christopher...— empiezo a decir pero él es rápido en interrumpirme.

—No, Cyara, escúchame... Es lo mínimo, si es mi hijo quiero que lleve mi apellido. El apellido que le pertenece.

—Él no va a ceder...

—No tiene nada que ceder, vas a separarte de él, demostrar que no es su hijo para así quedarte con Zaid y finalmente el niño pasará a tener mi apellido.

—¿Así de fácil?— pregunto incrédula.

—Yo me encargo de la parte complicada.— susurra antes de besar mi frente—. Tu esposo debe de estar al caer, ¿puedo ver a Zaid antes de irme?

Asiento mientras lo guío a la habitación, no le prohibiría ver a su hijo...

Zaid se encontraba despierto, removiéndose en la cama. Cuando entramos a la habitación se detuvo para extender sus manos en nuestra dirección.

—¿Puedo...?— pregunta señalándolo.

—Adelante, papá...

Me mira con los ojos aguados de solo escuchar esa palabra salir de mis labios, una emoción que Ricky jamás tuvo. Zaid ríe cuando el magnate lo tiene en brazos y una pequeña hilera de saliva cae de su pequeño labio inferior.

No lo culpo por babear mirando a Christopher, creo que yo también lo hago sin darme cuenta.

—Oh, Zaid...— le reprocha, sin embargo no parece verse molesto porque su hijo lo haya babeado... Al contrario, creo que ahora es él quien babea por el niño.

Suelto un suspiro, me estoy muriendo de ternura con solo mirarlos...

—¿Sabe caminar?

—Todavía está aprendiendo.— digo con una sonrisa en los labios.

Christopher imita mi gesto antes de ponerse de cuclillas y ayudar a Zaid a ponerse en pie, toma sus pequeñas manos y lo ayuda a dar los primeros pasos.

—Camina hasta mamá...— le indica con la voz suave y baja.

Soy rápida en ponerme también de cuclillas para estar a su misma altura, Zaid consigue llegar hasta mi con ayuda de Christopher y yo no puedo sentirme más emocionada.

—Lo has hecho genial, mi amor.— digo sonriendo, mi hijo sonríe de inmediato y es rápido en buscar la mirada de Chris, quien no duda en asentir sonriente.

—Mamá tiene razón, lo has hecho estupendamente.— respondió.

Nuestras miradas conectan por varios segundos, pero Zaid se encarga de que ambos salgamos de nuestro momento de atontamiento.

Chris sacude su cabeza antes de mirar el reloj de su muñeca izquierda, sus ojos se abren en sorpresa y me regresa a mirar.

—Tengo que irme, ángel... Quiero quedarme pero sé que si me quedo solo traeré problemas.— dijo soltando un suspiro.

—¿Nos volveremos a ver pronto?— pregunto haciendo un puchero.

—En dos o tres días ya te tengo en Estados Unidos, bonita.— dijo sonriendo— Me iré encargando de solucionar todo, tú actúa con normalidad hasta entonces... Que no sospeche que vas a pedirle el divorcio.

—Bien.— respondí soltando una bocanada de aire— ¿Algo más?

Lo veo tragar saliva mientras niega con la cabeza.

—Recuerda que todo estará bien pronto... Y que no estás sola.— susurra mientras acaricia mi rostro con una de sus manos.

—¿Puedo confiar en ti?

—Puedes.— responde antes de unir nuestros labios por segunda vez en el día.

Sé que está mal, él también lo sabe. Y aun así parece no importarnos demasiado porque disfrutamos eso más de lo que deberíamos.

—Os veo en una par de días... Más le vale no ponerte la mano encima en este tiempo o juro que le partiré la cara.— siseó antes de besar las mejillas de Zaid— Nos vemos pronto, Zaid Vélez...

Y a pesar de que ese fue un susurro para el niño pude escucharlo a la perfección.

Zaid Vélez...

—Te quiero, niño.— murmuró mirándolo, sus ojos volvieron a los míos y sin borrar la sonrisa de su rostro pronunció—. A ti también, ángel.

Sus labios hacen contacto con la piel de mi mejilla antes de que se vaya, dejándome con Zaid un millón de dudas en la mente.

Porque tal vez todo cambiaría pronto, no tendría que depender de un hombre como Ricky Méndez, podría ser libre, ser yo.

Si, había catalogado a Christopher como un hijo de puta y él no había negado serlo, solamente lo confirmó. Pero conmigo no se mostró como tal, fue en todo momento un hombre digno, respetuoso.

Y por mucho que Christopher me encantase, él estaba casado. Y aunque no amara a su mujer sabía que no estaba dispuesto a dejarla... y menos por mi.

Magnate VélezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora