Capítulo 29 👑

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Alayna

Me había dejado convencer por Luca para pasar los siguientes días en su mansión. El sábado se llevaría a cabo la fiesta de Fernando y era mejor estar juntos. No quería que me convirtieran en un blanco estando lejos de su alcance. Yo podía cuidarme sola, pero cedí a su petición sin resistencia. Me sentía más tranquila después de mi conversación con Isadora.

—No ha cambiado mucho desde tu partida—comentó.

Evalué con detenimiento cada detalle. No había nada que me indicara que otra mujer dormía aquí. Los colores, los muebles, la decoración. Todo era masculino y elegante. El estilo perfecto que identificaba a Luca.

—¿No duermen juntos?—pregunté.

Arremangó su camisa blanca hasta los codos y las venas en sus brazos se asomaron. Sus jeans estaban ajustados, mostrando la definición de sus piernas musculosas. No dejaría de admirar sus ojos grises. Había una profunda belleza que reflejaba el caos de la tormenta, pero también me daba calma.

—No—contestó de inmediato—. Isadora tiene su propia habitación en el otro extremo de los pasillos.

Pasé los dedos por algunos objetos y me detuve frente al armario. Le eché un breve vistazo a Luca por encima del hombro antes de abrirlo y mirar lo que había en el interior. Solo ropa masculina con una amplia colección que me dejó enamorada.

—Me gusta tu camiseta—Toqué la fina tela de lino.

—Se verá mucho mejor en ti.

Cerré el armario y avancé hacia las ventanas abiertas que conducían hacia el balcón. Las cortinas blancas se agitaron.

—Hay algo detrás de estas paredes —musité—. Es como si pudiera sentirlo.

—Oscuridad—respondió Luca—. También la sentí durante toda mi vida. Hay veces que no soporto estar aquí. Por eso me encanta escapar a Florencia.

La esquina de mi boca se levantó en una sonrisa.

—¿Todavía sigue en pie tu plan de vivir ahí?

—Es lo primero que haremos las próximas semanas.

—Fantástico.

Me atrajo hacia él y depositó un pequeño beso en mi frente.

—Ponte cómoda. Responderé algunas llamadas y luego regresaré a ti. La casa está a tu disposición.

Jugué con el cuello de su camisa, mirándolo con el ceño fruncido.

—Necesitas descansar. Prométeme que lo harás esta noche.

—Solo si duermes a mi lado.

—Hecho.

Puso un solo dedo bajo mi barbilla e inclinó mi rostro para poder besarme. Estaba disfrutando la experiencia de una relación casi normal. Sin miedos de mis sentimientos. Sin inseguridades.

—Estaré en mi oficina—dijo apartándose.

Asentí mientras se dirigió a la puerta y abandonó la habitación. Me tumbé en la cama con un resoplido cansado que sacudió los mechones oscuros fuera de mis mejillas. Me deprimía que gran parte de esa chispa optimista que caracterizaba a Luca se hubiera apagado. Necesitaba encenderlo nuevamente.

Toqué el colgante en mi cuello, pensando en lo caótico que había sido este día. La conversación con Isadora me tenía desconcertada, sobre todo, la resolución. Ahora estaba compartiendo la misma cama con su marido. ¿Desde cuándo me importaba la ridícula moral? Recordé la risita de Thiago y algo en mi pecho se oprimió. No quería que su infancia se viera afectada por mi presencia. Yo era dañina. Detente ahora, Alayna.

El Rey Oscuro [En Librerías]Where stories live. Discover now