Capítulo 17 👑

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Alayna

¿Cuántas horas habían pasado? ¿Nueve? ¿Diez? No lo sabía con exactitud. Solo recordaba haber recuperado el maletín de la casa de Eloise y huir como una cobarde. La abandoné herida en ese restaurante mientras me escondía en la playa vacía.

Dejé que las olas del mar limpiaran los restos de sangre que ensuciaban mi cuerpo. Mi corazón estaba roto, destrozado en un millón de pedazos con pensamientos de Eloise pidiéndome que me olvidara de ella. No podía borrar las crueles imágenes y el desprecio en sus ojos. Me odiaba. La había perdido para siempre y sabía con certeza de que nunca la recuperaría.

¿Cómo sería posible? El amor de su vida murió por mi culpa y le había causado tantos problemas. Quizás este era otro recordatorio de que no merecía ser amada. A su lado experimenté la amistad que no disfrutaba desde la muerte de Talya.

Ahora estaba sola.

Sin nadie.

Tan sola.

Todo lo que quería hacer era cuidarla. ¿Pero quién era yo para salvar a alguien tan puro como ella? Tomé miles de vida. Me vendí a la muerte. Era un monstruo y de lo único que debí protegerla era de mí misma.

Seguí temblando ligeramente, angustiada, destruida, cansada. Qué ridículo fue pensar que podía dejar atrás mi pasado y mi estilo de vida. La oscuridad tarde o temprano me alcanzaba, hundiéndome más en un pozo sin salida. Tragué, el dolor y la aspereza en mi garganta por horas de llanto me recordaron que nada había terminado. Todavía tenía una misión pendiente. Hacerles pagar a los verdaderos responsables. Rendirme no era una opción.

Miré el mar con las lágrimas fluyendo por mis mejillas y me pregunté si las cosas serían más fáciles si terminaba con todo. Tal vez si me ahogaba en las profundidades dejaría de ser un problema. ¿Quién me recordaría? Caleb sufriría, pero él tenía su propia familia y me superaría. Eloise me odiaba y Luca...

Probablemente ni siquiera pensaba en mí.

Lo imaginé caminando directo hacia mí, tendiéndome la mano y dándome esa típica sonrisa que iluminaba cualquier lugar que pisaba. Estaba tan enamorada de él. Con Luca me permití soñar, creí que a su lado tendría esa dicha que me negaron desde que era una niña.

—Estúpida—sollocé y sacudí la cabeza—. Estúpida, estúpida.

Enfoqué de nuevo mi atención en el mar y todo lo que vi fue tristeza, la fealdad y la oscuridad. Quizás en otra vida las cosas serían diferentes y podría sentirme libre. Quizás... Mi piel se erizó por el cosquilleo en mi nuca, algo que me resultaba familiar cuando sabía que me estaban observando. Lentamente eché un vistazo sobre mi hombro y me decepcioné al ver la figura de Declan parado a unos pocos centímetros. No era el rostro que anhelaba ver ahora mismo.

—Vete—Mi voz sonó áspera y sin ninguna emoción—. Tengo un arma y no dudaré en disparar.

Me dio una expresión en blanco.

—Nada de esto formaba parte del trato—explicó—. No estaba en mis planes, fue obra de Derek. Él dio la orden de atacar.

Curvé la mano en un puño con tanta fuerza que mis uñas se clavaron en la palma y abrí la piel. El dolor se sentía bien.

—Vete.

—Alayna, yo...

Sentí un zumbido en mis oídos mientras todo lo demás se desvaneció. Solo vi a Declan y no dudé en atacar. Levanté el arma, hizo clic, pero no disparó. Ya no tenía balas. Mi mundo entero se derrumbó, mi corazón dejó de latir y el odio tomó su lugar. Me moví y conecté mi puño en su mandíbula. El irlandés no reaccionó. Aceptó cada golpe sin emitir ni una queja y me enfureció más. Mi pecho vibró de rabia, mis dedos se cerraron en torno a su garganta y lo derribé al suelo.

El Rey Oscuro [En Librerías]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant