Capítulo 12 👑

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Alayna

La motocicleta frenó de golpe y me quité el casco mientras bajaba. El Jet estaba listo para partir en los próximos minutos. Hice una llamada de emergencia y Vadik, un amigo de confianza y piloto, tuvo todo preparado en una hora. Lo único que traje conmigo fueron algunos documentos en mi mochila. La ropa no sería un problema.

—Alayna—Vadik besó el dorso de mi mano.

Era un hombre menudo de cabeza calva. Muy intimidante a pesar de su altura y experto en los vuelos. Se dedicaba a transportar él mismo su mercancía porque no confiaba en nadie. 

—Vadik —Lo saludé con un breve abrazo—. Gracias por estar disponible cuando más te necesito. Juro que voy a compensártelo.

Sonrió y sacudió restos de nieve de su cazadora.

—Ya lo hiciste hace años.

Había encontrado el paradero de su hermana secuestrada por peces gordos de la trata de blanca y desde entonces Vadik se sentía en deuda. No cuestionaba cuando pedía un vuelo de emergencia. Nos conocimos gracias a las misiones que tuve en la organización. Era un traficante de armas muy cotizado en Rusia. Solo los mejores podían permitirse su mercancía. Yo era una afortunada que recibía hermosos regalos de su parte.

—¿Cómo está Caleb? —preguntó mientras caminábamos a las escaleras del Jet.

De reojo vi a alguien hacerse cargo de mi motocicleta.

—Felizmente casado.

Chifló.

—Era conocido por ser inmune a las emociones.

Me burlé.

—Todos caemos por amor, Vadik.

Detuvo sus pasos y me miró con las cejas arqueadas.

—¿Incluso tú?

—Oh, no tienes idea.

Las puertas del Jet se cerraron y examiné el interior. Había un maletín negro en uno de los asientos y no pude contener mi sonrisa de emoción. Vadik se vio complacido por mi reacción.

—Supe que estás involucrada con la mafia irlandesa—comentó—. ¿Cómo pudieron convencerte? Has evitado este estilo de vida tres años.

Abrí el maletín con impaciencia, deleitándome cuando encontré una hermosa Glock 23. Negra, brillante y liviana. Tenía varias balas disponibles que usaría con mucho gusto.

—Extorsión—respondí, quitándome la mochila y colocándola en el asiento.

—Tuvo que ser muy grave para que cedieras.

Lo miré sobre mi hombro.

—Me conoces, Vadik. No cedo fácilmente, pero ellos encontraron una debilidad.

—¿Es por ella que estás viajando?

Hombre sabio.

—Sí.

—Eres una mujer inteligente, Alayna. Sabrás cómo salir de esta y no necesitas consejos de nadie.

Regresé los ojos al resto de las armas. Había un rifle exquisito con silenciador que ya quería estrenar pronto.

—Pero quieres dar una, ¿no?

—Nunca confíes en un Graham—dijo—. Si realmente quieres ser libre de ellos tendrás que matarlos a todos.

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Luca

Estacioné la Ferrari justo frente a la entrada trasera del club nocturno. Pocas veces interfería en los asuntos de Isadora. Nunca le prohibí salir a divertirse o relacionarse con otros hombres siempre y cuando fuera prudente y discreta. ¿Qué había cambiado? Supuse que nuestra última discusión fue el detonante de su depresión. No volvió a hablarme después del viaje, tampoco le había prestado atención a Thiago. Era como si quisiera alejarse de todo lo relacionado a mí.

El Rey Oscuro [En Librerías]Where stories live. Discover now