Capítulo 15 👑

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Alayna

Sabrina era escandalosamente hermosa.

Su personalidad no tenía nada que ver con la dulzura de Eloise, ni hablar de su aspecto. Piel oscura, ojos cafés claros y los rizos en su cabeza eran abundantes. Su maquillaje estaba hecho a la perfección, pestañas largas y gruesas. Hacían una pareja muy bonita. Eran tan adorables juntas.

—Así que tú eres Alayna Novak—Una sonrisa recorrió sus labios color carmesí, su mano se posó en su cadera mientras me miraba—. Eloise me dijo que eres atractiva, pero no imaginé que tanto. Bienvenida a casa.

—Gracias—respondí—. Admito que tampoco esperaba una mujer como tú. A Eloise le encantan las chicas dulces.

La pelirroja se sonrojó y Sabrina se rió más alto.

—No creo que tú seas dulce.

—Definitivamente no lo soy.

—Ustedes dos se llevarán muy bien—comentó Eloise, relajada—. Vamos a cenar y después continuarán con las presentaciones. La comida se está enfriando.

Me tragué la ola de nervios y traté de sonreír. No olvidaba que había hombres vigilándonos, pero haría un esfuerzo para no complicar mi estadía. Necesitaba hablar con Irina y dejarle claro que no la consideraba una enemiga. Ya tenía su número gracias a Caleb.

—Pensé que esta noche iríamos juntas al restaurante—Sabrina hizo un mohín.

—Tenemos una invitada que no podemos ignorar—dijo Eloise—. Además, cociné tus platos favoritos. No me digas que lo vas a rechazar.

Sabrina acarició su mejilla.

—Nunca desperdiciaría tu comida, amor.

El intercambio de palabras trajo oleada de culpa. No podía quedarme aquí mientras el caos estaba a punto de estallar. No quería arruinar la hermosa familia que ellas habían construido juntas. Mi presencia sobraba.

—No se preocupen por mí—dije—. Estaré bien, vayan tranquila.

—No, no, no—Eloise me tomó de la mano y nos llevó a ambas al comedor—. Me esmeré con la langosta y las ensaladas. Por favor, siéntense y coman.

Sabrina levantó las manos en alto con una sonrisa.

—Será mejor que comamos, Eloise enojada da mucho miedo.

Me reí.

—Lo sé por experiencia propia.

—Tontas—protestó Eloise y nos sentamos una cerca de la otra.

La mesa tenía puestos para cuatro personas, decorada con flores y velas. Había dos bandejas llenas de mariscos, ensaladas y buen vino tinto. Mi apetito se hizo presente gracias al delicioso aroma. Agarré una servilleta y la extendí en mi regazo mientras Eloise llenaba mi plato. Ella sabía que amaba su comida y la cantidad de porción que consumía.

—Huele muy bien—La alagó Sabrina—. Nuestro restaurante es el más concurrido de la playa por alguna razón. Estamos muy orgullosas de ella.

Corté un pedazo de marisco y mastiqué. Mmm... había pasado un tiempo desde que tuve algo decente en mi estómago. Nada como la comida hecha por Eloise Pradelli. Empezó siendo una camarera en Italia y ahora tenía su propio restaurante en Sídney. Estaba orgullosa de ella.

—Sé que trabajaron muy duro—dije después de tragar.

Eloise puso su mano sobre la mía.

—También te llevas gran parte del mérito.

El Rey Oscuro [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora