Capítulo 20 👑

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Alayna

Sentí que mi ritmo cardíaco se aceleraba. La emoción se arremolinaba mientras me paré frente al espejo y examiné mi atuendo. La estilista había venido más temprano y escogió el vestido blanco. Era perfecto con un diseño elegante que se ajustaba a cada dimensión de mi cuerpo.

Tenía unas finas tiras que enseñaban una generosa cantidad de escote. Llegaba hasta el suelo, con una abertura abierta en mi muslo izquierdo dónde se encontraba enfundada el cuchillo que había robado de la cocina. La luz hizo que mi piel luciera más pálida y mis ojos azules brillaban como zafiros gracias al maquillaje oscuro.

Empujé los rizos sueltos detrás de mis hombros y me puse los guantes blancos que cubrían mis codos. Mis labios estaban pintados con un tinte rojo sangre que no tenía nada que ver con el modesto vestido. Todavía quería parecerme a mí misma. No sería la muñeca de trapo que los irlandeses esperaban.

Toqué el dije de mariposa que colgaba de mi cuello y suspiré. Mi ansiedad no tenía nada que ver con la fiesta. Era su presencia la que alteraba mi sistema. Hoy lo vería después de tres años y no sabía cómo reaccionar.

Estúpido príncipe.

¿Por qué seguía persiguiéndome a pesar de todo el dolor que le había causado? Yo no fui lo suficientemente valiente para luchar por nuestra relación. No merecía una segunda oportunidad a su lado, pero era egoísta y sí él me pedía volver lo tomaría sin dudar. Me aferraría a su mano y no lo soltaría nunca.

Estábamos atados el uno al otro y el destino volvió a reunirnos. Escapé de él en New York hacía semanas, pero hoy no quería huir. Ya no. Lo había intentado antes y fue inútil. Lo anhelaba con toda mi alma. Lo amaba tanto que dolía respirar sin Luca. Quería que su ausencia dejara de dolerme y la única manera era entregándome a mis sentimientos. Quería rendirme y convencerme a mí misma que merecía esto. Yo merecía ser feliz. Yo quería ser amada.

—Te ves absolutamente impresionante.

Estudié la forma de Declan parado detrás de mi espalda. Se veía muy guapo en su traje azul marino, cabello húmedo y un poco despeinado. Sostenía una pequeña caja entre sus largos dedos. Era de terciopelo y hecha para joyería. Las comisuras de mis labios se apretaron con irritación. No quería su tonto regalo. No quería nada de él.

—Sé que el collar de mariposa tiene un valor sentimental para ti así que escogí algo diferente.

Volví a mirar mi reflejo.

—Ahórratelo.

—Vamos, no seas orgullosa.

Abrió la caja a pesar de mis protestas y vi dos aretes de diamantes. Eran brillantes, bonitas y elegantes. No era un simple regalo de buena fe. Era una disculpa por su chantaje. La indignación se encendió en mi interior como una bengala y evité sus ojos. Este hombre me había mentido y me folló sin remordimientos.

—¿Qué piensas de mí cuando me ves? —pregunté.

Se acercó y colocó los aretes en mis orejas, ignorando la negación.

—Qué la muerte luce espectacular en un vestido blanco, Alayna.

Una sonrisa tiró de mis labios y me concentré en mi reflejo. Era todo lo que necesitaba oír.

«Te dejaré sin palabras, príncipe»

—Qué conmovedor—La voz de Derek provocó que nos apartáramos—. Cualquiera creería que ella es tuya, hermano.

Un tic resaltó en la mandíbula de Declan y me estremecí al ver a un desconocido ingresar a mi habitación. Tenía la contextura gruesa y el cabello negro atado en una coleta. Su nariz torcida parecía que había recibido demasiados golpes y cuando me miró le sostuve los ojos. Dio un paso adelante con una sonrisa cruel. Estaba aquí para vigilarme.

El Rey Oscuro [En Librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora