Capítulo 11

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Christopher Vélez

Si el plan de Zabdiel funcionaba, Cyara tendría que encontrarse su teléfono desbloqueado encima de la mesa. Él se encargaría de hacer tiempo con el esposo enseñándole la casa, presumiendo de decoración y todas esa vainas.

Por favor, Cyara, sé que estás tratando de ser educada... Pero por favor, pon de tu parte para que esto funcione.

"Hemos llegado."

No si eso ya lo sabía, solo necesitaba que contestaras.

"Escúchame bien, mañana por la mañana Ricky se irá a la empresa de Zabdiel lo que nos da una ventaja de más tiempo. Tengo los papeles del divorcio, sería cuestión de que los firmes y se los dejes en algún sitio para que él los pueda ver."

"¿Qué pasara después?"

Buena pregunta.

"Te quedarás en mi departamento con Zaid, no permitiré que sigas viviendo con él."

Pensé que eso era más que obvio.

En estos momentos no me importaba nada más que no fuera Cyara o tuviera relación con ella.

¿Tan perdido estaba ya?

"Chris, sabes que no tienes que hacer esto."

"Quiero hacer esto. No está en discusión, ángel."

Y no lo estaba, por supuesto que no.

Veo como de un momento a otro deja de estar en línea, supongo que nuestro tiempo se había terminado por hoy.

Dejo escapar un suspiro mientras guardo el teléfono en el bolsillo de mi pantalón y me levanto, tenía que solucionar también un par de asuntos por mi casa.

—Buenas noches.— saludo a las chicas del servicio —. ¿Mi esposa ha llegado?

—No, señor, ella se fue hace apenas unas horas y todavía no ha vuelto.— informó una de ellas.

—Está bien, gracias.— digo dando un leve asentimiento, sonrío de lado antes de empezar a subir las escaleras.

—¿Señor, no va a cenar?

—Hoy no, podéis cenar todos los del servicio en el comedor.— respondí guiñándole un ojo para después subir a la habitación.

Ellos cenaban una vez que nosotros lo hiciéramos, normalmente en la cocina. Creo que ya iba siendo momento de dejarlos cenar en el comedor y todos juntos, no por turnos como lo habían estado haciendo hasta ahora.

Me deshago de mi ropa para después entrar al baño y darme una ducha de agua fría, necesitaba aclarar las ideas. Si me duchara en agua caliente no haría más que relajarme y no tenía permitido hacer eso.

Sabía que Cyara estaría a salvo mientras que estuviera en el departamento de Zabdiel, no me debía de preocupar por ella en estos momentos.
Sin embargo, quien me preocupaba ahora era mi esposa. Bien es cierto que nunca hubo amor entre nosotros, ni yo tampoco había sido un hombre controlador, pero el simple hecho de que cada día llegara más tarde a casa estaba empezando a preocuparme.

—No te calientes la cabeza, Christopher.— me reclamé a mi mismo mientras terminaba de enjuagar mi cabello.

En cuanto terminé de ducharme pasé ligeramente la toalla por mi cuerpo antes de envolverla en mi cintura y salir del baño.

No me dio tiempo a vestirme, mi esposa abrió la puerta y entró en mi habitación.

Si, mi habitación.

Los primeros meses de casados compartimos cama pero eso no duró demasiado, ahora dormimos en cuartos diferentes.

No me pasa desapercibida la mirada que le dedica a mi cuerpo, ni la forma en la que se relame los labios.

Sus mejillas están sonrojadas, pero no por la vergüenza sino por algo más.

—¿Estás borracha?— pregunto alzando una ceja en su dirección.

—Creo que eso a ti no debería de importarte.— susurra caminando hacia mi—. ¿Querías hablar conmigo?

—Si, dame un momento para vestirme.

—No hace falta, me gustas más sin ropa.— dice juguetona.

Lo que me faltaba.

—Puedo ayudarte si quieres...— susurra bajando la mirada a mi cintura.

Antes de que pueda siquiera decir algo al respecto ya está de rodillas frente a mí, sus manos deshacen el nudo de mi toalla haciendo que se me corte la respiración por unos instantes.

—Preciosa, levántate.— dije agarrándola y ayudándola a ponerse en pie.

—Pero Chris...

—Estás borracha, no voy a dejar que hagas algo de lo que mañana te puedas arrepentir mañana.— murmuré ladeando la cabeza.

—¿Crees que mañana me arrepentiré de haberte chupado la polla?— pregunta sarcástica—. No digas estupideces.

Bien, sabía que no se arrepentiría de eso pero prefería que no lo hiciera.

—Solo me has tocado dos veces en el tiempo que llevamos casados... Por favor, Chris.— susurra haciendo un puchero.

—Porque seas mi esposa no estás en la obligación de tener las piernas abiertas para mi, que te quede claro.— digo acariciando su mejilla.

—¿Eso significa que no me vas a follar?

Dejo escapar un suspiro.

No, claro que no lo voy a hacer.

—Acuéstate, voy a vestirme y hablamos.— digo antes de besar su frente.

Tomo la toalla del suelo y la llevo al cesto de la colada para después empezar a vestirme, solía dormir únicamente en bóxer pero esa noche prefería hacerlo en pijama.

Mi mirada vuela hasta la cama y el alivio entra en mi cuerpo al ver que mi esposa se encuentra completamente dormida.

No sabía cuanto había tomado, pero parecía ser bastante...

—Descansa.— digo mientras la arropo. No mucho después apago la luz y salgo de la habitación para ir a otra a dormir.

Magnate VélezWhere stories live. Discover now