Capítulo 11 👑

55K 6.4K 4.4K
                                    

Luca

Mantuve mi mente ocupada en el trabajo al día siguiente. Revisé mis cuentas, próximos eventos y los acuerdos comerciales. Hablé con mi tutor para notificarle que mis estudios estarían en pausa los próximos meses. No podía concentrarme en los exámenes y el estrés me consumía.

Escuché comentarios de que era estúpido estudiar medicina cuando ya me había manchado las manos, pero mi fascinación hacia la carrera no me detuvo. Durante tres años utilicé mis conocimientos para torturar a aquellos que no seguían las reglas que impuse en Palermo. Le salvé la vida a Gian y estaba preparado si surgía cualquier situación grave relacionado a la salud.

También había tomado clases de ruso durante dos años completos y me ayudó a perfeccionar el idioma. Lo hice por ella. Esa maldita frase que susurró cuando le dije que mi único propósito era conquistar su corazón seguía en mi memoria.

Mordí el bolígrafo y di vueltas en mi oficina. No entendía la actitud de Kiara. Ella amaba a Alayna y de repente me dijo todas esas palabras hirientes como si odiara a la mujer que nos devolvió la libertad. Me estaba ocultando información y no iba a descansar hasta descubrir la razón. Alayna no me abandonó porque quiso. La convencieron de que lo hiciera. Nadie me quitaría esa teoría de la cabeza.

—¿Señor? —Fabrizio tocó la puerta y me detuve con una respiración profunda.

Odiaba torturarme a mí mismo, pude ahorrarme tantas cosas si no dejaba la búsqueda de su ubicación en manos de otra persona. Mi recuperación de las balas que recibí en el pecho hacía tres años me costó meses y fui muy ingenuo al creer que podría confiar en terceros mientras sanaba.

—Adelante—Cerré los ojos mientras el dolor de cabeza aumentaba.

No podía seguir con esta incertidumbre. Me volvería loco.

—Puedo volver en otra ocasión si lo desea—dijo Fabrizio—. No lo veo bien.

Forcé una sonrisa y negué.

—Estaré bien. Dime qué se te ofrece y distráeme de la realidad —Me senté en el escritorio, frotando mi rostro—. Perderé la cordura si no concentro mi mente en otra cosa.

—¿Es por ella? —inquirió Fabrizio.

—¿Existe otra persona que me ponga en esta situación? No, solo ella—suspiré—. La vi, Fabrizio. Ayer la vi en el evento, pero huyó de mí. No quiso mirarme en la cara.

—Su reacción es comprensible —murmuró mi hombre más leal—. Alayna es una mujer inteligente y puedo apostar que está al tanto de cómo es su vida actualmente. Usted está casado y tiene un hijo. ¿Cómo cree que le afecta esa noticia?

La desolación hundió mi corazón y volví a cerrar los ojos. Nunca olvidaría su escena de celos cuando me vio con Isadora en la fiesta. Se sentía insegura y me dijo que ella no podría ser el mismo tipo de mujer. ¿Cómo llegó a pensar que esperaba más? Todo lo que deseaba en el mundo era ser feliz a su lado.

—Joder...

¿Qué lograría de todos modos si la encontraba? Quizás ella estaba con alguien más y no me aceptaría con el paquete completo. Tal vez me había olvidado y ya no me amaba como creía.

—Pienso que ambos necesitan hablar seriamente. Solos. Sin que nadie influya—añadió Fabrizio—. Si la encuentra podrá tener la tranquilidad que no ha sentido en tres años.

Desvié los ojos.

—Claramente ella no quiere volver a verme.

—Entonces deberá convencerla.

El Rey Oscuro [En Librerías]Where stories live. Discover now