Capítulo 13

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Christopher Vélez

Las manos de Cyara se mueven con nerviosismo en su regazo por lo que me arriesgo a tomar una de ellas y entrelazar nuestros dedos.

—Hey, prometo que todo estará bien.— susurro llevando esta a mis labios para besar sus nudillos.

—No puedes asegurarme algo así...

—Claro que puedo, ángel, y lo estoy haciendo.— digo sonriendo de lado.

La veo sonreír y ese pequeño gesto me hace jurarme a mí mismo que todo saldrá bien. Por ella, por mantener su sonrisa.

—¿Por qué te has maquillado hoy?— pregunto.

¿Dónde se había quedado eso de "no preguntes si no quieres saber la respuesta"?

—¿Te digo la verdad o lo que quieres escuchar?— cuestiona mirándome.

Duele ver que sus ojos verdes ya no tienes ese brillo como cuando nos conocimos.

Prometo que los haré volver a brillar... Que ella vuelva a brillar.

—La verdad.— digo en voz baja—. Siempre la verdad.

—Estoy hecha mierda, Christopher.— confiesa apretando ligeramente mi mano.

No, por favor...

No te me pongas a llorar porque terminaré rompiéndome yo también.

—No digas eso.— murmuré negando con la cabeza—. El que está hecho mierda es él, no se hace siquiera una pequeña idea de lo que le espera.

—Pero...

—No quiero peros, tú eres una mujer increíble que ha tenido que soportar a ese hijo de puta por todo este tiempo. Ya no más, Cyara, es cuestión de días, tal vez semanas, para que seas libre.

—¿Libre?— pregunta en un hilo de voz.

—Libre.— asiento con mi cabeza—. Suelta las cadenas y déjate liberar...

Con lentitud separo mi mano de la suya, como si estuviera enseñándole a no aferrarse.

Ella se queda mirando su mano durante unos segundos antes de alzar la mirada para encontrarse con la mía.

No dice nada pero sé que ha entendido lo que quería decirle.

Al llegar, el chófer es rápido en abrirle la puerta y ella responde con una sonrisa en los labios. Me bajo justo después con Zaid en brazos, le agradezco y le pido que suba las cosas de Cyara al departamento.

—¿Te gustaría hacer algo después?— pregunto mientras caminamos hasta el ascensor, nos adentramos en este y pulso el botón del piso.

Cyara se encoge de hombros como si verdaderamente no estuviera interesada.

—Preciosa, necesito que pongas de tu parte.— pido soltando un suspiro.

—Lo siento, Chris, no me encuentro demasiado bien.— responde.

Mi mirada la analiza, una de mis manos se posa en su frente y jadeo sorprendido al darle cuenta que una fina capa de sudor cubre su piel.

Antes de que pueda decir algo, las puertas del ascensor se abren y Cyara camina con pasos lentos fuera de este.

—Ven.— le indico señalando con la mirada la puerta, llevo una de mis manos al bolsillo para sacar la llave y meterla en la cerradura—. Después de ti.

Ella entra y mira curiosa a su alrededor.

—Vaya, es increíble.

—Gracias, ángel.— respondo mientras dejo a Zaid en el suelo, parece entretenerse pronto—. Aquí tienes la llave, hay una única copia de respuesta que está en el cajón de ese mueble.

—Sabes que esto no es necesario...

—Deja de replicar, si no te gusta el estilo podemos remodelar... No me molestaría en absoluto.

—No, no, no... Tiene un estilo muy tuyo, me gusta.— dice caminando hacia el sofá blanco, se apoya en ese y cierra ligeramente los ojos.

Volteo un instante para comprobar que la maleta esté junto a la puerta y esta cerrada. Acto seguido me acerco a ella y hago que se siente en el sofá.

—¿Quieres que te lleve al médico?— pregunto, ella niega—. ¿Quieres que venga el médico aquí?

—No estoy tan mal.— dice negando con la cabeza—. Creo que solo es cansancio... Tal vez con descansar un rato sea suficiente.

Yo no estoy tan convencido de eso.

—Cyara, ¿hay algo que pueda hacer por ti?— pregunto ladeando la cabeza.

Me mira, indecisa, y finalmente niega con la cabeza.

—Si necesitas algo solo tienes que pedírmelo.— insistí una vez más.

—No, no necesito nada.— murmuró tras unos segundos de meditación.

Solté un suspiro mientras dirigía mi mirada a Zaid, él parecía ser ajeno a todo lo que estaba pasando y en cierto modo era mejor así.

Mi teléfono vibra dentro de mi bolsillo, al sacarlo veo que la notificación es un mensaje de Richard exigiendo mi presencia en su empresa.

"¿Que tan importante es?"

Porque no iba a dejar a Cyara y a mi hijo si solo se trataba de una estupidez.

"10/10 ven cuanto antes"

De puta madre.

—Cyara, tengo un asunto que resolver en la empresa del magnate Camacho.— le informó guardando el teléfono en el bolsillo—. Pasaré por aquí más tarde. E insisto, si necesitas algo solo dímelo.

Se mantiene en silencio por lo que me da a entender que su respuesta es la misma que minutos atrás, camino hasta Zaid para dejar un beso sonoro en su mejilla en forma de despedida. Abro la puerta y antes de que pueda dar un paso fuera, su voz me llama.

—¿Chris?

—Dime, Cyara.

—Si que necesito algo.— dice por lo bajo.

—Tú me dirás, ángel.

Baja la mirada mientras juega con sus dedos, está más que nerviosa.

—Necesito un test.— dice, dejándome confuso.

—¿Un test?

—De embarazo.— susurra.

Toda mi sangre se agolpa en mis pies, dejándome helado al instante.

—El otro día te tomaste la pastilla.— le recuerdo alzando mis cejas.

—Pero no fue solo el otro día...

Aprieto mis puños a ambos lados de mi cuerpo, obligándome a mantener la calma. Ricky Méndez era todo lo que causaba ira en mi y un día de estos iba a partirle la cara.

—Te traeré dos, por si acaso.— murmuro dando un leve asentimiento—. ¿Estaréis bien?

—Lo estaremos.— se limita a responder.

Magnate VélezWhere stories live. Discover now